Las corrientes totalitarias en la Argentina tienen un larga tradición en la historia política de nuestro país. Investigadores como Loris Zanatta, Enrique Zuleta Alvarez y Sandra McGee Deutsch han mostrado en sus trabajos que particularmente la derecha tiene una importancia capital para el desarrollo de las ideas y los movimientos políticos contemporáneos. La derecha argentina ha influido a los dos partidos mayoritarios y también ha sido marginal en la política, según las épocas que se estudien. El período de entreguerras fue una etapa de grandes crisis y debates ideológicos: el liberalismo tradicional y el joven sistema democrático eran interpelados por la emergencia de los totalitarismo en Europa y su difusión planetaria. Refiriéndose al pensamiento contrarrevolucionario en la Argentina, Sandra McGee Deutsch ha definido a esta corriente como: . "[...] Implica una oposición radical al liberalismo, la democracia, el feminismo y varias formas de izquierdismo; en otras palabras, ideologías que disuelven las jerarquías tradicionales y los particularismos, y así socavan los viejos y conocidos estilos de vida. El resultado de tales ideologías, de acuerdo con los contrarrevolucionarios, es la destrucción de los vínculos personales y, eventualmente, el orden social. En contraste con sus oponentes ideológicos, los contrarrevolucionarios procuraron promover la estabilidad y su visión de la sociedad a través del fortalecimiento de la familia, la moral, la religión, la autoridad, la propiedad, las lealtades étnicas y el nacionalismo." Según la autora citada, existen continuidades y permanencias en esta tradición política que sugieren puntos de contacto entre las manifestaciones derechistas de las primeras décadas del siglo y las más cercanas en el tiempo. Siguiendo este enfoque, presentamos esta primera entrega de documentos fotográficos. . La Legión Cívica Argentina es uno de los emergentes de la reacción política y social que significó el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930. Esta reacción estaba encabezada por los sectores más tradicionales y conservadores de la sociedad, que veían en la crítica situación económica en que se hallaba el gobierno de Hipólito Yrigoyen los síntomas de su decadencia. Alejados de la administración nacional por efecto del voto universal y secreto, los conservadores encontraron en el quiebre del sistema democrático la vía para reinstalarse en el gobierno. Este grupo adquirió ribetes de banda paramilitar alentado por el gobierno de facto del general Uriburu, afín a las ideas totalitarias en boga en el viejo continente. En el clima de época de entonces, la nación estaba amenazada por ideologías disgregadoras -las variantes de izquierda- y los ciudadanos debían armarse para su defensa. Así nació la Legión. Su principal objetivo era vigilar y reprimir el accionar de los trabajadores; en esta tarea no estuvo sola y tuvo un antecedente: la Liga Patriótica Argentina, otro grupo de ultraderecha.