La hija del espantapájaros es de María Gripe.
De María Gripe se ha dicho que su obra, más que dirigida a niños o jóvenes, va hacia cualquier lector, trasciende las fronteras de la edad y cala en los sentimientos del ser humano para llamarlo al diálogo y para abrir interrogantes eternas para su imaginación. Esta creadora nació en 1923, en Estocolmo, y desde pequeña fue admiradora de los cuentos de Andersen. Sus primeros libros para niños, publicados a mediados de los años cincuenta, no resultaron especialmente significativos. Sin embargo, en la década del sesenta ella inicia una vigorosa renovación temática y formal con libros como El papá de noche, Hugo y Josefina y el ciclo de cinco novelas que tienen como protagonista al niño Elvis Karlsson. Luego vendrían historias como La hija del espantapájaros, Los hijos del vidriero, El país de más allá, El rey y la cabeza de turco, Los escarabajos vuelan al atardecer, Agnes Cecilia, El túnel de cristal y La sombra sobre el banco de piedra.
María Gripe estudió filosofía e historia de las religiones en la Universidad de Estocolmo. Contrajo matrimonio con el ilustrador Herald Gripe, quien realiza los dibujos de sus libros para niños y jóvenes. En 1963 recibe el premio Nils Holgerson, creado por los bibliotecarios suecos para estimular a los mejores autores de libros para niños de su país. En sus libros encontramos distintas vertientes. Por una parte, los relatos que toman como centro temático la realidad contemporánea en que se desarrollan los niños y adolescentes suecos, sus relaciones con los demás miembros de la familia, con sus compañeros de escuela y maestros, con la sociedad en general. El divorcio, el poco tiempo que dedican los padres a los hijos, la incomunicación, la necesidad de ternura y de diálogo, son algunos de los asuntos que aborda con criticismo. Por otra parte, están sus historias de atmósfera sobrenatural, que incursionan en el terreno de lo parapsicológico y lo extrasensorial.
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