¿Erotomanía?

Buenos días.
Resulta que estuve leyendo en internet sobre la erotomanía y me llamó potencialmente la atención por la historia que voy a narrar a continuación.
Hace dos años, tuve un profesor del cual me "enamoré". En aquel entonces yo tenía 17 años y él era bastante mayor que yo; además, para colmo de males, casado y con un hijo (aunque he de aclarar que de esto me enteré mucho más adelante cuando él mismo lo comentó porque no llevaba anillo de bodas).
Apenas lo vi me encantó físicamente y me cautivó por su inteligencia. De a poco me fui enamorando de él y, por consiguiente, fanataseaba con él gran parte del día. A su vez, por ciertas miradas, llegué a creer que él gustaba de mí.
Tiempo después por casualidad, supongo, el comentó que era casado y que tenía un hijo, lo cual para mí fue un baldazo de agua fría porque básicamente yo seguía enamorada de él y el me transmitía "señales" que me demostraban que gustaba de mí, aunque no estaba del todo convencida de esto último: era y soy consciente de que yo las percibía así porque deseaba que fuese real pero la intención de él la desconocía obviamente.
Pasó el tiempo y paulatinamente dejé de interesarme en él y superé la cuestión, cuando me di cuenta que obviamente amaba a su familia y, de última, sino lo hacía eso no significaría que automáticamente se enamorara de mí.
Terminado el año lectivo, no volví a verlo.
Hoy en día, viéndolo desde la distancia, comprendo que era un amor no correspondido.
Bueno, la pregunta es la siguiente: ¿Sufriré de erotomanía?
PD: Quiero aclarar que jamás tuve un delirio en el cual estaba convencida de que él salía conmigo o me hacía regalos o dejaba a la esposa y al hijo por mí, ni tampoco creía a ciencia cierta que gustaba de mí o que me amaba ni nada por el estilo: lo sospechaba sí, por sus gestos y miradas pero no estaba segura de ello.
Nunca se me ocurrió expersarle mis sentimientos. Así como tampoco jamás se me dio por ir hasta su casa o verlo fuera del ámbito del liceo. Ni mucho menos experimenté sentimientos de odio hacia su familia, ni deseos de destruirla ni nada que se le asemeje. Simplemente me enamoré de él, fantasié con él y llegué a creer que por ciertas miradas ese amor podría llegar a ser correspondido y, finalmente, poco tiempo después superé la situación hasta el punto de reírme de mi misma por haber llegado a creer que en algún futuro el podía enamorarse de mí o que de hecho en aquel momento gustaba de mi.