Durante mucho tiempo los antibióticos fueron considerados los grandes villanos de las mujeres que tomaban pastillas anticonceptivas. La falta de estudios científicos desarrollados exclusivamente para medir la interacción entre antibióticos y las pastillas, asociada a relatos puntuales de falla de anticonceptivos orales después del uso de determinados antibióticos, ayudó a crear, incluso dentro de la propia clase médica, el mito de que no se podía mezclar antibióticos y anticonceptivos hormonales.
Muchos médicos hasta hoy se sienten incómodos en prescribir algunos antibióticos, tales como amoxicilina, metronidazol o tetraciclina, para mujeres en edad fértil y en uso de anticonceptivos hormonales.
Este riesgo hipotético nunca se basó en evidencias científicas robustas, pero en estudios no controlados y teorías no comprobadas. Por ejemplo, antibióticos como la ampicilina y la amoxicilina eran considerados peligrosos para quien tomaba la píldora anticonceptiva simplemente porque había un riesgo teórico de una alteración en la flora bacteriana intestinal que provocase una reducción en la absorción de las hormonas estrógeno y progesterona por los intestinos. Pese al riesgo teórico, ningún estudio había indagado lo que realmente ocurría con las mujeres que tomaban la pastilla y la amoxicilina juntas. Por más que una teoría presente sentido, es preciso probar en la práctica que ella está correcta.
La medicina basada en evidencias ganó espacio en relación al que podemos llamar “medicina basada en teorías”. Desde la década de 1990, el número de trabajos publicados sobre mujeres que usaban antibióticos junto con la píldora anticonceptivas aumentó exponencialmente, y, actualmente, tenemos mucho más seguridad para emitir opiniones sobre los riesgos de la asociación de antibióticos con los anticonceptivos hormonales, sean ellos bajo la forma de píldoras, implantes, adhesivos o inyecciones.
La amplia literatura científica, solamente un tipo de antibiótico puede ser realmente considerado responsable de la reducción de la efectividad de los anticonceptivos hormonales: la Rifampicina (y su derivado Rifabutina). Salvo la Rifampicina, ninguno –sí, ninguno– otro antibiótico presentó, en los diferentes estudios, cualquier signo de que pudiese disminuir la efectividad de la pastilla anticonceptiva.
Por lo tanto, bajo el punto de vista estrictamente científico, no hay pruebas de que la gran mayoría de los antibióticos disminuya la efectividad de los anticonceptivos hormonales, incluyendo la píldora del día después.
Esto significa que, actualmente, no hay base científica para indicar ningún tipo de cuidado adicional para las pacientes en Tratamiento Hormonal Anticonceptivo (THA) que precisan ser tratadas con cualquier otro antibiótico.
Es importante señalar que las mujeres con alguna infección y en uso de antibióticos pueden presentar retraso menstrual. Pero esto no significa que el antibiótico está influenciando directamente en el sistema hormonal de forma a disminuir la efectividad de la pastilla anticonceptiva.
Algunas mujeres pueden presentar sangrado vaginal de escape durante el uso de antibióticos. Esto no es un indicio de falla de la píldora ni una reducción relevante de los niveles de hormonas circulantes. Los estudios demuestran que estas mujeres que presentan sangrado de escape no presentan mayor riesgo de quedarse embarazadas de forma no intencional.
Si el no hacer la semana de descanso te va a dar más tranquilidad, puedes hacerlo, tu periodo menstrual se moverá y ese deberá ser el único efecto de no hacer el descanso, si se presenta alguna molestia adicional, como dolor de cabeza o cólicos recomiendo una consulta con el ginecólogo para una adecuada valoración.