Lo primero que tienes que hacer es ser sincera contigo misma. Tienes que ser tu misma. No andes imitando a nadie. Cada
persona somos diferentes y tenemos rasgos y costumbres particulares. Sé tu misma. Debes notar tus emociones cuando tratas
con otras personas. Después (segundo paso) tienes que tratar de entender las emociones de los demás.
No te fíes de lemas mentirosos que circulan por nuestra sociedad como que hay que tener muchos amigos ..., hay que reír
siempre ..., etc. La verdad es que CADA PERSONA SOMOS DISTINTOS Y TENEMOS UNAS NECESIDADES DISTINTAS.
El número de personas con que te relaciones no es importante. Sí lo es, en cambio, que te examines dé cómo creces como
persona cuando te relacionas con otros y cómo los otros crecen como personas cuando se relacionan contigo.
Es bueno que las personas tengamos como unos niveles de intimidad. Así hemos de ser prudentes cuando conozcamos a una nueva
persona. No podemos darle el 100% de lo que somos en algunas horas (como hacen algunos que van a discotecas, por ejemplo).
Actuando así nos quitamos valor a nosotros mismos y nos convertimos en como mercancía corporal, pues toda la parte
intelectual, de conocimiento, de modo de ser: honestidad, sinceridad, justicia, elegancia, simpatía, sencillez, etc. las
tiramos por la borda.
Ten cuidado, pues hoy existe una corriente cultural en nuestra sociedad que valora más lo externo que lo interno, más las
apariencias que las realidades. Lo primero que tienes que tener claro es que no tienes que envidiar ni querer parecerte a
ninguna persona del mundo que conozcas. Ni por los amigos que tiene, ni por lo simpática que es, ni nada.
TÚ ERES ÚNICA EN EL UNIVERSO (yo también soy único, y cada uno es único). Vivimos una vida única e irrepetible que solo
nosotros vivimos. Para ser felices tenemos como un radar interno que se llama de diversas maneras: conciencia, intuición,
personalidad, manera de ser, etc. que nos orienta por la vida y sus circunstancias. El nos dice si lo que sentimos nos atrae
(Belleza), si es bueno (bien) o malo (mal), etc.
La persona sensata hace que la parte de su conciencia (intelecto) domine sobre su cuerpo. Primero analiza con su intelecto
las situaciones y después hace que su cuerpo se mueva para conseguir los objetivos que le propone el intelecto. La persona
necia deja que su cuerpo experimente sensaciones y vive de acuerdo a la búsqueda del placer para esas sensaciones que le
pide su cuerpo. Pone el cuerpo arriba y al intelecto debajo en el ranking. Esos viven como los animales, con la pega de que
saben que no deberían vivir así, cosa que los animales no saben.
En cada momento busca el BIEN para ti y para todos los que la vida te ponga en tu camino. El BIEN no es el bien inmediato,
ni ha de coincidir con lo que más te apetezca a ti o a los demás. El BIEN es aquello que tu conciencia te dice que has de
hacer (aunque a tus sentidos corporales no les apetezca, teniendo en cuenta lo inmediato y el largo plazo. Por ejemplo
cuando una empresa me ha contratado para trabajar, a mi cuerpo le puede apetecer no esforzarme demasiado, evadirme,
distraerme, perder el tiempo, hacer sólo lo que me apetece aunque sepa que no es lo más importante o urgente, etc., etc.
Si dejo que mi persona actúe según lo que le pide el cuerpo y no según el análisis intelectual que hago de la situación, no
actúo buscando el BIEN (Cuando prometí a mi empleador unas horas de trabajo a cambio de un salario, tengo de ser consecuente
en cumplir mi palabra y buscar la JUSTICIA, o sea dar a cada uno lo que le corresponde. A mi empleador he de darle mi tiempo
de trabajo bien optimizado, haciendo las cosas tan bien como sea capaz de hacerlas.)
Te digo todo esto porque tú cuando te relaciones con compañeras y compañeros, etc. has de seguir este proceso. Primero haz
un análisis serio de la situación: PONTE EN LA PIEL DE LOS DEMÁS. Considera la situación desde el punto de vista del otro.
No busques como primer objetivo tus satisfacciones personales, sino el BIEN de los demás. No seas egoísta, sino generosa. En
todo esto que te cuento esta la clave para que seas feliz como persona (incluyendo el aspecto personal de tu forma de tratar
a tus amigos). Léelo despacio y reléelo tantas veces como te sea necesario. Medítalo. Es muy denso y hay mucho contenido.
Léelo despacio. Incluso una sola frase te puede servir como objetivo de crecimiento personal. Ánimo.