Puede que tengas la enfermedad SFC, Descripción de los síntomas:
Fatiga: como mencionamos anteriormente, la fatiga es el síntoma fundamental que caracteriza al SFC y, al ser un síntoma común con otras enfermedades como el Síndrome post-Lyme (53), la Enfermedad de Addison (54), la Esclerosis Múltiple (55) y la Fibromialgia (56), su falta de diferenciación puede llevar a confusión (57). La fatiga, en un día "normal" para nosotros, es más o menos equivalente a lo que sería el estado de alguien que, en condiciones óptimas de salud, ha jugado un partido intenso de baloncesto (58): sensación de debilidad muscular en mayor o menor grado (59), rechazo a efectuar inmediatamente algún otro tipo de ejercicio y deseo de reposar, aunque la sensación de euforia y placer que produce la práctica del deporte es reemplazada por malestar general que se parece mucho a la que sentimos cuando nos está empezando una gripa.
Cuando estamos en "crisis", la palabra "fatiga" no nos parece adecuada para expresar con claridad la situación de indefensión, devastación y "apabullamiento" que nunca antes en su vida un paciente con SFC había experimentado (60), por lo cual es tan difícil su descripción: es la mezcla de un intenso cansancio físico y un intenso cansancio mental con una sensación de confusión y un gran deseo de desentendernos de cualquier tipo de actividad física o intelectual. No queremos (y realmente casi no podemos) ni ver ni oír ni entender y cualquier inconveniente leve nos parece insuperable pero, al mismo tiempo, podría caérsenos la casa encima y casi no nos importaría. En los momentos de "crisis", la realización de cualquier actividad "normal" (bañarse, vestirse, preparar una comida, etc.) es muy difícil para el paciente (29) (36), a veces imposible, y generalmente es seguida de un aumento del malestar y de la debilidad, inmediatamente o a las pocas horas e incluso al día siguiente (61) (62).
Es muy frecuente que, al sentirnos un poco mejor, intentemos realizar las actividades que consideramos necesarias (ir al supermercado, llevar el carro al taller, organizar la biblioteca, etc.) sin darnos cuenta que nos estamos sobrepasando (63) (64) (el entusiasmo de sentirnos mejor y el "yo soy capaz" destinado a reconfortar nuestra autoestima, que usualmente se nos devuelve como un boomerang), lo que desencadena una reactivación de nuestros síntomas (65) que puede durar entre uno y cuatro días. En este punto la fatiga es de tal magnitud que no solamente implica la necesidad urgente de evitar cualquier tipo de actividad física sino también mental. Pedirle a un paciente en crisis que dedique atención a cualquier cosa es pedir demasiado: requiere tanto esfuerzo que la mente se niega (37). Es como pedirle a un médico, después de un turno de 48 horas en urgencias de un hospital de guerra, que haga una exposición acerca de los efectos de la devaluación del dólar sobre la cobertura de salud en su ciudad, o como pedirle a alguien que acaba de ser despedido de su trabajo que haga un resumen del último libro que leyó (el Quijote por ejemplo!).