Narcisos

Me dirijo a ti para consultarle una duda que tengo sobre narcisos.
Tengo un pequeño jardín que en primavera se llena de narcisos, la pega es que cuando la flor se marchita las hojas permanecen frescas aún mucho tiempo y no dejan hacer a las pequeñas plantas que pongo a su alrededor, en otros jardines he visto que después de florecer cortan las hojas a 2 centímetros del suelo, para que floreccan las plantas cercanas. Mi pregunta es la siguiente:
¿Se perjudica el bulbo si se cortan las hojas cuando están aún verdes?
Tengo costumbre de no sacar el bulbo de la tierra, ¿es perjudicial esto?

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Todos los jardineros expertos saben que una buena norma es cortar las flores cuando empiezan a marchitarse. De esta forma se evita a la planta el esfuerzo de llevar a cabo la fructificación y la formación de semillas, procesos que requieren un gasto energético considerable y que sólo son necesarios cuando se desea lograr la reproducción.
Otro cuidado importante, con frecuencia olvidado, es el de respetar el follaje hasta que se haya marchitado completamente. De esta forma la planta tiene el tiempo y la oportunidad de almacenar en los órganos subterráneos las sutancias de reserva necesarias. Durante la época de floración se necesitan muchos recursos energéticos que sólo se pueden compensar mediante la actividad fotosíntétíca de las hojas.
Cabe mencionar, por otra parte, las especies más delicadas, que han de extraerse del terreno en otoño y replantarse en primavera, una vez pasado el peligro de heladas. Entre éstas se cuentan Ac¡Danthera, Crocosmia, Gloriosa, Tigridia, etc.
Acabada la fase vegetativa, y antes de que lleguen los rigores invernales, bulbos, tubérculos, cormos, rizomas y raíces tuberízadas de las especies delicadas deben extraerse y resguardarse hasta la primavera siguiente.
En todos los casos, no obstante, los bulbos y los demás órganos subterráneos han de dejarse secar durante diez días en un ambiente bien ventilado, para posteriormente proceder a su selección, limpieza, tratamiento preventivo con fungicida y reubicación en cajas bajas de madera, abiertas y llenas de turba o vermiculíta.
Es importante evitar que se toquen entre ellas, con el fin de impedir que se produzcan fenómenos de marcescen­cia, Por Otra parte, es conveniente protegerlos de los ratones, por ejemplo con una red metálica.
La habitación debería tener, dependiendo de los casos, una temperatura comprendida entre 5-7 °C, suficiente para conservar las raíces tuberosas de las dalias, y entre 13-14 °C para Achímenes, o hasta 17-18 °C para muchas iridáceas y amarilidáceas (como Acídanthera, Tigridía, Vallotta, etc.) originarias de países con pocas variaciones térmicas a lo largo del año y que no suelen tolerar descensos bruscos de temperatura.
Suerte y un saludo de jardinmania.

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