Ayudadme por favor, tengo el examen mañana

La consideración de Nietzsche como filósofo es más reciente de lo que a primera vista podría parecer. Nietzsche fue un pensador solitario, ignorado en vida -él mismo gustaba en definirse como "hombre póstumo", silenciado por sus contemporáneos y malinterpretado por las generaciones inmediatamente posteriores. No es extraño que su pensamiento, nada complaciente con el canon racional de su época, sufriera la incomprensión desde el primer momento y se resintiera de ella más adelante. A esto hay que añadir que tras su muerte el legado del filósofo quedó en manos de su hermana, que aplicó una severa censura moral y políticamente interesada a las primeras ediciones de sus obras. Varias recepciones han condicionado la manera que tenemos de percibir a Nietzsche, a menudo cargada de prejuicios y casi siempre vaga o nebulosa. La primera fue la del Nietzsche "artista"; la segunda dio un cariz político totalmente sesgado a su pensamiento, identificándose al superhombre con el hombre ario; la tercera, en fin, hizo justicia al filósofo ubicando su pensamiento en la linea áurea de la metafísica alemana.
La aportación de Nietzsche a la historia de la filosofía puede resumirse en los siguientes puntos: 1) crítica al espiritualismo socrático; 2) crítica al cristianismo y al idealismo de Hegel y Kant; y 3) crítica al existencialismo pesimista de Schopenhauer. Como intempestivo, Nietzsche no dialoga con el positivismo en boga sino que inicia su reflexión desde un cero absoluto, esto es, a partir de la concepción griega de lo que hoy vendríamos a llamar razón y que entonces era "logos" en el puro sentido de recoger o acumular. De esa reflexión surgen dos categorías axiales que se van repitiendo en sus análisis: lo apolíneo y lo dionisíaco, lo mensurado frente a lo orgiástico, la conciencia de sí frente al olvido de sí ("El origen de la tragedia griega"). Las sucesivas etapas del pensamiento occidental, sistematizadas por Hegel mediante la dialéctica consistente en tesis, antítesis y síntesis de ideas dentro de un proceso general (el devenir histórico) de autorealización del Espíritu Absoluto, es vista por Nietzsche como un baile de máscaras u ocultación de la fuerza dionisíaca del logos, que tendería a disminuirse progresivamente hasta su oclusión final (nihilismo). La alternativa de Nietzsche rechaza de plano la claudicación ascética de Schopenhauer o el imperativo moral categórico kantiano, y se nos ofrece como una superación de los ideales generados por la consideración trascendental de las categorías del conocimiento. El hombre pasa a ser valorado como "voluntad de poder" incondicionada, sin causa, que se asume a sí mismo como destino y como fuente autónoma de creación de valores. En ese sentido apuntan también las imágenes del "eterno retorno" (una interpretación vitalista de la hermenéutica heraclitiana, amén de una crítica a la visión de la historia como "necesidad"), el "superhombre" (como réplica al humanismo cosificante) o la "transvaloración de todos los valores".
Nietzsche es, ante todo, el filósofo vitalista más importante de todos los tiempos. Antes que él, Sade ya había dado su particular visión de la moral judeo-cristiana pero, perdido en sodomizaciones y látigos, había sido incapaz de sistematizar una alternativa nihilista a la ética imperante.
Su obra tiene varios puntos que merece la pena destacar:
Contrapone "bueno" que es un término etimológicamente asociado a "superior" con "malo" asociado a "humilde". En este punto Nietzsche da una lección magistral de filología y estudia cómo la moral judeo-cristiana ha ido transformando su significado.
De la "mala conciencia" dice que está originada en la "culpa". El término "culpa" antes de la aparición del cristianismo en el centro de Europa quería decir "deuda material". Con esta afirmación está minando uno de los pilares básicos de la sociedad cristiana, el arrepentimiento. El hombre "bueno" (Superior) no se arrepiente por sus actos sino que es coherente con ellos y solamente siente "mala conciencia" cuando incumple el compromiso de reciprocidad con un semejante. Marvin Harris, el genial antropólogo norteamericano, apuntala esta afirmación con estas palabras: "La reciprocidad es la banca de las sociedades pequeñas". Es decir, si un "superior" roba no siente culpa por el acto sino que entiende que tiene una deuda material para con el que ha robado en función de la reciprocidad entre ambos.
El "superhombre" carece de "elevados sentimientos", éstos son viscerales. El odio, la venganza, la ira son fuentes vitales que hay que dejar fluir. El cristianismo, al reprimirlo crea una sociedad llena de resentimiento y frustraciones. Los "malos" (humildes), temerosos y taimados, han transmutado los valores para evitar la justa ira del "bueno" (superior).
Esto sería un brevísimo resumen de algunos puntos esenciales de su obra. Prácticamente todos sus libros tienen un estilo aforístico. Como excepción podríamos citar "La Genealogía de la Moral" que es más bien un ensayo.
El vitalismo de Nietzsche es, ante todo, una crítica sombría y cruel a los hipócritas, una llamada de atención a los "doctores" de la moral y una refutación de las "grandes verdades" de la ética judeo-cristiana.
Si hiciéramos un estudio comparativo entre la moral y la física llegaríamos a la conclusión de que Nietzsche es el Newton de la ética. Se encuentra con algo universalmente aceptado, lo pone en tela de juicio, y plantea y sistematiza una visión alternativa. Después de Nietzsche nada volvió a ser igual. Hoy, podemos sorprendernos de obras tan polémicas y sombrías como la del argentino Nicolas Fiks pero sin "Las leyes de la sangre" (Yo las llamo así porque es una moral que emana de nuestras vísceras, arterias y tejidos, no hay nada "divino" en ella) de Nietzsche nunca hubieran sido posibles.