Eres completamente normal, pero ésto no significa que seas sano emocionalmente, sino que eres como la mayoría de las personas de tu edad.
Ésto es cierto aunque no lo creas, tal vez te parece que los demás son abiertos, extrovertidos, confiados, libres de complejos y que hacen lo que quieren, pero realmente no es así, las personas siempre tienen miedo en su interior, el mismo miedo que tienes tú de quedarte solo, ésto es inherente a la condición de ser un Ser Humano, sólo que las personas tienden a crearse una imagen diferente hacia el exterior para compensar sus miedos internos.
Se requiere de mucha madurez y equilibrio para no sentir éste miedo, y eso se logra después de vivir muchas experiencias y mucho tiempo, y aún así no cualquiera puede superarlo.
22 años no son nada, aunque te parezcan muchos apenas comienzas tu vida, y la mayoría de las personas de tu edad miran a su alrededor y piensan lo mismo: "que no han hecho nada cuando otros de la misma edad ya han logrado muchas cosas". Pero, ¿cómo qué cosas?... ¿Ser un atleta olímpico, o una estrella pop?... ¿A costa de qué?... la personas que a una edad tan joven ya tienen ese éxito es porque antes de aprender a hablar ya se entrenaban en gimnasia, patinaje o en música, y es porque sus padres se los impusieron, no porque ellos quisieran, ya que un niño de 3 años no puede saber realmente si lo que quiere es ser astronauta, princesa o estrella de rock.
No tienes porque arrepentirte de lo que no has hecho, aún te falta mucho camino por recorrer, y aún tu vida dará muchas vueltas, en 10 años te sorprenderás de dónde estarás y en 30 aún más.
Sólo haz lo que te gusta y te haga feliz, porque de eso se trata la vida: de ser feliz, no de ser famoso y que todos te admiren; eso se desea cuando uno se siente vacío por dentro, así que hay que trabajar en la autoestima y en llenar el interior, para que no tengas la necesidad de compararte con personas que sólo son una imagen exterior, un cartón y nada más.
Te recomiendo dos libros más que te pueden ayudar:
Yo me he llevado tu queso, de Darrel Bristow Bovey