Estimada Sandra es muy interesante su pregunta. Pocas décadas atrás, nadie hubiera imaginado la crisis por la que está pasando la religión. Pero Dios previó que esto sucedería y lo comunicó por adelantado en la Biblia. Usando lenguaje simbólico, asemejó a todas las religiones que no siguen sus mandatos a una prostituta descarada a la que llamó “Babilonia la Grande” (Apocalipsis 17:1, 5).
Se trata de una comparación muy adecuada, ya que la religión falsa, mientras afirma ser fiel a Dios, “coquetea” con los gobernantes del mundo para tener más poder y riquezas. La Biblia también habla de “los reyes de la tierra que se prostituyeron con ella” (Apocalipsis 18:9). El término “Babilonia” también es muy apropiado porque muchas doctrinas y ritos religiosos, como la inmortalidad del alma, la Trinidad y el ocultismo, se remontan a la antigua Babilonia, una ciudad inmersa en la religión falsa, las supersticiones, idolatría, espiritismo (Isaías 47:1, 8-11).
La poderosa Babilonia cayó cuando “se secaron” las aguas que la protegían, un foso alimentado por el río Éufrates. Esto permitió que un ejército de medos y persas atacaran la ciudad (Jeremías 50:1, 2, 38). De hecho, la conquistaron en una sola noche (Daniel 5:7, 28, 30).
La poderosa potencia mundial Babilonia cayó. Babilonia la Grande también “se sienta sobre muchas aguas”. Estas aguas —como explica la propia Biblia— “significan pueblos y muchedumbres y naciones”, es decir, son los millones de personas que dan su apoyo a la religión falsa (Apocalipsis 17:1, 15). La Biblia ya predijo que estas simbólicas aguas se secarían, un acontecimiento que anticipa que la “Babilonia” actual pronto será destruida en un abrir y cerrar de ojos (Apocalipsis 16:12; 18:8). Pero ¿quién la destruirá? Sus amantes políticos. Aunque en un tiempo la amaron, llegarán a odiarla. Le quitarán todas sus riquezas y la devastarán como si se la comieran viva (Apocalipsis 17:16, 17). Las aguas que rodeaban Babilonia se secaron, lo que representa el abandono de la religión hoy día
“Sálganse de ella”
En vista de lo que le espera a Babilonia la Grande, Dios amorosamente nos dice: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas” (Apocalipsis 18:4). Dos veces dice: “Si no quieren”. La advertencia que Dios da es para la gente que está molesta con las mentiras de la religión y quiere acercarse a él, personas como Gaffar y Hediye, a quienes mencionamos al principio.
Antes de estudiar la Biblia, Gaffar creía que a Dios se le obedece por miedo. “Fue un alivio saber que Jehová es un Dios de amor y quiere que le obedezcamos por amor” (1 Juan 4:8; 5:3). Hediye se sintió en paz cuando aprendió que Dios no predestina a nadie y que no fue el culpable de que ella fuera huérfana. La consolaron mucho pasajes bíblicos como Santiago 1:13, donde dice que Dios no prueba a la gente con cosas malas. Al conocer la verdad de la Biblia, ambos huyeron de “Babilonia” (Juan 17:17).
Quienes han huido de Babilonia la Grande para adorar a Dios “con espíritu y con verdad” no sufrirán ningún daño cuando sea destruida (Juan 4:23). Esperan el día en que la Tierra esté “llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:9
Dios “no puede mentir”, así que la adoración falsa y su fruto podrido desaparecerán (Tito 1:2). Pero la adoración que es limpia y pura llenará la Tierra y durará para siempre.
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