La ecología integral es una actitud ecológica radical que quiere luchar por un cambio de las ideas profundas que sostienen la civilización actual y configuran nuestra relación con la naturaleza, relación que nos ha llevado a la situación actual que roza el desastre y nos puede llevar a una catástrofe. La ecología integral cuestiona toda una serie de aspectos de nuestro mundo: la importancia absoluta que tienen los problemas económico-materiales; la posibilidad de un crecimiento sostenido e ilimitado; la creencia de que la tecnología podrá resolver todos los problemas; un sistema económico que no cuantifica ni valora los costes ecológicos; la gran ignorancia sobre la complejidad de la vida; la sacralidad de la materia y la fuerza espiritual del universo.
Llegar a descubrir la ecología integral significa captar esos motivos más profundos, los que van a la raíz y descubrir la ecología como un camino integral de sabiduría para la realización personal, social y espiritual. Con la ecología integral podremos vivir en plenitud, armónicamente, en comunión con todo lo que existe.
La espiritualidad ya existente en nosotros, porque somos espíritus desde el principio. Para que se active necesita una chispa transmitida por el hilo conductor de la experiencia profunda de todo lo que nos rodea.
A veces se dice que la superficialidad y el mercantilismo de nuestra época han hecho que sea muy difícil alcanzar lo espiritual, como si los medios para inducir lo espiritual faltara o se hubieran hecho escasos. Creo que esto no es totalmente cierto.
Vivimos rodeados de estímulos capaces de evocar la espiritualidad, aunque su prominencia y efectividad se vean disminuidos por la barahúnda de nuestro ambiente y por la falta de marcos de referencia sistemáticos dentro de los cuales su acción pueda ser efectiva.
La contemplación de la naturaleza, la reflexión sobre los descubrimientos científicos y la experiencia del gran arte, pueden ser, en el contexto apropiado, efectivos estímulos emocionalmente competentes tras lo espiritual…
Es claro, sin embargo, que el tipo de experiencias espirituales a las que aludo, no son equivalentes a una religión. Carecen del armazón, como resultado de lo cual carecen también del alcance y la grandeza que atraen a tantos seres humanos a la religión organizada. Los ritos ceremoniales y la congregación compartida crean efectivamente gamas de experiencia espiritual diferentes de la de la variedad privada”.
Como ya lo hemos expresado: Esta búsqueda de sentido y de armonía constituye el elemento “espiritual” y auténticamente religioso del hombre, que no incluye necesariamente y conscientemente un Dios personal o una religión. La plenitud humana integra lo somático, lo psíquico y lo espiritual, no basta lo psicosomático.