Mi novia no quiere que le toque el clítoris, aduce que pierde su intimidad aún sintiendo placer

Tengo una novia de 21 años, ella se dejaba tocar su clítoris pero ahora me ha salido diciendo que ya no quiere que lo haga porque siente que esta perdiendo su intimidad, ella misma me admitió que cuando se lo tocaba sentía un inmenso placer. ¿Entonces qué puedo hacer o decirle para que pierda ese miedo? Ahora nos seguimos tocando y besando, y llega un momento en que ella no se da cuenta que le estoy tocando el clítoris y empieza a gemir y a excitarse muchísimo, pero luego de ese descontrol, ¿ella se da cuenta que se lo estoy tocando y me saca la mano de ahí. Qué hago? Ah y por si acaso ella es bien ardiente pero con el dolor de su corazón me dice eso de no tocarla ahí...

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En el titulo de tu pregunta está la respuesta.
Lo que tienes que hacer es HABLAR, comunicarte, confrontar tus opiniones con las suyas, conocer sus miedos y sus angustias. Ser algo más que dos cuerpos que se rozan y se tocan.
Si conoces bien a tu pareja (y esto sólo se consigue con la COMUNICACIÓN), todos estos problemas (como el que me planteas) pasarán a segundo plano.
De verdad, habla con ella, hazle que esté unida a ti mentalmente, más que físicamente, y verás como la cosa cambia.
Lo que a ella le pasa es muy normal, lo que necesita es sentirse segura contigo COMPARTIR SU INTIMIDAD CONTIGO(y ahí uso sus propias palabras).
La cosa os va bien, simplmenete, uníos.
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La verdad es que es un caso un poquito particular, ya que es extraño que al principio se dejase y ahora se sienta mal cuando le tocas el clítoris. Una cosa muy importante que debes intentar saber es si ella practica la masturbación, y si se siente mal cuando lo hace, con este dato podría sacar alguna conclusión más concreta, también sería importante que indagases sobres sus fantasías sexuales, así se podría preparar algún "jueguecito" sexual y de esa manera se sentiría más cómoda y posiblemente se dejaría llevar.
Lo que me dijiste resulto porque ahora que ya hablamos de eso y le dije que lo hacia porque la amaba lo cual es cierto, se deja tocar todito, incluso mientras yo la masturbo, ella me masturba a mi. Pero aun no llego a verla desnuda, ¿debo dar ese paso? ¿O espero?
Me alegro que mis primeros consejos te sirvieran de ayuda, lo que te sugiero ahora es que tengas un poquito de paciencia... que lo hagas de tal manera que ella lo vaya asimilando<poco a poco>, un buen método para poder verla desnuda y que vaya perdiendo el pudor, es hacerlo con la luz en penumbra, de esa manera le dará menos vergüenza.
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Evidentemente, su relación ha alcanzado un grado de intimidad notable, pero, algo debe haber que ella no quiere dejar progresar.
Caben dos opciones: una, que no esté segura de la relación y si bien desde un punto de vista físico se siente bien y feliz, no, en cambio, está segura de sus sentimientos [de los de ella, de los suyos, o de los de ambos en conjunto]; y dos, al no culminar la relación con un orgasmo, percibe molestias típicas del recalentón no consumado, semejante al dolor de testículos que perciben los hombre en situaciones semejantes.
Debe, en consecuencia hablarlo, con ella, si puede, y determinar qué es lo que realmente pasa y poner en claro la relación, tanto desde el punto de vista de Vd., cómo desde el de ella, en definitiva de ambos.
En función de lo que resuelvan, podrá argumentar lo que más le convenga, o les convenga a ambos.
Lo que sí es cierto es, que las molestias son tanto físicas cómo psíquicas, bien por inseguridad, cómo por la tensión abdominal que se percibe.
¿Crees qué deba dejar pasar un tiempo para que ella se sienta más segura conmigo? O crees que deba hablarle de que sentir un orgasmo no es ningún pecado, ¿ni es excusa para sentirse culpable? Que piensas, ¿le doy tiempo? ¿O hablo con ella?
En estos casos el tiempo es un bálsamo que todo lo vence.
Cualquiera, que sea el motivo, seguro que si le das tiempo, ella se confiará e incluso, no deseará que la acaricies, probablemente, consentirá en acostarse contigo.
Las mujeres, son, no solo imprevisibles, sino, también, muy especiales y muy suyas y se pasa por lo que ellas determinan o no hay quien les abra las piernas.
¿Lógica?, ninguna, ¡Su capricho!, si hablas con ella lo comprobarás.
Así, pues, paciencia y, ..., ¡Barajar!.

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