Poda de rosales
Vivo en mardelplata y tengo unos cuantos rosales que me gustaría podar, quisiera que, en lo posible, me brindaras alguna orientación sobre, época de poda, forma de corte, tallos que cortar, etc.
Desde ya muy agradecido.
Desde ya muy agradecido.
Respuesta de magnum3000
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magnum3000, Ing.Agronomo especializado en paisajismo, plantas ornamentales,...
Te metisme (o me metiste) en uno de las polémicas más grandes que existen en jardinería, pues nadie se pone de acuerdo, aunque creo que hay reglas "inamovibles" según mi experiencia.
Vayamos por pasos...
El grupo de los míticos rosales es tan amplio como las diferentes maneras de podarlos en el caso de que lo requieran, de acuerdo con los variados casos que puedan presentarse. Estos van desde los minúsculos rosales llamados "miniatura" y sus formas híbridas, hasta los enormes rosales enredadera como las rosas Banksiana frecuentemente cultivadas en Buenos Aires. Estos son muy longevos y los hemos visto recorrer uno de los primeros jardines creados en la ciudad bonaerense de Pigüé, de árbol en árbol cubriendo algunos cientos de metros cuadrados.
ÉPOCA. La poda se sugiere realizarla en los meses sin "r", vale decir mayo, junio, julio y agosto. Dentro de este periodo se diferencian una poda temprana de una poda tardía. Un rosal podado temprano adelantará su brotación de primavera y puede recomendarse para variedades de rosales resistentes a las heladas o en cultivos protegidos, bajo vidrio o muy reparados. Las variedades nuevas en el jardín, por prudencia, conviene podarlas en agosto.
Razones para podar un rosal de jardín:
Generalmente las tres a cinco ramas principales o primarias, abiertas, crean una estructura denominada "vaso" y la idea es que el sol y aire lleguen al interior de la misma. Por ello, las ramas dirigidas al interior de ese vaso son suprimidas y raleadas desde su origen en las ramas principales. Las causas que sugieren la poda son las siguientes:
? La copa del rosal debe ser equilibrada. Por diferentes razones, como el asoleamiento, la planta suele desarrollarse más en los lugares más iluminados. En tal caso, estas ramas deben achicarse lográndose una copa equilibrada.
? En otros casos, la competencia de plantas vecinas, puede ser la causa de que la copa crezca más de un lado que del otro.
? En otros casos pueden observarse roturas causadas por el paso de la cortadora de césped, o de perros, o la pelota de fútbol.
? Finalmente, puede tratarse de un rosal malformado desde su origen, sea este un gajo o un ejemplar injertado.
? Ramas secas, quebradas o lastimadas. Estas, así como también aquellas que se tocan entre sí, y por ello sus cortezas presentan heridas, posibles puertas de entrada para problemas sanitarios. Cuando dos ramas están demasiado cerca, una de ellas debe ser raleada, o acortada, según sea el caso.
Si un rosal no se podara, año tras año adquiriría un volumen mayor, ocupando un espacio que, a lo mejor, no fue el previsto.
De pie bajo. Desde un punto de vista practico, son los rosales de jardín más comunes. La poda de invierno, o poda seca, de rosales "Iceberg", variedad de flores blancas muy difundida en Buenos Aires.
Rosales débiles. Conviene podarlos muy levemente, apenas un despunte, o, directamente no podarlos, evitando las heridas. El consejo es trabajar sobre las causas que lo debilitan: falta de sol, mal suelo, errores en el riego, competencia de otras plantas, exceso de temperaturas en verano, parásitos, u otras.
Rosales enredadera. Su hábito de crecimiento exige una poda larga y tendiente a despejar el centro, equilibrar, suprimir ramas supernumerarias, enfermas o lastimadas.
Conviene evitar la presencia de flores pasadas. En ellas la planta gasta energía para producir semillas sin interés para el jardinero. Sí en cambio interesa la producción de raíces y de una copa fuerte.
El corte de la flor pasada debe efectuarse lo antes posible y, en principio, se cortará inmediatamente por debajo de la flor. Un corte más largo, de veinte centímetros o más, debilitaría la planta. Las manchas oscuras en hojas que, por falta de bajas temperaturas aún no han caído, es el signo de una enfermedad producida por el hongo Diplocarpon rosae, causante de la mancha negra del rosal. Para su control pueden usarse funguicidas sistémicos preventivos aplicados en el suelo, tipo fungicap.
Frecuentemente, a partir del material podado de los rosales se eligen ramas del diámetro de un lápiz y un largo de 30 cm para preparar gajos. El corte inferior se realiza en forma horizontal e inmediatamente por debajo de un nudo. Los gajos pueden reunirse como si fuera un atado de espárragos, atando con hilo arriba y abajo del conjunto. Este atado se entierra al pie de una pared orientada al sur, que por ello suele ser húmeda y fría. Al enterrar, se dejan afuera 5 cm y se riega hasta la primavera, cuando se observarán las yemas hinchadas. Entonces se desentierra el atado de gajos que habrán emitido raíces en su parte inferior o, por lo menos, podrá observarse un callo que cierra la herida del corte y representa el paso previo a la emisión de raíces. Puede haber un tercer grupo de gajos que no formaron raíces ni callo y que es descartado.
Los gajos enraizados o con callo se plantan en tierra preparada en contenedores o en un surco, hasta que adquieran un tamaño adecuado para ser plantados en el lugar definitivo. Esta técnica ahorra tiempo y trabajo si se la compara con la plantación habitual de gajos de rosal directamente en surcos o macetas, donde el espacio a cuidar es más vulnerable. Destacamos que la técnica descrita también se aplica para multiplicar otras plantas leñosas que, como el rosal, pierden sus hojas en invierno.
Manejo de las ramas de madera. Los rosales, sobre todo las variedades de flores rojas, pueden ser muy vigorosos y mostrar una tendencia a emitir ramas gruesas, de crecimiento vertical y entrenudos muy largos. Ellas son los chupones o ramas de madera, que no dan flores y se consideran hipervegetativas. El jardinero debe debilitarlas para transformarlas en ramas fértiles o floríferas y para ello cuenta con dos maneras de intervenir que son el acortamiento de dichas ramas, por un lado, y llevarlas hacia la horizontal (inclinarlas), por el otro. La primera decisión es la más común y el acortamiento será, según los casos, del orden del 50%. Para la segunda opción, aplicable especialmente en rosales enredadera, deberá conducirse sobre alguna reja o pared que facilite la inclinación mencionada.
Poda corta. Significa acortar las ramas primarias, o principales, conservando en ellas sólo tres o cinco yemas. Aunque disminuye la cantidad, con esta poda se logran flores pero gran tamaño, calidad y cantidad y se recomienda para expositores y exhibiciones. Para el jardín familiar se aconsejan podas más largas, donde el acortamiento es de un 40%. La poda corta se usa en variedades vigorosas y cultivadas en suelo de muy fértiles. No se recomienda para el grupo de las rosas amarillas que son más débiles que las variedades rojas, blancas y rosadas. Recordemos que el amarillo en esta planta es recesivo y que para obtener cultivares de este color tuvieron que aplicarse técnicas de selección muy severas, donde las formas obtenidas no alcanzan el vigor del típico color rojo del rosal. Por ello la poda de las rosas amarillas será más larga que la habitual.
El pie de las rosas injertadas. Si se observaran brotes provenientes del portainjertos (parte silvestre del rosal), deben ser suprimidos desde su nacimiento apenas descubiertos.
La posición de las yemas. Las mismas son alternas, a diferencia de lo que sucede en otras plantas donde las yemas son opuestas, es decir enfrentadas unas a otras. Al podar una rama de rosal siempre se cortará por encima de una yema orientada hacia el exterior de la mata.
Bases fisiológicas de la poda. La yema apical o terminal de un tallo, domina, inhibe el crecimiento y desarrollo de las yemas situadas por debajo de ella. Los nutrientes y la energía son aprovechados principalmente por dicha yema apical que crece con mayor intensidad que los meristemas inferiores dominados. Al podar y, por ello, eliminar la primitiva yema apical, se convierte en apical una yema que no lo era. Esta nueva yema dominante comparte su dominancia con las yemas próximas y así la planta luego se ramificará y reiterará a la altura en que el podador cortó. A veces, por error, se cree que podando la parte superior el árbol brotará en su base. En principio la planta brota y se reitera donde se cortó.
¿Un aspecto MUY IMPORTANTE es el de mantener las tijeras de podar muy bien afiladas a fin de evitar? ¿Pellizcos? Cada corte debe hacerse 6 mm por encima de una yema latente, sesgado hacia el otro lado del tallo de modo que el extremo superior del corte quede al nivel de la yema.
La poda en ángulo impide que se acumule el agua en la zona de corte, lo que acarrearía enfermedades o sería motivo de congelación en invierno, dañando el leño. Escoja una yema que crezca hacia fuera, a fin de que el posterior crecimiento no se dirija hacia dentro aglomerándose en el centro de la planta; de este modo se fomentarían plagas y enfermedades en verano y resultarían perjudicados el follaje y las flores.
Cualquier parte leñosa enferma, muerta o congelada debe cortarse. Cuando se corta un leño sano, aparece un color verde crema. Si, por el contrario, está enfermo, siga cortando hasta llegar al tallo sano o córtelo por completo.
Cuando vaya a podar rosales póngase un par de guantes viejos y fuertes, de lo contrario se enfrentará a un doloroso ejercicio.
Una vez que los rosales hayan sido podados es una buena práctica la de fumigarlos con algún fungicida, especialmente en las zonas de corte. Recordemos que estas heridas son un lugar fácil por donde pueden meterse hongos y bacterias, causando a veces enfermedades irreparables.
Espero que tus rosales, para el año que viene se encuentren en perfecto estado y llenos de flores. ¿Quizá pueda hacerme una disparada a? ¿La Feliz? ¿Y ver como enduvo la cosa? ¿Ja, ja?
Saludos cordiales, Marcelo.
PD: cualquier duda no puntualices aún, sé más específico así podre ampliar la respuesta. Vaya una aclaración para los gabitantes del hemisferio norte: las épocas de poda son justamente los meses contrarios a los enunciados aquí...
Vayamos por pasos...
El grupo de los míticos rosales es tan amplio como las diferentes maneras de podarlos en el caso de que lo requieran, de acuerdo con los variados casos que puedan presentarse. Estos van desde los minúsculos rosales llamados "miniatura" y sus formas híbridas, hasta los enormes rosales enredadera como las rosas Banksiana frecuentemente cultivadas en Buenos Aires. Estos son muy longevos y los hemos visto recorrer uno de los primeros jardines creados en la ciudad bonaerense de Pigüé, de árbol en árbol cubriendo algunos cientos de metros cuadrados.
ÉPOCA. La poda se sugiere realizarla en los meses sin "r", vale decir mayo, junio, julio y agosto. Dentro de este periodo se diferencian una poda temprana de una poda tardía. Un rosal podado temprano adelantará su brotación de primavera y puede recomendarse para variedades de rosales resistentes a las heladas o en cultivos protegidos, bajo vidrio o muy reparados. Las variedades nuevas en el jardín, por prudencia, conviene podarlas en agosto.
Razones para podar un rosal de jardín:
Generalmente las tres a cinco ramas principales o primarias, abiertas, crean una estructura denominada "vaso" y la idea es que el sol y aire lleguen al interior de la misma. Por ello, las ramas dirigidas al interior de ese vaso son suprimidas y raleadas desde su origen en las ramas principales. Las causas que sugieren la poda son las siguientes:
? La copa del rosal debe ser equilibrada. Por diferentes razones, como el asoleamiento, la planta suele desarrollarse más en los lugares más iluminados. En tal caso, estas ramas deben achicarse lográndose una copa equilibrada.
? En otros casos, la competencia de plantas vecinas, puede ser la causa de que la copa crezca más de un lado que del otro.
? En otros casos pueden observarse roturas causadas por el paso de la cortadora de césped, o de perros, o la pelota de fútbol.
? Finalmente, puede tratarse de un rosal malformado desde su origen, sea este un gajo o un ejemplar injertado.
? Ramas secas, quebradas o lastimadas. Estas, así como también aquellas que se tocan entre sí, y por ello sus cortezas presentan heridas, posibles puertas de entrada para problemas sanitarios. Cuando dos ramas están demasiado cerca, una de ellas debe ser raleada, o acortada, según sea el caso.
Si un rosal no se podara, año tras año adquiriría un volumen mayor, ocupando un espacio que, a lo mejor, no fue el previsto.
De pie bajo. Desde un punto de vista practico, son los rosales de jardín más comunes. La poda de invierno, o poda seca, de rosales "Iceberg", variedad de flores blancas muy difundida en Buenos Aires.
Rosales débiles. Conviene podarlos muy levemente, apenas un despunte, o, directamente no podarlos, evitando las heridas. El consejo es trabajar sobre las causas que lo debilitan: falta de sol, mal suelo, errores en el riego, competencia de otras plantas, exceso de temperaturas en verano, parásitos, u otras.
Rosales enredadera. Su hábito de crecimiento exige una poda larga y tendiente a despejar el centro, equilibrar, suprimir ramas supernumerarias, enfermas o lastimadas.
Conviene evitar la presencia de flores pasadas. En ellas la planta gasta energía para producir semillas sin interés para el jardinero. Sí en cambio interesa la producción de raíces y de una copa fuerte.
El corte de la flor pasada debe efectuarse lo antes posible y, en principio, se cortará inmediatamente por debajo de la flor. Un corte más largo, de veinte centímetros o más, debilitaría la planta. Las manchas oscuras en hojas que, por falta de bajas temperaturas aún no han caído, es el signo de una enfermedad producida por el hongo Diplocarpon rosae, causante de la mancha negra del rosal. Para su control pueden usarse funguicidas sistémicos preventivos aplicados en el suelo, tipo fungicap.
Frecuentemente, a partir del material podado de los rosales se eligen ramas del diámetro de un lápiz y un largo de 30 cm para preparar gajos. El corte inferior se realiza en forma horizontal e inmediatamente por debajo de un nudo. Los gajos pueden reunirse como si fuera un atado de espárragos, atando con hilo arriba y abajo del conjunto. Este atado se entierra al pie de una pared orientada al sur, que por ello suele ser húmeda y fría. Al enterrar, se dejan afuera 5 cm y se riega hasta la primavera, cuando se observarán las yemas hinchadas. Entonces se desentierra el atado de gajos que habrán emitido raíces en su parte inferior o, por lo menos, podrá observarse un callo que cierra la herida del corte y representa el paso previo a la emisión de raíces. Puede haber un tercer grupo de gajos que no formaron raíces ni callo y que es descartado.
Los gajos enraizados o con callo se plantan en tierra preparada en contenedores o en un surco, hasta que adquieran un tamaño adecuado para ser plantados en el lugar definitivo. Esta técnica ahorra tiempo y trabajo si se la compara con la plantación habitual de gajos de rosal directamente en surcos o macetas, donde el espacio a cuidar es más vulnerable. Destacamos que la técnica descrita también se aplica para multiplicar otras plantas leñosas que, como el rosal, pierden sus hojas en invierno.
Manejo de las ramas de madera. Los rosales, sobre todo las variedades de flores rojas, pueden ser muy vigorosos y mostrar una tendencia a emitir ramas gruesas, de crecimiento vertical y entrenudos muy largos. Ellas son los chupones o ramas de madera, que no dan flores y se consideran hipervegetativas. El jardinero debe debilitarlas para transformarlas en ramas fértiles o floríferas y para ello cuenta con dos maneras de intervenir que son el acortamiento de dichas ramas, por un lado, y llevarlas hacia la horizontal (inclinarlas), por el otro. La primera decisión es la más común y el acortamiento será, según los casos, del orden del 50%. Para la segunda opción, aplicable especialmente en rosales enredadera, deberá conducirse sobre alguna reja o pared que facilite la inclinación mencionada.
Poda corta. Significa acortar las ramas primarias, o principales, conservando en ellas sólo tres o cinco yemas. Aunque disminuye la cantidad, con esta poda se logran flores pero gran tamaño, calidad y cantidad y se recomienda para expositores y exhibiciones. Para el jardín familiar se aconsejan podas más largas, donde el acortamiento es de un 40%. La poda corta se usa en variedades vigorosas y cultivadas en suelo de muy fértiles. No se recomienda para el grupo de las rosas amarillas que son más débiles que las variedades rojas, blancas y rosadas. Recordemos que el amarillo en esta planta es recesivo y que para obtener cultivares de este color tuvieron que aplicarse técnicas de selección muy severas, donde las formas obtenidas no alcanzan el vigor del típico color rojo del rosal. Por ello la poda de las rosas amarillas será más larga que la habitual.
El pie de las rosas injertadas. Si se observaran brotes provenientes del portainjertos (parte silvestre del rosal), deben ser suprimidos desde su nacimiento apenas descubiertos.
La posición de las yemas. Las mismas son alternas, a diferencia de lo que sucede en otras plantas donde las yemas son opuestas, es decir enfrentadas unas a otras. Al podar una rama de rosal siempre se cortará por encima de una yema orientada hacia el exterior de la mata.
Bases fisiológicas de la poda. La yema apical o terminal de un tallo, domina, inhibe el crecimiento y desarrollo de las yemas situadas por debajo de ella. Los nutrientes y la energía son aprovechados principalmente por dicha yema apical que crece con mayor intensidad que los meristemas inferiores dominados. Al podar y, por ello, eliminar la primitiva yema apical, se convierte en apical una yema que no lo era. Esta nueva yema dominante comparte su dominancia con las yemas próximas y así la planta luego se ramificará y reiterará a la altura en que el podador cortó. A veces, por error, se cree que podando la parte superior el árbol brotará en su base. En principio la planta brota y se reitera donde se cortó.
¿Un aspecto MUY IMPORTANTE es el de mantener las tijeras de podar muy bien afiladas a fin de evitar? ¿Pellizcos? Cada corte debe hacerse 6 mm por encima de una yema latente, sesgado hacia el otro lado del tallo de modo que el extremo superior del corte quede al nivel de la yema.
La poda en ángulo impide que se acumule el agua en la zona de corte, lo que acarrearía enfermedades o sería motivo de congelación en invierno, dañando el leño. Escoja una yema que crezca hacia fuera, a fin de que el posterior crecimiento no se dirija hacia dentro aglomerándose en el centro de la planta; de este modo se fomentarían plagas y enfermedades en verano y resultarían perjudicados el follaje y las flores.
Cualquier parte leñosa enferma, muerta o congelada debe cortarse. Cuando se corta un leño sano, aparece un color verde crema. Si, por el contrario, está enfermo, siga cortando hasta llegar al tallo sano o córtelo por completo.
Cuando vaya a podar rosales póngase un par de guantes viejos y fuertes, de lo contrario se enfrentará a un doloroso ejercicio.
Una vez que los rosales hayan sido podados es una buena práctica la de fumigarlos con algún fungicida, especialmente en las zonas de corte. Recordemos que estas heridas son un lugar fácil por donde pueden meterse hongos y bacterias, causando a veces enfermedades irreparables.
Espero que tus rosales, para el año que viene se encuentren en perfecto estado y llenos de flores. ¿Quizá pueda hacerme una disparada a? ¿La Feliz? ¿Y ver como enduvo la cosa? ¿Ja, ja?
Saludos cordiales, Marcelo.
PD: cualquier duda no puntualices aún, sé más específico así podre ampliar la respuesta. Vaya una aclaración para los gabitantes del hemisferio norte: las épocas de poda son justamente los meses contrarios a los enunciados aquí...
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