Ashtoreth

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Ashtoreth.
Aunque Ashtoreth era una divinidad principalmente shemita, su origen se remonta a la Isla perdida de Kelka, como lo comprobaron los piratas de la Costa Negra Conan y Bêlit.
En medio de una feroz tempestad, la nave Tigres encalló a orillas de la isla, y los piratas fueron recibidos cordialmente por el sacerdote Akheba y la doncella Aluna, ambos servidores de la diosa Ashtoreth, que moraba en las altas torres del Palacio principal de la isla, según les informaron los anfitriones.
Akheba presentó ofrendas de oro a la pareja de corsarios, a cambio de que defendieran la isla del pirata Barachano Auro, que todos los años visitaba Kelka para cobrar tributos. Así lo hicieron, forzando a los piratas enemigos a huir. Conan y Bêlit, con toda su tripulación de corsarios negros, aceptaron la hospitalidad de Kelka.
Akheba narcotizó y encarceló a los piratas en las mazmorras de Palacio, pues los consideraba demasiado peligrosos para dejarlos libres, y les informó que serían sacrificados a Ashtoreth. Pero lograron escapar, por un pasadizo secreto descubierto por M'Gora.
Conan y Bêlit decidieron entrar a la ciudad, para cobrar el tesoro prometido por el scerdote, y se enteraron de que la doncella Aluna iba a ser sacrificada en su lugar. Entraron al templo para rescatarla, pero la hermosa joven ya estaba muerta. Su corazón había sido ofrendado a Ashtoreth.
Buscando a Akheba por los laberintos del Palacio, Conan y Bêlit encontraron a una hermosa muchacha encadenada, que entre lágrimas, les reveló que ella era Ashtoreth, y les contó su trágica historia.
La muchacha originalmente se llamaba Astarta, y era hija del Rey de una lejana y antigua tierra llamada Mu, situada al oeste de Kelka. Muy joven, fue ofrecida en matrimonio a un Dios marino cuyo nombre se había perdido en el tiempo. La noche de la ceremonia, la misteriosa deidad se apareció a la muchacha, y le concedió el don de la inmortalidad.
Con el tiempo, las doncellas envejecían y morían alrededor de Astarta, mientras ella permanecía siempre joven. Al hundirse el continente de la Atlántida, el cataclismo llegó hasta Mu, que fue engullida por las aguas. La muchacha fue salvada por su divino consorte, que la condujo hasta la lejana isla de Kelka, habitada por los descendientes del antiguo continente Thuranio, que la identificaron con la diosa Ashtoreth, surgida de las aguas del mar según las leyendas.
Temerosos de perder el poder con que sometían al pueblo por la presencia de la diosa, los sacerdotes la encadenaron y encerraron, y además le pusieron un encantamiento que evitaba que su voz fuera escuchada por el dios marino. Y así permaneció Astarta, llamada Ashtoreth, encerrada en las torres de Kelka a través de los siglos.
Mientras Astarta relataba esta historia a Conan y Bêlit, Auro y sus piratas barachanos volvieron a la ciudad y la invadieron. Akheba encontró a la diosa acompañada por la pareja de piratas, y ordenó a sus hombres que los mataran. Conan y Bêlit se defendieron, Akheba huyo, pero finalmente Bêlit lo atravesó con una lanza.
Con la muerte de Akheba, el encantamiento puesto sobre Ashtoreth se desvaneció, y la muchacha pudo invocar al Señor del Mar. El océano se embraveció como nunca lo había hecho en Kelka, tanto que destruyó el palacio y hundió la isla. Conan, Bêlit y sus corsarios lograron huir, al igual que Auro y los barachanos, tomando cada nave un rumbo distinto.