Por un lado, aceptamos que nada puede viajar a mayor velocidad que la luz. Existe la propiedad de la localidad, en el sentido de que algo que ocurre en un lugar no debería influir sobre sucesos alejados a no ser que se intercambie una señal de un lugar a otro (como máximo a la velocidad de la luz) que pueda generar un cambio en este último.
Para sucesos o secuencias de señales emitidas cuya distancia en el espacio sea superior a lo que pudiese recorrer la luz, la información que pueda producir cada uno de ellos será totalmente independiente de los demás, es decir que ninguno la recibirá antes de emitir la propia. No habrá conectividad posible.
De acuerdo con las transformaciones exigidas por la teoría electromagnética, el orden absoluto de sucesión de dos acontecimiento en el tiempo carece de sentido. Ese orden podrá ser invertido para observadores que se muevan, con relación a los primeros, pero siempre a velocidades inferiores a la de la luz.
Aparte, si dos sucesos están unidos por una relación causa-efecto nunca podrán ser invertidos. Seria una incongruencia.