Zoroastro (c. 630-550 a.C.), profeta persa, fundador del zoroastrismo, también conocido por su nombre en persa antiguo, Zaratustra. Nació en el seno de una noble familia, los Spitama, en Airyana Vaejah (al este de Persia), probablemente durante el periodo precedente a la dinastía Aqueménida, aunque se han sugerido fechas anteriores. Se cree que fue sacerdote y que desde su juventud empezó a recibir las revelaciones de Ahora Mazda ('Señor de la sabiduría'). Sus conversaciones con esta divinidad, y sus dificultades para predicar, están recogidas en los Gathas, que forman parte del Avesta, principal texto sagrado del zoroastrismo. Al parecer, después de años de lucha con los sacerdotes de los cultos establecidos (periodo durante el cual realizó sus primeras conversiones, entre ellas las de sus propios familiares) logró el definitivo apoyo de Vishtaspa, rey de Chorasmia (en el actual Turkestán ruso). A partir de entonces, su religión se extendió. Prohibió los ritos orgiásticos que acompañaban a los sacrificios persas a los dioses, aunque mantuvo el culto al fuego. También prohibió el sacrificio a Ahriman y su séquito, antes divinidades subordinadas del panteón persa, que Zoroastro convirtió en los principios del mal de su nuevo credo. El país de Zoroastro era montañoso y sus habitantes vivían de la cría del ganado, que se consideraba sagrado. A través de su religión, quiso unir los rebaños para dificultar las actividades de los merodeadores, así como de los practicantes de ciertos cultos del sacrificio. La profundidad intelectual del zoroastrismo influyó en el pensamiento occidental, y Platón, Aristóteles y otros pensadores griegos se interesaron por sus doctrinas. También es probable que las ideas de Zoroastro influyeran en la demonología, la angelología y la escatología judeocristianas, pues se han apreciado influencias suyas en los manuales de disciplina incluidos en los Manuscritos del Mar Muerto. Su principal contribución consistió en la creación de un credo monoteísta de dualismo ético que sería exacerbado por los maestros posteriores. No negó la existencia del panteón tradicional persa, pero dejó claro que sólo Ahora Mazda era digno de culto. También declaró que uno de los hijos de Ahora Mazda, Ahriman, optó por convertirse en demonio, dividiendo así el mundo en los principios enfrentados del bien y el mal. Estos dos elementos prefiguran gran parte de la posterior especulación ética y religiosa universal.