Celos, falta de autoestima

Vaya, se ha puesto de moda entre los celosos, achacar a la baja autoestima su problema de celos y no es así, eso, es una excusa para justificar los celos.
Soy celoso, porque tengo baja la autoestima y como no puedo subirla, porque no sé lo que es, sigo siendo celoso; y así estoy justificado y sigo fastidiando a mi pareja, hasta que se harte, encuentre alguien que le comprenda y se vaya con ella, con lo que además, tendrá, el celoso, la justificación de su fracaso: ¡Ya lo sabía yo!, si lo intuía, solo que la verdadera razón es que no hay quien viva al lado de un celoso.
He conocido mujeres de gran altura profesional, verdaderos sargentos de caballería, en su trabajo, mandando un grupo de trabajadores, que cuando están en pareja, son auténticas piltrafas incontrolables.
Los celos son un trastorno neurótico de la conducta afectiva, que determina un desconfianza patológica de la persona amada, de tal modo que todo lo que pueden hacer sin control personal y directo del celoso, les ponen de los nervios, se vuelven incontrolables y cualquier acción encaminada a demostrarles que están en un error implica una reacción absurda: si me dan explicaciones, qué habrá hecho que no explica; si no me dan explicaciones, que habrá hecho, que no puede explicar.
La trampa está en que el celoso sabe que sus "dudas" son ficticias y partiendo de una mentira pretende llegar a una verdad, de tal modo que como conoce la verdad, descubre la mentira, pues frecuentemente, el acosado, la pareja del celoso, trata de pintar el cuadro con colores pastel para no despertar los celos, con lo cual, lo que logra es ponerlo más celoso.
Es la pescadilla que se muerde la cola.
Se ha de autoimponer tolerancia "CERO" con sus celos, hablar con su pareja y llegar a conclusiones, y sobre todo autocastigarse si cae en la sospecha de su pareja.
Las personas han nacido para relacionarse entre si y no puede aislarse uno por no "ofender" a su celosa pareja, que es lo que pretende el celoso/a; solo él/ella, es capaz de hablar y relacionarse con una persona del otro sexo, sin extralimitarse de sus férreos límites que impone a su pareja, lo que además, frecuentemente, es, no solo imposible, es falso, el celoso se pasa varios pueblos y lo justifica como un castigo a su pareja, para que sienta en sus carnes, lo que él/ella siente.
Las escenitas son ridículas y penosas, no hay cuadro más patético que un celoso en pleno ataque de celos, solo que la parafernalia que despliega es digna de mejor empeño y lo que es peor, sufre y hace sufrir, por nada.
Ahora, no está de moda que los hombres sean celosos, como hace años, en que la honra familiar estaba en la entrepierna de las mujeres de la familia, pero, se ha trasladado a las mujeres, vía telenovelas hispanoamericanas, por lo que se ha producido un efecto mimético y de copia de modelos que están dando unos patrones de conducta estúpidos.
El destino final de los celosos, es su fracaso sentimental y la ruptura de la pareja con consecuencias graves, unas veces lo sufre más el celoso y generalmente, ambos.
Vivir al lado de un celosos es insufrible e insoportable y mientras el celosos se encuentra a gusto, su pareja, está en un sin vivir.
El remedio está en su mano, si acaso, con ayuda de su pareja y la posibilidad de recibir ayuda de un psicólogo, está bien pero, el trabajo lo ha de hacer el celoso, acudir a la consulta no resuelve el problema, y las consultas son largas y caras.
La sanidad pública ignoro si puede dar asistencia o no, en principio creo que no pues las consultas pueden durar meses y precisaría de una plantilla enorme.