Las flores del mal
Hola! Tengo que hacer un trabajo para la facultad sobre cómo veo yo el tema de la muerte en la obra de Baudelaire "Las flores del mal". Me estoy leyendo el libro, pero no comprendo los poemas por la complejidad con la que esbribía este autor. Todo lo que me puedas decir sobre esto me servirá. Gracias!
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Respuesta de kryanstar
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kryanstar, Licenciada en la Vida
Aparecidas inicialmente en 1859, Las flores del mal (Les fleurs du mal) recogen la práctica totalidad de la poesía en verso que escribiera Charles Baudelaire (1821-1867), ¿poeta qué revolucionó las bases y los resultados de la poesía francesa moderna y? ¿A su través? Los de toda la poesía europea. ¿Su amigo y maestro Théophile Gautier (romántico precursor del simbolismo) escribió un artículo sobre Las flores del mal? ¿Al poco de su aparición? Donde hablaba de un fisson nouveau (un temblor nuevo) en la poesía francesa.
Era cierto. Esa primera edición tuvo problemas con la censura, ¿qué mandó retirar? ¿Por obscenos? Algunos poemas, de contenido o alabanza lésbicos, que en las ediciones posteriores aparecerían bajo el rótulo de Pièces condamnées, o sea poemas condenados. En una primera intención, Baudelaire pensó titular su libro Las lesbianas. Partiendo de una cosmovisión romántica, en la que el artista es el desclasado por antonomasia de la sociedad burguesa (que predica el Bien, su Bien, como basamento del orden del mundo) Baudelaire, desalentado por esa sociedad filistea y obtusa, prefiere el camino del Mal, que no sería a la postre, sino una manera distinta del Bien.
Nace así el malditismo, la búsqueda de la autodestrucción, la inmolación sacral del artista como víctima. Su afición, queridamente amoral, al ajenjo, a la lujuria, a un desorden sensual en que terminará viendo, además, un modo de inspiración. ¿A todo ese malditismo? ¿Tema de la nueva poesía? Hay que añadir una escrupulosa y magnífica perfección formal, un ritmo que ensaya novedades y una manera de adjetivar, ruptural y rotunda, esteticista y simbolista, que potencia y embellece la novedad y el talento de ese nuevo temblor, que hace de Baudelaire, no solamente un poeta de primerísima fila, sino el padre directo o indirecto de toda la moderna poesía occidental. De él nacen Rimbaud y Verlaine, pero también Mallarmé, Apollinaire y hasta T. S. Eliot. Sin Baudelaire la poesía actual no sería la que conocemos.
¿Durante toda su vida Baudelaire siguió aumentando Les fleurs du mal cuya tercera y definitiva edición apareció en diciembre de 1868? ¿Algo más de un año tras la muerte de su autor? Con prefacio de Gautier, al que iba dedicada. Poemas como Lesbos, Los gatos, ¿La cabellera o Don Juan en los Infiernos? ¿Entre tantísimos? Cantan la arrogancia dandi del maldito, su hipersensibilidad, su distiguido amor por lo raro, su espiritual sed de lujuria, su ansia de derrocar tabúes para llegar, ¿al fin y casi imposiblemente? ¿El buen burgués no perdona? A un mundo perfecto, sensual y lujoso, sin clero y sin policía.
El juego de las sinestesias, los perfumes que hablan y los colores que sienten forman parte del inmenso legado que se debe a este libro capital cuyo sagrado malditismo llenó la literatura de entresiglos, y es el mismo mal que respira en el titulo, a veces poco entendido, de Manuel Machado, El mal poema. El mal sacro de los hijos y nietos de Baudelaire, a quien no puede desdeñar poeta ninguno. Hablamos de un genio.
En 1840 Baudelaire se matricula en la Facultad de Derecho. Comienza a frecuentar a la juventud literaria del Barrio Latino y conoce a nuevas amistades, como Gustave Levavaasseur y Ernest Prarond. También entabla amistad con Gerard de Nerval, de Sainte Beuve, de Théodore de Banville y Balzac. Intima con Louis Ménard, que se dedica a la taxidermia y vivisección de animales.
Jeanne Duval, amante de Baudelarie cuando éste tenía 21 años. Es retratada por Édouard Manet.
Aumentar
Jeanne Duval, amante de Baudelarie cuando éste tenía 21 años. Es retratada por Édouard Manet.
Comienza a llevar una vida despreocupada, con constantes altercados con la familia por su adicción a las drogas y el ambiente bohemio. Frecuenta prostíbulos y mantiene relaciones con Sarah, una prostituta judía del Barrio Latino. Charles la denomina La Louchette (la bizca). Además de torcer la vista, era calva. Probablemente fue ella quien le contagió la sífilis. En Las flores del mal, Baudelaire se refiere a Sarah en un poema, probablemente escrito en el momento en que dejó de verla asiduamente y reanudara sus relaciones con Jeanne Duval.
Une nuit que j'étais près d'une affreuse Juive,
Comme au long d'un cadavre un cadavre étendu,
Je me pris à songer près de ce corps vendu
A la triste beauté dont mon désir se prive
(Una noche en que estaba con una horrible judía
Como un cadáver tendido junto a otro, pensaba
Al lado de aquel cuerpo vendido, en esta triste
Belleza de la cual mi deseo se priva).
La conducta de Baudelaire horroriza a su familia. Su padre adoptivo, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el joven Baudelaire, que rechaza entrar en la carrera diplomática, trata de distanciarle de los ambientes bohemios de París. En marzo de 1841 un consejo de familia le envía a Burdeos para que embarque hacia los Mares del Sur, a bordo del paquebote comandado por Sauer. En la travesía, que duró dieciocho meses, viajó hasta Calcuta en compañía de comerciantes y oficiales del Ejército.
De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas.
Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: El Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e impuso la concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria. Fue así mismo pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Richard Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él así mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
Últimos años
Tumba de Baudelaire en Montparnasse
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:
Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras: inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.
Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos. El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, Le Figaro había publicado algunos textos bajo el titulo de El esplín de París). En esta época también vieron la luz los Paraísos artificiales (1858-1860), en los cuales se percibe una notable influencia de De Quincey; el estudio Richard Wagner et Tannhäuser à Paris, aparecido en la Revue européenne en 1861; y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys publicado por Le Figaro en 1863.
En 1864 viaja a Bélgica y residirá dos años en Bruselas. Allí intenta ganarse la vida dictando conferencias sobre arte, pero son un fracaso. En la primavera se encuentra con su editor. Sólo consigue dar tres conferencias sobre Delacroix, Gautier y Los paraísos artificiales, con escasa asistencia de público. Intenta una edición de su obra completa, pero fracasa y se venga de la falta de aceptación escribiendo un panfleto titulado ¡Pobre Bélgica!. La sífilis que padecía le causó un primer conato de parálisis (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejia, que arrastraría hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur. Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla pero lúcido hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse junto a la tumba de su padrastro. Su epistolario se publicó en 1872, los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo), en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939. Charles Baudelaire es considerado el padre, o, mejor dicho, el gran profeta, de la poesía moderna.
Un abrazo
Era cierto. Esa primera edición tuvo problemas con la censura, ¿qué mandó retirar? ¿Por obscenos? Algunos poemas, de contenido o alabanza lésbicos, que en las ediciones posteriores aparecerían bajo el rótulo de Pièces condamnées, o sea poemas condenados. En una primera intención, Baudelaire pensó titular su libro Las lesbianas. Partiendo de una cosmovisión romántica, en la que el artista es el desclasado por antonomasia de la sociedad burguesa (que predica el Bien, su Bien, como basamento del orden del mundo) Baudelaire, desalentado por esa sociedad filistea y obtusa, prefiere el camino del Mal, que no sería a la postre, sino una manera distinta del Bien.
Nace así el malditismo, la búsqueda de la autodestrucción, la inmolación sacral del artista como víctima. Su afición, queridamente amoral, al ajenjo, a la lujuria, a un desorden sensual en que terminará viendo, además, un modo de inspiración. ¿A todo ese malditismo? ¿Tema de la nueva poesía? Hay que añadir una escrupulosa y magnífica perfección formal, un ritmo que ensaya novedades y una manera de adjetivar, ruptural y rotunda, esteticista y simbolista, que potencia y embellece la novedad y el talento de ese nuevo temblor, que hace de Baudelaire, no solamente un poeta de primerísima fila, sino el padre directo o indirecto de toda la moderna poesía occidental. De él nacen Rimbaud y Verlaine, pero también Mallarmé, Apollinaire y hasta T. S. Eliot. Sin Baudelaire la poesía actual no sería la que conocemos.
¿Durante toda su vida Baudelaire siguió aumentando Les fleurs du mal cuya tercera y definitiva edición apareció en diciembre de 1868? ¿Algo más de un año tras la muerte de su autor? Con prefacio de Gautier, al que iba dedicada. Poemas como Lesbos, Los gatos, ¿La cabellera o Don Juan en los Infiernos? ¿Entre tantísimos? Cantan la arrogancia dandi del maldito, su hipersensibilidad, su distiguido amor por lo raro, su espiritual sed de lujuria, su ansia de derrocar tabúes para llegar, ¿al fin y casi imposiblemente? ¿El buen burgués no perdona? A un mundo perfecto, sensual y lujoso, sin clero y sin policía.
El juego de las sinestesias, los perfumes que hablan y los colores que sienten forman parte del inmenso legado que se debe a este libro capital cuyo sagrado malditismo llenó la literatura de entresiglos, y es el mismo mal que respira en el titulo, a veces poco entendido, de Manuel Machado, El mal poema. El mal sacro de los hijos y nietos de Baudelaire, a quien no puede desdeñar poeta ninguno. Hablamos de un genio.
En 1840 Baudelaire se matricula en la Facultad de Derecho. Comienza a frecuentar a la juventud literaria del Barrio Latino y conoce a nuevas amistades, como Gustave Levavaasseur y Ernest Prarond. También entabla amistad con Gerard de Nerval, de Sainte Beuve, de Théodore de Banville y Balzac. Intima con Louis Ménard, que se dedica a la taxidermia y vivisección de animales.
Jeanne Duval, amante de Baudelarie cuando éste tenía 21 años. Es retratada por Édouard Manet.
Aumentar
Jeanne Duval, amante de Baudelarie cuando éste tenía 21 años. Es retratada por Édouard Manet.
Comienza a llevar una vida despreocupada, con constantes altercados con la familia por su adicción a las drogas y el ambiente bohemio. Frecuenta prostíbulos y mantiene relaciones con Sarah, una prostituta judía del Barrio Latino. Charles la denomina La Louchette (la bizca). Además de torcer la vista, era calva. Probablemente fue ella quien le contagió la sífilis. En Las flores del mal, Baudelaire se refiere a Sarah en un poema, probablemente escrito en el momento en que dejó de verla asiduamente y reanudara sus relaciones con Jeanne Duval.
Une nuit que j'étais près d'une affreuse Juive,
Comme au long d'un cadavre un cadavre étendu,
Je me pris à songer près de ce corps vendu
A la triste beauté dont mon désir se prive
(Una noche en que estaba con una horrible judía
Como un cadáver tendido junto a otro, pensaba
Al lado de aquel cuerpo vendido, en esta triste
Belleza de la cual mi deseo se priva).
La conducta de Baudelaire horroriza a su familia. Su padre adoptivo, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el joven Baudelaire, que rechaza entrar en la carrera diplomática, trata de distanciarle de los ambientes bohemios de París. En marzo de 1841 un consejo de familia le envía a Burdeos para que embarque hacia los Mares del Sur, a bordo del paquebote comandado por Sauer. En la travesía, que duró dieciocho meses, viajó hasta Calcuta en compañía de comerciantes y oficiales del Ejército.
De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas.
Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: El Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e impuso la concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria. Fue así mismo pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Richard Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él así mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
Últimos años
Tumba de Baudelaire en Montparnasse
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:
Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras: inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.
Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos. El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, Le Figaro había publicado algunos textos bajo el titulo de El esplín de París). En esta época también vieron la luz los Paraísos artificiales (1858-1860), en los cuales se percibe una notable influencia de De Quincey; el estudio Richard Wagner et Tannhäuser à Paris, aparecido en la Revue européenne en 1861; y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys publicado por Le Figaro en 1863.
En 1864 viaja a Bélgica y residirá dos años en Bruselas. Allí intenta ganarse la vida dictando conferencias sobre arte, pero son un fracaso. En la primavera se encuentra con su editor. Sólo consigue dar tres conferencias sobre Delacroix, Gautier y Los paraísos artificiales, con escasa asistencia de público. Intenta una edición de su obra completa, pero fracasa y se venga de la falta de aceptación escribiendo un panfleto titulado ¡Pobre Bélgica!. La sífilis que padecía le causó un primer conato de parálisis (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejia, que arrastraría hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur. Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla pero lúcido hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse junto a la tumba de su padrastro. Su epistolario se publicó en 1872, los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo), en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939. Charles Baudelaire es considerado el padre, o, mejor dicho, el gran profeta, de la poesía moderna.
Un abrazo
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