Anónimo
Los estudios están acabando con mi salud mental. No estoy bien.
Estoy estudiando/haciendo deberes desde que llego del instituto hasta que anochece. Cuándo no me ha dado tiempo para hacer los deberes o tengo un examen me levanto a las 5 de la mañana o antes. Ya he intentado técnicas de estudio para que vaya más rápido haciendo los deberes pero nada me funciona. Todos me dicen que no lo abandone ahora ya que estoy en el trimestre más importante, pero no puedo más.
No estoy estresada sólo ahora, estoy estresada desde que empecé el curso, sumado a mis inseguridades, problemas familiares, traumas infantiles, ideas suicidas... Se lo digo a mis padres para buscar algo de apoyo y lo único que me dicen es que el trabajo es peor cuando ellos nunca han estado en mi lugar...
No tengo amigos verdaderos y no sé a quién decírselo, mi hermana me dijo que yo no estaba estresada y siquiera vive conmigo...
Tengo tres opciones, dejar los estudios, lo cuál no puedo hacer ya que mis padres me matarían, seguir con los estudios, tal vez lo podría hacer si fuera al psicólogo, lo cuál no, y suicidarme, que tampoco puedo hacerlo por mis padres. No sé que hacer.
Ni siquiera me dan ganas de vivir cuando estoy en vacaciones porque sé que tarde o temprano tendré que volver al instituto.
1 respuesta
Sí o sí tienes que visitar al psicólogo, pero mientras eso ocurre vas a realizar tres cambios en tu vida diaria: 1.Reducirás drásticamente el consumo de aparatos tecnológicos y redes sociales e incrementarás exponencialmente la lectura. 2.Harás voluntariado mínimo 4 horas por semana. 3.Todas las noches antes de acostarte harás una oración agradeciendo en día que se te entregó y pidiendo que Dios guie tus pasos y en la mañana antes de levantarte también harás oración agradeciendo en día que se te entrega.
Es importante que sepas de que Dios estoy hablando: Dios es Dios, Dios es el único y eterno, en ese Dios existen y coexisten todas las criaturas de universo creado e increado, ese Dios es el principio y el fin de todas las cosas, ese Dios es el alfa y el omega. Ese Dios no está presente en esas religiones de garaje o grandes edificaciones o en esas religiones de bolsillo en la que sus líderes espirituales exhiben sus rancios libros sagrados para llenarse los bolsillos de plata con el diezmo de sus seguidores o sus fieles o sus devotos o sus ovejas, etc., etc., etc.