Todo procedimiento que implique atacar la fisiología normal del ser humano (en este caso la producción de vello) tiene efectos secundarios, algunos frecuentes (debido a su alta incidencia por paciente, expresado en porcentajes) y otros inesperados (generalmente de menor frecuencia pero mayor interés médico y afectación). La seguridad es estadística. Realmente son pocos los pacientes que desarrollan efectos secundarios derivados de este tipo de tratamientos siempre y cuando sean bien interrogados y evaluados sobre los factores propios de cada quien y sus contraindicaciones personales. Por ejemplo, a la hora de ir a un sitio donde hagan este tipo de procedimientos es bueno que lo hagas con dermatólogos o médicos esteticistas recomendados y aprobados por los colegios nacionales de Medicina de tu país (certificados) y que el sitio cumpla con toda la permisología. Además, deben interrogarte y evaluarte para descartar posibilidad de efectos secundarios según tu tipo de piel, medicamentos que consumes y otras enfermedades (diabetes, antecedentes de cáncer de piel, quemaduras, entre otras)
Si lo que deseas es saber si habrá consecuencias, unas dependerán del operador (quién te aplique el tratamiento) y otras de ti (predisposición a complicaciones). La tasa es baja, en sitios reconocidos, pero en sitios no reconocidos puede traer efectos secundarios indeseables. Como todo tratamiento amerita un estudio del riesgo-beneficio. Es muy variable, pero estadísticamente, es seguro.