El objetivo principal de esta respuesta es indicar las situaciones en las que es altamente recomendable desactivar la estabilización de imagen en nuestras cámaras.
Para ello empezaremos recordando qué es la estabilización de imagen, los diferentes tipos que podemos encontrar y cuándo utilizarla.
¿Qué es la estabilización de imagen en fotografía?
Por definición, la estabilización de imagen permite reducir la trepidación de la cámara que suele producirse a velocidades de obturación bajas (de 1/80 en adelante) o cuando utilizamos focales largas (a partir de 120-150mm). Es decir, nos va a ayudar a que nuestras capturas sean más nítidas cuando disparamos sin trípodes ni apoyos a velocidades y focales que, sin la estabilización, aparecerían movidas.
Una conocida regla en fotografía es aquella que dice que si queremos evitar que la fotos salgan movidas no debemos disparar por debajo del equivalente en tiempo de la distancia focal a la que estamos disparando, es decir, si usamos un tele de 500mm deberíamos disparar al menos a 1/500 de segundo, si usamos un 50mm, más rápido de 1/50s y así sucesivamente.
Si utilizamos la estabilización de imagen podremos romper esta regla y ser más versátiles en las velocidades a las que realizamos la captura.
De hecho, en ocasiones suele confundirse la estabilización con la capacidad para “congelar” una imagen en movimiento, algo que no tiene nada que ver y que dependerá exclusivamente de la velocidad de obturación, por lo que los objetos en movimiento seguirán saliendo poco nítidos tengamos o no estabilización si la velocidad de obturación no es la adecuada.
Existen dos alternativas principales en términos de estabilización de imagen:
- Estabilización en el objetivo: normalmente se sirve de dos giróscopos controlados electromagnéticamente que desplazan la posición de una lente flotante de forma ortogonal al eje óptico a lo largo de los planos horizontales y verticales de la imagen en la dirección opuesta al movimiento de la cámara, neutralizando así la vibración. Depende de la tecnología y modelo empleado en cada cámara, pero por regla general el sistema realiza medidas de la posición unas 4.000 veces por segundo, lo que se traduce en una corrección prácticamente en tiempo real de la vibración
- Estabilización en la cámara: la corrección de la posición se realiza mediante pequeños desplazamientos del sensor de la cámara, independientemente del objetivo montado. Este sistema suele ser más económico pero menos efectivo que la estabilización en el objetivo.
¿Cómo se identifica la estabilización y qué modos podemos encontrar?
La identificación suele corresponderse con unas siglas concretas en cada marca, de ahí que en Nikon lo encontremos como VR (Vibration Reduction), en Canon como IS (Image Stabilization), en Tamron como VC (Vibration Compensation) o como Mega IOS en Leica o Panasonic.
Además de las tecnologías también podemos encontrarnos con diferentes modos de funcionamiento, siendo los más habituales los modos “Activo” (indicado cuando nos encontramos en movimiento en algún vehículo como un tren o barco) y “Pasivo” (indicado para disparos en los que nos encontramos estáticos.
¿Cuándo no utilizar la estabilización de imagen?
Cuando usamos un trípode.
Es quizás la situación en la que más perjudicial puede resultar tener la estabilización activada puesto que, aunque parezca un contrasentido, la foto puede aparecer muy movida.
La explicación reside en el fenómeno conocido como retroalimentación positiva consistente en que, cuando la cámara está estable en un trípode o apoyo, el sistema detecta las vibraciones del propio sistema de estabilización amplificándolas una y otra vez impidiendo determinar la posición ideal de la lente flotante.
Algunos sistemas de estabilización tienen un modo específico para el trípode, pero lo más aconsejable es desconectar el sistema de estabilización cuando tengamos la cámara estable en algún soporte.
Cuando disparamos en modo Ráfaga
Normalmente cuando disparamos ráfagas manejamos tiempos de exposición cortos, de ahí que el sistema de estabilización no aporte más que retraso en la captura de cada una de las tomas. Por tanto, es otra de las situaciones en las que es recomendable desactivarlo.
Uso de batería
El sistema de estabilización utiliza energía de nuestra cámara, por lo que si lo mantenemos apagado cuando no haga falta alargaremos la cantidad de disparos que podremos realizar.
Conclusión
El estabilizador de imagen es un gran avance, pero solemos dejarlo siempre conectado siempre (yo lo hacía) y puede jugarnos malas pasadas, sobre todo con la nitidez de nuestras fotografías cuando disparemos con un trípode. Tampoco será recomendable su uso para disparos en modo ráfaga.
Tatopagao. - Rober Chispas