Soy un hombre de 50 y me enamoré de un joven de 25 años, ¿Qué puedo hacer para salir de este laberinto?

Tengo 50 años y hace dos años conocí a un joven de 25. Es refinado, cortés, elegante, deportista, aseado, sensible. Vive solo y a menudo me ha invitado a su casa para conversar algunos temas que nos ocupan en común en el plano de la educación. Nos comenzamos a ver frecuentemente. Nada que ver con el tema citas o algo por el estilo. Nos llevamos muy bien y hemos tocado todo tipo de temas juntos. A ambos nos gusta la música, pasear y cocinar, de hecho lo hemos hecho un par de veces juntos y cenamos de maravillas acompañados de buena música y un buen vino. A menudo mientras cenamos o conversamos nuestras miradas se cruzan por un tiempo por encima de lo normal. La última vez nos miramos sin decir palabra por cerca de 15 minutos. Sus ojos estaban fijos en los míos, chispeantes, sugerentes y sus labios esbozaban una sonrisa de un millón de dólares. Su respiración parecía acelerarse y mi corazón saltaba en mi pecho casi con intención de salirse de él. Yo me sentí atraído por él desde un primer momento. Tengo en claro que es heterosexual, ha salido con varias chicas y tenido sexo con algunas. Yo soy un hombre casado. Él bien podría ser mi hijo. Me relata siempre cuando sueña algo que lo perturba o incluso sueños de connotaciones sexuales. Me habla de sus inseguridades y temores con total franqueza. En un par de ocasiones mientras lo escuchaba cuando me comentaba algunas situaciones tristes y dolorosas que le han tocado vivir, rompió a llorar y cuando le extendí mis brazos se avalanzó sobre mí y me sostuvo fuertemente abrazado por casi una hora, acurrucado sobre mi pecho. De tanto en tanto suspiraba profundamente y cuando le pregunté por qué lo hacía, me respondío que se sentía muy bien y muy a gusto en mis brazos, contenido, en suma paz. Otra vez estábamos sentados a la mesa y en una situación semejante se sentó sobre mi regazo casi durante media hora. Cuando se incorporó noté en su entrepierna una erección que lo llevó a apresurarse para darme la espalda y enfrentar el lavabo de la cocina para ocultar el penoso episodio. En otra ocasión yo estaba reclinado sobre su sofá y él se acostó a mi lado dejando reposar su cabeza sobe mí. Yo me sentí sumamente feliz de poder consolarle y servirle de apoyo. Un par de veces aludiendo que su tristeza lo ha llevado a somatizar en su cuerpo ciertas sensaciones, como por ejemplo que sus manos o pies se enfrían excesivamente, me pidió que tomara sus manos entre las mías para poder comprobarlo y me dejó tomárselas por largo tiempo sin mosquearse. En otra ocasión me pidió si podía masajearle sus pies, cosa que hice con sumo agrado intentando discimular mi excitación. Él se siente siempre muy reconfortado con mi amistad y en alguna ocasión me dijo que me veía como un padre. Yo me siento destruido por dentro. Despierto pensando en él. Al acostarme él es en lo único que pienso mientras me arrebata el sueño. Me encantaría tener sexo con él. Sólo imaginar verle desnudo me enloquece. Quisiera poder besarle, acariciarle de otra manera. En esas ocasiones cuando nos abrazamos por largo rato a lo más que he atinado es a darle un beso un poco más prolongado de lo normal en su mejilla. La semana pasada cenando juntos nos miramos por largo rato. Su mirada cala profundamente la mía. Yo hago lo propio con él. Nos sonreímos mutuamente sin siquiera sonrojarnos por ello. En reiteradas ocasiones me habla de su necesidad de una mujer y de las veces que ha conocido a alguna nueva joven. A ambos nos agrada en extremo estar juntos. Me manda mensajes de texto invitándome al cine o simplemente a caminar. Mi corazón se acelera al pensar en él. No sé qué hacer. Me gustaría preguntarle si verdaderamente siente algo por mí, si está confundido, o si podríamos ser otra cosa más que amigos. Pero temo perder esta gran y profunda amistad y por otro lado me atormenta terriblemente la culpa, por estar viviendo todo esto a espaldas de mi esposa. Me siento el hombre más infeliz y desdichado del mundo. He estado incluso pensando en posibilidades extremas como quitarme la vida, pero no tengo el valor para hacerlo. Amo a mi esposa, y este joven podría ser mi hijo, pero sin lugar a dudas ha cautivado mi corazón. No sé si siente algo por mí, si me ve solo como un padre, si me usa de terapeuta gratuito, si lo que cuenta sobre su gusto por las mujeres es solo con el afán de provocarme o si realmente es heterosexual. ¿Es esto lo que se conoce como „bromance“ o es acaso pura y profunda amistad con la necesidad de tenernos mutuamente? Si alguien puede llegar a comprenderme agradecería una sincera respuesta.

Respuesta

Es muy difícil darte una respuesta la verdad, ya que es algo complicado pero hablaré desde mi punto de vista. Considero que debes a toda costa apartar esos pensamientos que tienes, se que es complicado ya que expresas que él te a veces te provoca pero debes empezar a mantener cierta distancia y comienza a trazar limites; dices que él te ve como a un padre, pues empieza a verlo como a un hijo y esfuérzate al máximo para solo verlo así, y que cada muestra de cariño que el uno le de al otro se mantenga dentro del margen del cariño que un padre le daría a su hijo y viceversa que NO PASE DE HAY. Trata de reemplazar los pensamientos lujuriosos que tienes con él con tu esposa, dices que la amas pues tenla siempre en tu cabeza y no dejes que este chico ocupe espacio en tu cabeza más del necesario. La verdad este último consejo me es difícil darlo pero si vez que las cosas solo se complican más y que no eres capaz de quitar esos pensamientos o sentimientos de tu interior, creo que lo mejor por muy doloroso que sea para ambos es que dejes de verlo...
Eso es lo que te puedo decir, tal vez te ayude o tal vez no, si no te sirve espero que alguien te pueda dar la respuesta que buscas, mientras tanto te deseo mucha suerte

¡Gracias! Muchas gracias por responder con la isma sinceridad y claridad con la que yo mismo me he expresado. Había contemplado esa salida también de poner una distancia en medio, por doloroso que resulte. Lo que más me preocupa es la confusión de mi corazón a mi edad. De adolescente y joven solía tener las cosas del corazón mucho más claras. Gracias nuevamente por tu interés en responder.

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