I. Hola compañero, sí, disculpa, un monitor de suelo o "cuña", me temo que no tengo la menor idea sobre esos modelos, tendría que guiarte otra persona que los conozca.
Estoy viendo distintos modelos desde tiendas especializas pero desconozco qué modelo es mejor, esto puede servir de guía igualmente (imagino),
https://www.unionmusical.es/373-monitor-de-suelo-autoamplificado
https://www.thomann.de/es/tc_helicon_voicesolo_fx150.htm?glp=1&gclid=CMCNsLOjvNECFUeeGwod84oKSQ
Algo de información básica. Lamento no poder guiarte.
Monitores de suelo
La opción tradicional desde los años 70 es el monitor de suelo. También llamados cuñas, hasta hace bien poco parte de la importancia de una banda se medía por el número de ellas que tenían sobre el escenario: “mira, tienen dos cuñas por cada músico… ¡Guau!”.
Lo normal es que, al menos una, haya en hasta el local más parco: aunque tu guitarra solo se escuche por tu ampli, al cantante le tenéis que oír (o él tiene que hacerlo, al menos) sobre el escenario de algún modo. Pero lo ideal, lo que hace que uno empiece a sentir que está tocando en sitios “como si fuera un profesional” es tener una por músico. De esta forma, y en función de la mesa de monitores de la sala (si la hay) o del número de auxiliares del FOH (si no la hay), cada uno puede tener su propia mezcla. O, al menos, alguna compartida con compañeros que necesiten escuchar más o menos lo mismo que uno mismo.
La ventaja de los monitores es grande: puedes combinar lo que escuchas por la cuña con lo que sale de tu propio ampli, equilibrando la presión sonora sin perder definición; en escenarios medianos, tendrás normalmente siempre alguna fuente de sonido en la posición en la que estés, a no ser que te comportes como Slash en los buenos tiempos de Guns N’ Roses, intentando batir el record de millas recorridas durante cada show; y las pruebas de sonido suelen ser relativamente rápidas.
Lo malo es que, a veces, los monitores son o pocos, o de dudosa calidad. Hay quien no se corta y lleva su propio monitor a un concierto, especialmente si se trata de guitarristas que han adoptado el paradigma digital de la emulación. Pero no solo: también cantantes que necesitan escucharse realmente bien, bajistas preocupados por perderse en la mezcla de monitores, o bateristas que quieren asegurarse de tener una cuña para sí mismos (algo que a veces no parece estar entre las prioridades de una sala… de conciertos).