Deberíamos aclarar antes de nada algunos términos. La actividad de las neuronas consiste, generalizando mucho, en una modificación súbita de la carga eléctrica de su membrana. Esto se denomina potencial de acción. En general podemos decir que una neurona se activa, bien cuando se ve favorecida la aparición de estos potenciales de acción a partir del estado de reposo, bien cuando se aumenta la frecuencia con la que se repiten (la frecuencia de descarga) en una célula que ya los generaba de forma repetitiva, o bien, en ocasiones cuando se alarga la duración de los potenciales o se acorta el periodo refractario entre ellos (durante el periodo refractario la neurona no puede generar nuevos potenciales de acción)
Es importante precisar que la frecuencia a la que se generan potenciales de acción es diferente en las neuronas dependiendo de la región cerebral a la que pertenezcan y el momento en el que las observemos. De tal modo que no se puede hablar de una "frecuencia" cerebral específica durante el orgasmo ni, en realidad, durante el desarrollo de ninguna actividad fisiológica. Además, es muy difícil medir de forma directa la actividad eléctrica de un número amplio neuronas diversas en localizaciones múltiples durante el desempeño normal en un sujeto indemne (hay que colocar muchísimos electrodos en el interior del cerebro y efectuar mediciones con ellos introducidos, lo que, en el ser humano cuenta con muchas restricciones)
Sabemos, sin embargo, se ha podido evaluar de forma indirecta (más cualitativa que cuantitativa) la actividad neuronal mediante la medición de la actividad metabólica gracias a modernas técnicas utilizadas en el diagnóstico, Concretamente las más útiles parece que están resultado son la Resonancia magnética funcional y el PET-scanner.
Mediante esas y otras técnicas hemos podido comprobar que durante las diversas etapas de la experiencia sexual que conducen al orgasmo y su resolución se producen activaciones de grupos neuronales de determinadas regiones cerebrales e inhibiciones o desactivaciones relativas en neuronas pertenecientes a otras áreas anatómicas o funcionales. Se ha descrito, en base a esos hallazgos, un patrón más o menos general de la función cerebral durante la experiencia sexual.
Sin embargo, se ha podido comprobar que no existe un patrón único de activaciones y que éste se ve modificado en función de si la experiencia sexual se acompaña de conducta activa, si el placer se obtiene por autoestimulación o no, si existe presentación simultánea de imágenes sexuales, e incluso si existe memoria de experiencia sexual que se pueda relacionar con las imágenes presentadas (parecido con la persona, el lugar, la situación presentada, etc).
Existen también algunas diferencias entre sexos pero, curiosamente, son muy poco imoportantes en cuanto a la experiencia orgásmica y parecen guardar mayor diferencia aquellas registradas cuando se produce, por ejemplo, autoestimulación en la fase de meseta previa al orgasmo.
Mediante estimulación audiovisual, tanto en hombres como en mujeres se ha comprobado la activación del vermis cerebeloso, sendas cortezas estriadas y corteza orbitofrontal derecha, lo que parece correlacionarse con la importancia de la cognición y la emotividad en la fase de excitación. También en el giro cingulado anterior derecho y la ínsula izquierda se ha observado activación durante esta etapa pero no durante la de meseta. Ambas estructuras están muy relacionadas con la autoconciencia y la conciencia de situación. Durante la fase de meseta en hombres (mantenimiento de la erección del pene) inducida por estimulación audiovisual se comprobó la activación de estructuras subcorticales como el putamen ventral derecho y del hipotálamo, probablemente como reflejo de la influencia de factores motivacionales en la respuesta sexual, a través de circuitos de recompensa del sistema límbico.
Durante la estimulación genital táctil, desde el inicio hasta la fase de meseta, se ha comprobado inhibición de la amígdala derecha y la circunvolución fusiforme izquierda en ambos sexos. Sin embargo, en mujeres se activan más las áreas parietales y frontales izquierdas mientras que en los hombres lo hacía en mayor medida la corteza occipito- temporal ventral derecha. Lo que podría expresar disparidades en la fuente o el mecanismo de excitación. Sin embargo, la única diferencia entres sexos que cabe destacar durante el orgasmo, es que en los hombres se activa más la sustancia gris periacueductal (implicada en diversas funciones, como por ejemplo el control a la baja de la percepción del dolor).
Por último cabe destacar que en algunos estudios parece demostrarse que la memoria del placer obtenido por estimulación táctil genital (concretamente en mujeres mediante estímulo digital del clítoris) se correlaciona con respuestas de la ínsula cerebral izquierda, mientras que la memoria del placer relacionado con experiencias sexuales coitales etc, se asocia con respuestas, no sólo de la ínsula izquierda, sino también de la circunvolución temporal superior derecha, el tálamo y el giro prefrontal inferior derecho.
Como puedes comprobar la conducta sexual es un fenómeno interesantísmo y tan complejo como cualquier otra actividad llevada a cabo por el ser humano. Y, de hecho, en cuanto a su conocimiento y comprensión, aún estamos en mantillas.
Si te apetece profundizar un poco en el tema y no te importa leer en inglés te recomiendo un artículo y sus notas bibliográficas que serán de tu interés:
http://www.medscimonit.com/fulltxt.php?ICID=878237