¿Cómo modificar mis celos hacia el hijo de mi pareja?
No puedo sintentizar mi historia pero tratare de ser breve. Conocí a Mario (de 33 años) hace 4 años y en principio solo fuimos amigos. Hace un año y tres meses, nos besamos y comenzamos una relación de pareja con inmediata convivencia. El tiene tres hijos todos con diferentes mujeres, pero sólo tiene contacto con su ultimo hijo de nombre Joaquin que a la fecha tiene 6 años. Su régimen de visitas (establecido de común acuerdo con la madre del niño) es que los miércoles y un día del fin de semana (viernes o sábado) el nene pasa 24 horas con su papá. Cabe aclarar que yo no tengo hijos y tengo 36 años.
Ahora bien, al principio yo no tenía problemas con este vínculo, de hecho con el nene nos llevamos bien, salvo en algunos momentos en que mi predisposición no está a la altura de su demanda de atención. No obstante algunas veces su presencia en mi hogar me molestaba. Estoy acostumbrada a disponer libremente de mis espacios, mis tiempos con mi pareja y el niño, lógicamente, demandaba la atención de su papá, lo cual me importunaba por decirlo de alguna manera. También tuve muchas discusiones con Mario en oportunidades en que la madre del nene tenía que venir a buscarlo y no lo hacía por tres o cuatro días, lo que implicaba que el nene viviera con nosotros todo ese tiempo contra mi voluntad, ya que acepté la convivencia con el régimen de visitas existente al momento de iniciar mi pareja.
En abril de este año supe que estaba embarazada y al correr sólo unos días del embarazo, mi pareja me confesó su adicción a la cocaína y su predisposición a alejarse del consumo para tener un proyecto más sólido de familia y disfrutar tanto de nuestra relación como de nuestro hijo y del suyo (casi nunca habla de sus hijas y no tiene contacto con ellas)
En mayo perdí el embarazo y en julio el ha debido internarse en una comunidad terapéutica porque no podía luchar en la calle contra su adicción. Mario no tiene padres ni ningún otro vínculo sanguíneo que no sean sus hijos. Al momento de internarse prácticamente tampoco tenía amigos, así que como pareja asumí el rol de referente familiar para los avatares de su tratamiento. Este implica aislamiento continuo y sólo nos podemos ver una vez a la semana en que le permiten salir tan solo unas horas.
Como Mario extrañaba mucho a su hijo, y la madre del nene está en relación con el consumo con lo cual no puede tener contacto con ella a efectos del tratamiento, procuré llevar de visita al nene cuando se me permitía y siempre que no se alteraran mis responsabilidades, que con ausencia de Mario se vieron incrementadas. La madre del nene no cumplía con los horarios pactados, llegaba tarde, en fin... Opté por que la institución se hiciera cargo de generar los espacios para que Mario y su hijo se vieran y aunque costó mucho me desentendí del tema. No obstante la institución no hizo demasiado y Mario pasó más de un mes y medio sin ver a su hijo, y ante la simple mención que me hacía de él en ese tiempo en nuestras cortas salidas, a mi me innundaba la rabia, a punto tal de pedirle que no me nombrara más a su hijo, ya que yo no podía resolverle el tema y no tenia por que lidiar con ello. El punto es que la institución pretende que Mario visite a su hijo durante sus salidas que sólo son de 8 horas y que nos demandan casi 5 de viajes, por lo tanto verse con su hijo implica que no tengamos tiempo alguno para nosotros solos, mucho menos aún si el nene viene hasta nuestro hogar ya que además, hay que estar a la expectativa de que la madre llegue en su búsqueda a horario. Mario, sin embargo, ha preferido pasar sus salidas conmigo desde el principio y aunque extraña a su hijo y lo manifiesta permanentemente nunca me ha propuesto que lo visitemos.
Me cuesta mucho el proceso de internación de Mario, nuestra separación me produce mucha angustia y como soy una persona muy ansiosa no vivo esta situación en paz, ya que vivo pensando en el futuro. En cuando saldrá, como será nuestra relación en ese entonces, si se habrá recuperado o no y sobre todo, en si no querrá pasar más tiempo con su hijo, debido a todo el tiempo en que no lo vio. De la misma forma en que si la madre no pretenderá que su hijo se quede una temporada con nosotros, debido a que ella lo tuvo que tener todo este tiempo a su cargo. Estos sencillos pensamientos me carcomen la cordura poco a poco y cada vez que Mario habla del futuro se me representa esta situación y me enojo al punto de enfurecer.
Hace tiempo Mario me dijo que yo no era un ser egoísta y yo lo corregí. Le dije que había pocas cosas en las que era egoísta pero eran terminantes. Como ejemplo le puse el tema de la convivencia con su hijo, a lo que me respondió que yo sabía que existía la posibilidad de que Joaquín viviera algún día con él. Le contesté, así será, vivirá con vos pero no con nosotros. Se que esto le lastima pero es tal vez en el único caso en que antepongo mis necesidades a las suyas.
Hará unos días, le comenté que en el futuro (no es una idea reciente, sino que lleva larga data en mí) yo no quería vivir más en esta provincia, sino mudarme a otra en que la calidad de vida es un poco mejor... Inmediatamente me respondió que el no se quería ir tan lejos porque iba a extrañar a Joaquín... Le respondí que yo iba en busca de mis sueños y que no lo obligaba de manera alguna a seguirme porque son mis sueños... "si quieres venir todo bien, si no también. Elaboraremos la separación con tiempo y listo"... El me dijo "y si lo llevamos a Joaquín?", a lo que respondí que de ninguna manera, que yo no deseo vivir con su hijo.
Ambos estamos haciendo un gran esfuerzo para que Mario salga adelante. El saldrá fortalecido, puesto que en definitiva se habrá alejado de las drogas, pero yo siento que estoy dedicando mis esfuerzos solo por altruismo, ya que el día de mañana muy posiblemente sucedan estas cuestiones que nos llevaran a la separación. Vivo con mucha culpa mis sentimientos hacia su hijo, que entiendo son celos, pero aunque trato y me esfuerzo no puedo modificarlos... Los reprimo tanto que temo estar sintiendo odio hacia el nene, que jamás me hizo ningún daño ni yo a él, y aunque en un principio lo aceptaba hoy me provoca fobia.
No quiero perder a Mario, salvo que nuestros caminos deban tomar rumbos muy distantes, pero tampoco quiero sacrificar mis necesidades y mi estilo de vida en pues de las suyas... No sé como manejar el tema sin que me provoque una angustia desmedida. Aunque trato de ser honesta con él, tal vez evito ser demasiado franca porque mis sentimientos son muy crueles pero no puedo evitarlos... Me gustaría poder modificar mis actitudes pero no encuentro como. Estoy asistiendo a un terapeuta para sobrellevar la internación de Mario pero aún no ahondamos en este tema...
Quisiera conocer tu opinión, tu consejo o leer lo que tengas por decirme.
Ahora bien, al principio yo no tenía problemas con este vínculo, de hecho con el nene nos llevamos bien, salvo en algunos momentos en que mi predisposición no está a la altura de su demanda de atención. No obstante algunas veces su presencia en mi hogar me molestaba. Estoy acostumbrada a disponer libremente de mis espacios, mis tiempos con mi pareja y el niño, lógicamente, demandaba la atención de su papá, lo cual me importunaba por decirlo de alguna manera. También tuve muchas discusiones con Mario en oportunidades en que la madre del nene tenía que venir a buscarlo y no lo hacía por tres o cuatro días, lo que implicaba que el nene viviera con nosotros todo ese tiempo contra mi voluntad, ya que acepté la convivencia con el régimen de visitas existente al momento de iniciar mi pareja.
En abril de este año supe que estaba embarazada y al correr sólo unos días del embarazo, mi pareja me confesó su adicción a la cocaína y su predisposición a alejarse del consumo para tener un proyecto más sólido de familia y disfrutar tanto de nuestra relación como de nuestro hijo y del suyo (casi nunca habla de sus hijas y no tiene contacto con ellas)
En mayo perdí el embarazo y en julio el ha debido internarse en una comunidad terapéutica porque no podía luchar en la calle contra su adicción. Mario no tiene padres ni ningún otro vínculo sanguíneo que no sean sus hijos. Al momento de internarse prácticamente tampoco tenía amigos, así que como pareja asumí el rol de referente familiar para los avatares de su tratamiento. Este implica aislamiento continuo y sólo nos podemos ver una vez a la semana en que le permiten salir tan solo unas horas.
Como Mario extrañaba mucho a su hijo, y la madre del nene está en relación con el consumo con lo cual no puede tener contacto con ella a efectos del tratamiento, procuré llevar de visita al nene cuando se me permitía y siempre que no se alteraran mis responsabilidades, que con ausencia de Mario se vieron incrementadas. La madre del nene no cumplía con los horarios pactados, llegaba tarde, en fin... Opté por que la institución se hiciera cargo de generar los espacios para que Mario y su hijo se vieran y aunque costó mucho me desentendí del tema. No obstante la institución no hizo demasiado y Mario pasó más de un mes y medio sin ver a su hijo, y ante la simple mención que me hacía de él en ese tiempo en nuestras cortas salidas, a mi me innundaba la rabia, a punto tal de pedirle que no me nombrara más a su hijo, ya que yo no podía resolverle el tema y no tenia por que lidiar con ello. El punto es que la institución pretende que Mario visite a su hijo durante sus salidas que sólo son de 8 horas y que nos demandan casi 5 de viajes, por lo tanto verse con su hijo implica que no tengamos tiempo alguno para nosotros solos, mucho menos aún si el nene viene hasta nuestro hogar ya que además, hay que estar a la expectativa de que la madre llegue en su búsqueda a horario. Mario, sin embargo, ha preferido pasar sus salidas conmigo desde el principio y aunque extraña a su hijo y lo manifiesta permanentemente nunca me ha propuesto que lo visitemos.
Me cuesta mucho el proceso de internación de Mario, nuestra separación me produce mucha angustia y como soy una persona muy ansiosa no vivo esta situación en paz, ya que vivo pensando en el futuro. En cuando saldrá, como será nuestra relación en ese entonces, si se habrá recuperado o no y sobre todo, en si no querrá pasar más tiempo con su hijo, debido a todo el tiempo en que no lo vio. De la misma forma en que si la madre no pretenderá que su hijo se quede una temporada con nosotros, debido a que ella lo tuvo que tener todo este tiempo a su cargo. Estos sencillos pensamientos me carcomen la cordura poco a poco y cada vez que Mario habla del futuro se me representa esta situación y me enojo al punto de enfurecer.
Hace tiempo Mario me dijo que yo no era un ser egoísta y yo lo corregí. Le dije que había pocas cosas en las que era egoísta pero eran terminantes. Como ejemplo le puse el tema de la convivencia con su hijo, a lo que me respondió que yo sabía que existía la posibilidad de que Joaquín viviera algún día con él. Le contesté, así será, vivirá con vos pero no con nosotros. Se que esto le lastima pero es tal vez en el único caso en que antepongo mis necesidades a las suyas.
Hará unos días, le comenté que en el futuro (no es una idea reciente, sino que lleva larga data en mí) yo no quería vivir más en esta provincia, sino mudarme a otra en que la calidad de vida es un poco mejor... Inmediatamente me respondió que el no se quería ir tan lejos porque iba a extrañar a Joaquín... Le respondí que yo iba en busca de mis sueños y que no lo obligaba de manera alguna a seguirme porque son mis sueños... "si quieres venir todo bien, si no también. Elaboraremos la separación con tiempo y listo"... El me dijo "y si lo llevamos a Joaquín?", a lo que respondí que de ninguna manera, que yo no deseo vivir con su hijo.
Ambos estamos haciendo un gran esfuerzo para que Mario salga adelante. El saldrá fortalecido, puesto que en definitiva se habrá alejado de las drogas, pero yo siento que estoy dedicando mis esfuerzos solo por altruismo, ya que el día de mañana muy posiblemente sucedan estas cuestiones que nos llevaran a la separación. Vivo con mucha culpa mis sentimientos hacia su hijo, que entiendo son celos, pero aunque trato y me esfuerzo no puedo modificarlos... Los reprimo tanto que temo estar sintiendo odio hacia el nene, que jamás me hizo ningún daño ni yo a él, y aunque en un principio lo aceptaba hoy me provoca fobia.
No quiero perder a Mario, salvo que nuestros caminos deban tomar rumbos muy distantes, pero tampoco quiero sacrificar mis necesidades y mi estilo de vida en pues de las suyas... No sé como manejar el tema sin que me provoque una angustia desmedida. Aunque trato de ser honesta con él, tal vez evito ser demasiado franca porque mis sentimientos son muy crueles pero no puedo evitarlos... Me gustaría poder modificar mis actitudes pero no encuentro como. Estoy asistiendo a un terapeuta para sobrellevar la internación de Mario pero aún no ahondamos en este tema...
Quisiera conocer tu opinión, tu consejo o leer lo que tengas por decirme.
4 Respuestas
Respuesta de Karen Fagonde
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Respuesta de Jorge Herrera
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Respuesta de Clara uno
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Respuesta de sgdelaflor .
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