Me imagino que sigues enamorada de él, y la decisión que has tomado no ha sido del todo recta, ya que toda decisión, sobre todo una importante, tiene que tomarse según Dios, según el amor de verdad, guiándose uno por la caridad; y tú dices que lo dejaste porque no te hace bien.
Yo te recomendaría replantearte la situación. Para ello lo primero que te recomiendo es asegurarte de estar en gracia de Dios (si se ha perdido la gracia de Dios después del Bautismo, lo cual se pierde con un solo pecado mortal, se puede recuperar con la Confesión Sacramental, segunda tabla de salvación); y estando en gracia de Dios esforzarte en la vivir la caridad que es el amor de verdad, por supuesto que cumpliendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia, ayudándote de los Sacramentos y la oración.
En la oración puedes ir viendo qué opina Dios de todo esto, cuál es Su Sapientísima Voluntad al respecto; puedes pensar en el bien de verdad de este chico; si hizo daño, piensa tú en hacerle el bien, dándole buen ejemplo, etc. Ni que decir tiene que si te esfuerzas en hacer el bien, eso es muy bueno para ti. Una vez habiéndote esforzado en amar de verdad, estando en gracia de Dios, podrás ver mucho mejor la situación, al también haberle ayudado a él a guiarse por el bien, a vivir la virtud, y a estar en gracia de Dios. Si finalmente decidieses lo mismo, seguro que lo verías de otra forma, al estar segura de tu decisión, y sin duda que tendrías que atender en la vida a otros asuntos, al no vivir para ti misma, sino que pensar en hacer el bien con tu vida.