Entonces se trata de un quiste radicular es el más frecuente del grupo de quistes odontogénicos inflamatorios de origen odontológico. Se origina a partir de una lesión pulpar, es decir, del nervio del diente, que alcanza el tejido periodontal de la parte apical del diente (parte superior de la raíz dental), denominado granuloma apical.
El quiste radicular se compone a partir del resto de origen odontogénico (restos de tejido dental), formando islotes de tejido que se fusionan creando la cavidad quística. Según su tamaño pueden, cursar o no con sintomatología facial, aparición de trayectos fistulosos, desplazamiento de dientes adyacentes y afectación de regiones anatómicas cercanas.
El quiste radicular odontogénico tiene mayor prevalencia en los dientes del sector anterior del maxilar superior y en los del sector posterior de la mandíbula. La localización de la lesión es de especial importancia para evaluar la proximidad que tiene con estructuras orales vecinas como para establecer un correcto plan de tratamiento.
El quiste periapical se diagnostica radiográficamente, se observa un área de radiolúcida redondeada u oval, de bordes bien definidos, localizada con más frecuencia en el ápice (raíz) de los dientes.
El tratamiento consiste en la exéresis del quiste y el tratamiento de conductos (endodoncia) o la extracción del diente afectado cuando la lesión es de grandes dimensiones o no hay un buen pronóstico para conservar el diente infectado.
Los quistes radiculares pueden alcanzar tamaños relativamente grandes, convirtiendo el abordaje quirúrgico en una técnica minuciosa, donde es imprescindible la conservación máxima de hueso y la máxima eliminación de tejido quístico, para evitar la aparición de posibles quistes residuales posteriores.
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