Ayuda con Airedale
Tengo un Airedale Terrier de 4 años y medio. Desde hace bastante tiempo (aprox. 2 años) cuando está parado y quieto le tiemblan las patas traseras. No seria gran problema, pero como se venia incrementando por las dudas consultamos con el veterinario que le mando a hacer radiografías para descartar problemas de displasia. Cuestión que las radiografías descartaron displasia pero revelaron una deformación muy leve en un par de vertebras, una doble hernia de disco (el medico lo atribuye a la escalera, la cual ya restringimos a lo mínimo) y una prostatitis bastante importante. No se sabe a que se debe la prostatitis en un animal tan joven (aclaro que nunca tuvo un servicio). Pero ademas el perro no se queja para nada, no manifiesta el menor síntoma ni dolor ni de la hernia ni de la prostatitis. El medico la única posibilidad que me da para la próstata es la castración. Yo no lo quiero castrar y mucho menos tan chico. ¿Qué hago? ¿Alguna sugerencia?
2 Respuestas
Respuesta de kyara2
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No tengo experiencia en el problema que me relatas, no obstante he estasdo investigando y esto es lo que he encontrado, para que conozcas un poco más lo que le pasa a tu perro:
Las enfermedades infecciosas de la próstata en el perro o prostatitis, incluyen la Postatitis aguda bacteriana, la Prostatitis crónica bacteriana y el absceso prostático.
La prostatitis aguda y crónica se refieren a procesos inflamatorios producidos por bacterias y el absceso prostático consiste en la acumulación de pus en el interior de la próstata. Estos procesos se diferencian por los signos clínicos.
La causa de estas enfermedades suele ser la llegada de los gérmenes a la próstata después de ascender por el conducto de la orina (uretra). La mayoría dl os machos con infección bacterian del tracto urinario tienen el mismo microbio en el interior de la próstata y de la orina; en cambio, perros con infección en la próstata pueden no tener infección en la orina.
La curación incompleta de una prostatitis aguda puede llevar a una prostatitis crónica o la formación de un absceso prostático; la mayoría de los perros, que padecen prostatitis crónica no tienen síntomas de infección de orina o de prostatitis aguda.
La infección de la próstata puede tener repercusiones sobre otros órganos: infecciones del riñón, infertilidad, trastornos en la defecación, y también alteraciones hepáticas y peritonitis en los casos más graves.
Es difícil determinar la incidencia de las infecciones de próstata, pero se sabe que un 40% de los perros con enfermedades de la próstata tienen infección.
Cualquier raza puede padecer estas enfermedades pero son especialmente frecuentes en el "doberman pinscher".
Los perros que padecen prostatitis bacteriana suelen ser de mediana edad, entre los 7-11 años, y lógicamente las hembras no padecen estas enfermedades porque, como en los humanos, no tienen próstata.
Desde el punto de vista clínico los perros afectados de prostatitis aguda bacteriana suelen estar decaídos, se quejan, tienen fiebre alta, van a menudo a defecar pero sin hacer gran cosa y presentan secreción uretral con sangre o pus independientemente de la micción; con menos frecuencia aparece inflamación de la piel del pene, dificultad para caminar con las patas de detrás o sensación de gravedad extrema con postración y dificultad para respirar.
Los perros afectados de prostatitis crónica bacteriana acostumbran a estar asintomáticos, sin ninguna molestia. Los perros afectados de absceso prostático suelen tener los mismos síntomas que en la prostatitis aguda, pero en ocasiones pueden estar o muy afectados (shock séptico) o asintomáticos; otras veces pueden producir intenso dolor con la micción que puede llegar a la imposibilidad para orinar.
Los factores que favorecen estas infecciones son: trastornos de la inmunidad (diabetes, tratamientos con corticoides), alteraciones de la vía urinaria (retención urinaria, alteraciones anatómicas del tracto urinario inferior, litiasis) o acumulación de secreciones prostáticas (hipertrofia quística benigna de la próstata, metaplasia escamosa).
Para poder hacer el diagnostico se han de descartar otras enfermedades con signos clínicos muy parecidos, como las enfermedades no infecciosas de la próstata o enfermedades del intestino grueso; la palpación de la próstata a través del recto y la exploración abdominal ayudan al diagnóstico.
Para el diagnóstico de las infecciones de próstata es necesario un análisis de orina y de secreción uretral si hay, así como un análisis de sangre; la ecografía puede ser muy útil en algunos casos, sobretodo si se sospecha un absceso protático.
Para el tratamiento de la prostatitis aguda o absceso prostático acostumbra a ser necesario el ingreso del perro en la clínica veterinaria ya que habitualmente la situación es de gravedad y el tratamiento con serums y antibióticos se ha de hacer por vía intravenosa; en el caso de los abscesos prostáticos, además acostumbra a ser necesaria la cirugía aunque en algunos casos la aspiración de los abscesos con aguja bajo control ecográfico puede ser curativa.
El tratamiento de la prostatitis crónica se puede hacer habitualmente de manera ambulatoria administrando el antibiótico adecuado según el microbio aislado en la orina o en la secreción uretral.
Debido a la posibilidad de la recurrencia de la infección los anñalisis de la secreción prostática se aconseja practicarlos a 1, 4 y 8 semanas después de acabar el tratamiento con antibióticos.
La castración, que produce la atrofia de la próstata, es la mejor solución para prevenir la recurrencia de la enfermedad.
Tal como ya hemos comentado el perro puede ser infértil y es importante tener en cuenta que no se ha de utilizar como semental hasta que la infección no este curada.
Quistes protáticos: Consisten en estructuras llenas de líquido que pueden encontrarse en el interior o en la periferia de la próstata y pueden ser únicos o múltiples; suelen ser de gran tamaño y los presentan perros alrededor de 7-8 años de edad.
Los trastornos que producen son dificultad para orinar, sensación frecuente de ganas de orinar, secreción uretral y distensión abdominal.
Se ha de distinguir de otras patologías como el absceso prostático, la distensión de la bufeta urinaria o el cáncer de próstata. El diagnóstico se ha de hacer con el estudio citológico y microbiológico de la secreción uretral y/o prostática y la ecografía.
El cáncer de próstata se asocia algunas veces con la presencia de áreas quísticas en la próstata.
El tratamiento consiste en la escisión quirúrgica completa de los quistes si son muy grandes y producen dificultad para orinar o bien si están infectados; al mismo tiempo se recomienda practicar la castración como prevención de la aparcición de otras enfermedades de la próstata. Si los quistes son pequeños la castración es el tratamiento de elección.
El seguimiento después del tratamiento consiste en el estudio ecográfico cada 2-4 semanas hasta comprobar la desaparición de los quistes.
Hiperplasia benigna de próstata: El crecimiento no doloroso de la próstata está relacionado con la edad del perro, de manera que a los 6 años de edad el 60% de los perros machos sufren la enfermedad y a los 9 años están afectados el 95% de los machos.
La mayoría de los perros no presentan ninguna molestia. Los signos clínicos que pueden aparecer son: secreción uretral sanguinolenta, sangre en la orina (hematuria), sangre en el esperma, dificultad en la defecación y dificultad en la micción.
La palpación de la próstata a través del recto (tacto rectal) muestra una próstata grande, simétrica y no dolorosa; el dolor a la palpación ha de hacer sospechar una infección o un cáncer de próstata.
El aumento del tamaño de la próstata en un perro castrado es prácticamente diagnóstico de cáncer de próstata.
El diagnóstico diferenciado se ha de hacer con la prostatitis aguda bacteriana, la prostatitis crónica bacteriana (ya comentadas en el capítulo I), los quistes prostáticos y el cáncer de próstata.
Los análisis de sangre y de orina suelen ser normales; en algunos casos existe hematuria.
La radiografía abdominal puede evidenciar la próstata aumentada de tamaño, así como también lo confirma la ecografía.
La mayoría de los casos el tratamiento no es necesario. Si el perro presenta dificultad para orinar, la castración es el tratamiento de elección; si existe infección urinaria se ha de diferir la castración hasta que la infección esté resuelta. Si la castración no es un tratamiento aceptado por el propietario o el perro no está en condiciones de ser anestesiado, se pueden administrar diversas sustancias como el Fiasteride, el Acetato de Megestrol o la Medroxiprogesterona (las dos últimas pueden producir diabetes en tratamientos prolongados).
Cáncer de próstata: El cáncer de próstata es un tumor maligno que se presenta en igual frecuencia en perros castrados como en los que no lo están. El tumor puede afectar también a los ganglios linfáticos o abdominales, la columna vertebral lumbar, los huesos de la pelvis y los pulmones.
Suele afectar a razas medianas o grandes y la edad media en el momento del diagnóstico es de 9-10 años.
Los síntomas de la enfermedad son: dificultad para defecar (con heces acintadas), dificultad y dolor durante la micción, incontinencia urinaria, cansancio, inactividad y pérdida de apetito.
La palpación a través del recto muestra una próstata aumentada de tamaño, asimétrica, fija y dura, a veces dolorosa.
El diagnóstico diferencial se ha de hacer con la prostatitis aguda o crónica, la hipertrofia benigna de la próstata y los quistes prostáticos, como ya se ha mencionado anteriormente.
El análisis de orina puede mostrar hematuria, pus y células malignas. Otras exploraciones que ayudan al diagnóstico son la ecografía y la radiografía de tórax y de abdomen ( para descartar afectación pulmonar y ósea).
El diagnóstico de certeza se realiza mediante la biopsia de próstata.
El tratamiento consiste en la prostatectomia (exéresis completa de la próstata) si la enfermedad no se ha extendido fuera de la próstata; el éxito de la cirugía depende de la experiencia del cirujano y de la extensión de la enfermedad. La castración puede disminuir temporalmente le tamaño de la próstata pero no cura la enfermedad.
La radioterapia puede mejorar los dolores óseos en caso de afectación ósea secundaria. Otros tratamientos con quimioterapia pueden ser beneficiosos en algunos casos. El tratamiento del dolor y las curas paliativas suelen ser la base del tratamiento.
La castración no supone ninguna prevención de la enfermedad.
El pronóstico es muy negativo, siendo la supervivencia de 1-3 meses.
El crecimiento de la próstata más allá de los límites normales y sin presencia de tumores se conoce con el nombre de hiperplasia prostática benigna. Esta condición se observa en la mayoría de los perros machos no castrados de más de 6 años de edad. Los signos clínicos pueden estar ausentes o bien presentar esfuerzos en la defecación y/o sangre en la orina. La causa directa de esta condición es el estímulo constante de hormonas masculinas (andrógenos). La causa por la que no todos los perrros se ven afectados se desconoce. Si su mascota presenta algunos de los signos ya descritos, no tarde en llevarla a su médico veterinario, quien determinará la causa. En caso de tratarse de hiperplasia prostática benigna el tratamiento más indicado es la castración del perrito, intervención que provocará la disminución de volumen (involución) de la próstata que será evidente a las pocas semanas para llegar a su volumen normal en algunos meses. Cabe señalar que en los machos destinados para reproducción se puede intentar un tratamiento con "antihormonas" (antiandrógenos), tratamiento mucho menos eficaz que la castración. De no tratarse esta condición, la próstata podría inflamarse presentando acumulaciones de pus en su interior lo que complicaría la condición.
He estado leyendo más cositas sobre el tema y, desde luego lo mejor es castrar al perro ya que el factor que provoca la inflamación es la producción de las hormonas y esto solo se soluciona eliminando la glándula secretora (testículo).
Espero haberte servido de ayuda, aunque no haya podido evitar castrar a tu perrito, animo y piensa que a ellos no les importa que les castres, no sufren psicológicamente igual que las personas, simplemente tendrá un síntoma: no tendrá deseos sexuales, con lo cual evitaras escapismos...
Preparate psicológicamente tu y llevale a castrar.
Las enfermedades infecciosas de la próstata en el perro o prostatitis, incluyen la Postatitis aguda bacteriana, la Prostatitis crónica bacteriana y el absceso prostático.
La prostatitis aguda y crónica se refieren a procesos inflamatorios producidos por bacterias y el absceso prostático consiste en la acumulación de pus en el interior de la próstata. Estos procesos se diferencian por los signos clínicos.
La causa de estas enfermedades suele ser la llegada de los gérmenes a la próstata después de ascender por el conducto de la orina (uretra). La mayoría dl os machos con infección bacterian del tracto urinario tienen el mismo microbio en el interior de la próstata y de la orina; en cambio, perros con infección en la próstata pueden no tener infección en la orina.
La curación incompleta de una prostatitis aguda puede llevar a una prostatitis crónica o la formación de un absceso prostático; la mayoría de los perros, que padecen prostatitis crónica no tienen síntomas de infección de orina o de prostatitis aguda.
La infección de la próstata puede tener repercusiones sobre otros órganos: infecciones del riñón, infertilidad, trastornos en la defecación, y también alteraciones hepáticas y peritonitis en los casos más graves.
Es difícil determinar la incidencia de las infecciones de próstata, pero se sabe que un 40% de los perros con enfermedades de la próstata tienen infección.
Cualquier raza puede padecer estas enfermedades pero son especialmente frecuentes en el "doberman pinscher".
Los perros que padecen prostatitis bacteriana suelen ser de mediana edad, entre los 7-11 años, y lógicamente las hembras no padecen estas enfermedades porque, como en los humanos, no tienen próstata.
Desde el punto de vista clínico los perros afectados de prostatitis aguda bacteriana suelen estar decaídos, se quejan, tienen fiebre alta, van a menudo a defecar pero sin hacer gran cosa y presentan secreción uretral con sangre o pus independientemente de la micción; con menos frecuencia aparece inflamación de la piel del pene, dificultad para caminar con las patas de detrás o sensación de gravedad extrema con postración y dificultad para respirar.
Los perros afectados de prostatitis crónica bacteriana acostumbran a estar asintomáticos, sin ninguna molestia. Los perros afectados de absceso prostático suelen tener los mismos síntomas que en la prostatitis aguda, pero en ocasiones pueden estar o muy afectados (shock séptico) o asintomáticos; otras veces pueden producir intenso dolor con la micción que puede llegar a la imposibilidad para orinar.
Los factores que favorecen estas infecciones son: trastornos de la inmunidad (diabetes, tratamientos con corticoides), alteraciones de la vía urinaria (retención urinaria, alteraciones anatómicas del tracto urinario inferior, litiasis) o acumulación de secreciones prostáticas (hipertrofia quística benigna de la próstata, metaplasia escamosa).
Para poder hacer el diagnostico se han de descartar otras enfermedades con signos clínicos muy parecidos, como las enfermedades no infecciosas de la próstata o enfermedades del intestino grueso; la palpación de la próstata a través del recto y la exploración abdominal ayudan al diagnóstico.
Para el diagnóstico de las infecciones de próstata es necesario un análisis de orina y de secreción uretral si hay, así como un análisis de sangre; la ecografía puede ser muy útil en algunos casos, sobretodo si se sospecha un absceso protático.
Para el tratamiento de la prostatitis aguda o absceso prostático acostumbra a ser necesario el ingreso del perro en la clínica veterinaria ya que habitualmente la situación es de gravedad y el tratamiento con serums y antibióticos se ha de hacer por vía intravenosa; en el caso de los abscesos prostáticos, además acostumbra a ser necesaria la cirugía aunque en algunos casos la aspiración de los abscesos con aguja bajo control ecográfico puede ser curativa.
El tratamiento de la prostatitis crónica se puede hacer habitualmente de manera ambulatoria administrando el antibiótico adecuado según el microbio aislado en la orina o en la secreción uretral.
Debido a la posibilidad de la recurrencia de la infección los anñalisis de la secreción prostática se aconseja practicarlos a 1, 4 y 8 semanas después de acabar el tratamiento con antibióticos.
La castración, que produce la atrofia de la próstata, es la mejor solución para prevenir la recurrencia de la enfermedad.
Tal como ya hemos comentado el perro puede ser infértil y es importante tener en cuenta que no se ha de utilizar como semental hasta que la infección no este curada.
Quistes protáticos: Consisten en estructuras llenas de líquido que pueden encontrarse en el interior o en la periferia de la próstata y pueden ser únicos o múltiples; suelen ser de gran tamaño y los presentan perros alrededor de 7-8 años de edad.
Los trastornos que producen son dificultad para orinar, sensación frecuente de ganas de orinar, secreción uretral y distensión abdominal.
Se ha de distinguir de otras patologías como el absceso prostático, la distensión de la bufeta urinaria o el cáncer de próstata. El diagnóstico se ha de hacer con el estudio citológico y microbiológico de la secreción uretral y/o prostática y la ecografía.
El cáncer de próstata se asocia algunas veces con la presencia de áreas quísticas en la próstata.
El tratamiento consiste en la escisión quirúrgica completa de los quistes si son muy grandes y producen dificultad para orinar o bien si están infectados; al mismo tiempo se recomienda practicar la castración como prevención de la aparcición de otras enfermedades de la próstata. Si los quistes son pequeños la castración es el tratamiento de elección.
El seguimiento después del tratamiento consiste en el estudio ecográfico cada 2-4 semanas hasta comprobar la desaparición de los quistes.
Hiperplasia benigna de próstata: El crecimiento no doloroso de la próstata está relacionado con la edad del perro, de manera que a los 6 años de edad el 60% de los perros machos sufren la enfermedad y a los 9 años están afectados el 95% de los machos.
La mayoría de los perros no presentan ninguna molestia. Los signos clínicos que pueden aparecer son: secreción uretral sanguinolenta, sangre en la orina (hematuria), sangre en el esperma, dificultad en la defecación y dificultad en la micción.
La palpación de la próstata a través del recto (tacto rectal) muestra una próstata grande, simétrica y no dolorosa; el dolor a la palpación ha de hacer sospechar una infección o un cáncer de próstata.
El aumento del tamaño de la próstata en un perro castrado es prácticamente diagnóstico de cáncer de próstata.
El diagnóstico diferenciado se ha de hacer con la prostatitis aguda bacteriana, la prostatitis crónica bacteriana (ya comentadas en el capítulo I), los quistes prostáticos y el cáncer de próstata.
Los análisis de sangre y de orina suelen ser normales; en algunos casos existe hematuria.
La radiografía abdominal puede evidenciar la próstata aumentada de tamaño, así como también lo confirma la ecografía.
La mayoría de los casos el tratamiento no es necesario. Si el perro presenta dificultad para orinar, la castración es el tratamiento de elección; si existe infección urinaria se ha de diferir la castración hasta que la infección esté resuelta. Si la castración no es un tratamiento aceptado por el propietario o el perro no está en condiciones de ser anestesiado, se pueden administrar diversas sustancias como el Fiasteride, el Acetato de Megestrol o la Medroxiprogesterona (las dos últimas pueden producir diabetes en tratamientos prolongados).
Cáncer de próstata: El cáncer de próstata es un tumor maligno que se presenta en igual frecuencia en perros castrados como en los que no lo están. El tumor puede afectar también a los ganglios linfáticos o abdominales, la columna vertebral lumbar, los huesos de la pelvis y los pulmones.
Suele afectar a razas medianas o grandes y la edad media en el momento del diagnóstico es de 9-10 años.
Los síntomas de la enfermedad son: dificultad para defecar (con heces acintadas), dificultad y dolor durante la micción, incontinencia urinaria, cansancio, inactividad y pérdida de apetito.
La palpación a través del recto muestra una próstata aumentada de tamaño, asimétrica, fija y dura, a veces dolorosa.
El diagnóstico diferencial se ha de hacer con la prostatitis aguda o crónica, la hipertrofia benigna de la próstata y los quistes prostáticos, como ya se ha mencionado anteriormente.
El análisis de orina puede mostrar hematuria, pus y células malignas. Otras exploraciones que ayudan al diagnóstico son la ecografía y la radiografía de tórax y de abdomen ( para descartar afectación pulmonar y ósea).
El diagnóstico de certeza se realiza mediante la biopsia de próstata.
El tratamiento consiste en la prostatectomia (exéresis completa de la próstata) si la enfermedad no se ha extendido fuera de la próstata; el éxito de la cirugía depende de la experiencia del cirujano y de la extensión de la enfermedad. La castración puede disminuir temporalmente le tamaño de la próstata pero no cura la enfermedad.
La radioterapia puede mejorar los dolores óseos en caso de afectación ósea secundaria. Otros tratamientos con quimioterapia pueden ser beneficiosos en algunos casos. El tratamiento del dolor y las curas paliativas suelen ser la base del tratamiento.
La castración no supone ninguna prevención de la enfermedad.
El pronóstico es muy negativo, siendo la supervivencia de 1-3 meses.
El crecimiento de la próstata más allá de los límites normales y sin presencia de tumores se conoce con el nombre de hiperplasia prostática benigna. Esta condición se observa en la mayoría de los perros machos no castrados de más de 6 años de edad. Los signos clínicos pueden estar ausentes o bien presentar esfuerzos en la defecación y/o sangre en la orina. La causa directa de esta condición es el estímulo constante de hormonas masculinas (andrógenos). La causa por la que no todos los perrros se ven afectados se desconoce. Si su mascota presenta algunos de los signos ya descritos, no tarde en llevarla a su médico veterinario, quien determinará la causa. En caso de tratarse de hiperplasia prostática benigna el tratamiento más indicado es la castración del perrito, intervención que provocará la disminución de volumen (involución) de la próstata que será evidente a las pocas semanas para llegar a su volumen normal en algunos meses. Cabe señalar que en los machos destinados para reproducción se puede intentar un tratamiento con "antihormonas" (antiandrógenos), tratamiento mucho menos eficaz que la castración. De no tratarse esta condición, la próstata podría inflamarse presentando acumulaciones de pus en su interior lo que complicaría la condición.
He estado leyendo más cositas sobre el tema y, desde luego lo mejor es castrar al perro ya que el factor que provoca la inflamación es la producción de las hormonas y esto solo se soluciona eliminando la glándula secretora (testículo).
Espero haberte servido de ayuda, aunque no haya podido evitar castrar a tu perrito, animo y piensa que a ellos no les importa que les castres, no sufren psicológicamente igual que las personas, simplemente tendrá un síntoma: no tendrá deseos sexuales, con lo cual evitaras escapismos...
Preparate psicológicamente tu y llevale a castrar.
Me fuiste de gran ayuda. Estoy considerando ver a otro medico ya que quien lo vio hasta ahora solo le mando ecografías y palpo la próstata, pero no le pidió análisis de sangre ni de orina para verificar posibles infecciones urinarias. Voy a tratar de evitar la castración todo lo posible, pero gracias a tu información ahora lo considero una opción más (hasta ahora no quería ni pensar en esa posibilidad). Muchísimas gracias
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- Anónimo
ahora mismo
Respuesta de dany0207
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dany0207, Hola, mi nombre es Daniela , tenog 20 años, estudio veterinaria y...
No lo quieres casrtar, ¿por qué lo pensás cruzar? Si no es así, la castración es la solución, aparte no es para nada chico, .. después del año, año y medio lo podes castrar..
No lo quiero castrar porque lo pienso cruzar, pero ademas no estoy de acuerdo con la castración porque no quiero que mutilen a mi perro. Ademas considero que si yo mismo me enfermara de la próstata ningún medico consideraría esa posibilidad para mi ¿por qué considerarla para un perro? ¿Solo por qué no puede decir que no esta de acuerdo? De todos modos valoro muchísimo que me hayas contestado y dado tu punto de vista. Muchísimas gracias
Me parece que no estas al tanto de los avences de la tecnología medica, hay tipos de castración que no impiden la vida sexual activa del animal, y sin embargo si la de reproducción, y puede ser si, que si a ti te pasara algo con la próstata, exista la posibilidad de una vasectomía, que es la ligadura de los conductos deferte y eferente, que son los que trasladan el semen, o sea, los que permite la reproducción...
Y bueno, si lo que piensas es en cruzarlo... pues, no creo que tu perrito la pase muy bien... pero, lamentablemente ellos no tienen poder de decisión y se bancan lo que decidamos los dueños! Espero que mi información te sea útil, y ya sabes, estoy aquí para lo que neceistes...
Y bueno, si lo que piensas es en cruzarlo... pues, no creo que tu perrito la pase muy bien... pero, lamentablemente ellos no tienen poder de decisión y se bancan lo que decidamos los dueños! Espero que mi información te sea útil, y ya sabes, estoy aquí para lo que neceistes...
La verdad que tienes razón en que no estoy al tanto de los avances de tecnología medica (creo mi medico tampoco. Voy a informarme más), pero no creo que después de la castración mi perro tenga deseos de continuar con una vida sexual activa. De todos modos valoro muchísimo que me hayas dado tu opinión. Va a ser de gran ayuda para tomar una decisión bastante difícil para mi. Muchísimas gracias.
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- Anónimo
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