Rene Descartesdiscurso del método

En cuanto al genio maligno. Descartes, basándose en la razón, sostenía que una entidad de la perfección de Dios, por su propia definición, no podía incluir un engaño. Tal cosa iría en contra del propio concepto de perfección. Es decir, parte de la perfección, consiste en que aquello perfecto, sea verdad. De no ser así, el propio concepto de perfección se extinguiría. Por otra parte, la perfección debe basarse en algo y ese algo ha de existir. Dicho de otro modo, racionalmente, sería incongruente que tuviéramos tal sentido de perfección sin que tal perfección existiese, lo que invalida la posibilidad de que tal perfección pueda ser un invento nuestro. La piedra angular de nuestra existencia, que para Descartes, era la razón, no podría existir si su mayor concepto, la perfección, estuviera basado en un ideal falso. De esto, Descartes entiende que todo lo que percibimos es tal cual se nos presenta y que no hay dobleces en ello, no es ni un engaño ni otra cosa. El engaño en todo caso está en el ser humano. Como habrás visto, se terminan fusionando el concepto de Razón y el de Dios, que a priori no tenían relación, sin embargo, es a través de la comprensión de la propia razón (su poder y aquello que puede comprender) lo que termina por evidenciar en Descartes que Dios existe y además, que su naturaleza es perfecta, o sea, verdadera y sincera.

Descartes, también decía que lo que sabemos de las cosas, no es por sus propiedades aparentes sino que viene de nuestro entendimiento. Es decir, el ser humano percibe a través de sus sentidos pero si eso cobra sentido es solo gracias a su entendimiento. El ser humano "comprende" lo que ve, lo que oye, toca, etc. Ese entendimiento es lo que le proporciona la noción de lo que son las cosas y no los sentidos. De ahí lo de la cera. Sabemos que la cera es cera porque comprendemos lo que ocurre cuando prendemos una vela. Así pues, aunque se desfigure su forma y mengue su tamaño, o desprenda calor, no por ello perdemos la noción de lo que es. En analogía con el ser humano, hay que comprender lo que somos al margen de lo que en apariencia podamos parecer. Esta comprensión es lo que nos dice la verdadera naturaleza de las cosas, lo que son. Es a través de este conocimiento, que Descartes pudo afirmar que en el ser humano se pueden discernir claramente dos partes, el cuerpo y el alma.