El acabado superficial es el estado final de la superficie de una pieza, que depende del trabajo a que esté destinada así como de la apariencia que se desee dar a su terminación. Fundamentalmente se establecen tres tipos de acabados: a) Superficies en bruto. b) Superficies mecanizadas. c) Superficies tratadas. Superficie en bruto es aquélla que se conserva tal como queda después del proceso de fabricación: laminación, forja, corte, etc... Superficie mecanizada es aquélla que se consigue mediante una mecanizado, bien con separación de virutas -torneado, fresado, amolado, limado-, bien un mecanizado especial -esmerilado, rasqueteado, pulido- . Superficie tratada es aquélla superficie mecanizada que además precisa una apariencia externa o propiedades particulares -niquelado, pintado, decapado, templado- . Independientemente de las propiedades externas que presentan las superficies, también se distinguen en ellas su uniformidad y alisado. La representación gráfica de los distintos acabados superficiales puede encontrarse en cualquier libro de Dibujo Técnico.