El embarazo se calcula en semanas, empezando a partir del primer día de la última menstruación. Debido a que la ovulación se calcula que ocurre alrededor de las 2 semanas posteriores al inicio de la menstruación y que la fertilización se produce poco después de la ovulación, el embrión es unas 2 semanas más joven que el número de semanas que se asignan al embarzo. Por ejemplo, si una mujer está "embarazada de 4 semanas" el embrión tiene 2 semanas. Si el ciclo menstrual es irregular, la diferencia real puede ser superior o inferior a las 2 semanas. Desde el punto de vista práctico, cuando la menstruación se retrasa 2 semanas, se considera que la gestación es de 6 semanas.