Creo que estoy enganchada a una persona...¿Cómo lo puedo solucionar?
Pues esta es mi historia. Antes de nada ruego a quien
entre por aquí, que por favor, se tome
unos minutos para leerla y dejar alguna opinión. Se lo agradeceré de todo
corazón. No lo pediría si de verdad no creyese que lo necesitase.
Hace ya dos años, conocí a un chico (él acababa de dejar una
relación de 8 años y estaba muy triste) el cual me ayudó a salir de una
relación tormentosa, y no porque fuera maltrato psicológico en ese caso.
Simplemente ya no me quería y yo lo estaba pasando mal. Pues en muy pocos días
consiguió que pasase de ser un alma en pena a alguien plenamente feliz.
Merendábamos juntos, hacíamos rutas en coche juntos, caminando, íbamos al cine,
hacíamos apuestas sobre si gano yo te invito a cenar y si ganas tú la pagas
tú…no sé, pero siempre de forma muy sana. Siempre me repetía que él no quería
tener nada conmigo, solo amistad y como me había visto tan mal, le daba
sentimiento y necesitaba “protegerme” porque se había encariñado. De hecho yo
le contaba mis historias de fin de semana, o cuando conocía a algún chico y él
igual. Es la historia más bonita que jamás he vivido con un chico. Cada vez que
había algún problema y alguien me culpaba de algo (discusiones normales entre
amigos) él salía en mi defensa y no permitía que nadie, absolutamente nadie,
dudase de mí. Pero yo lo veía como un amigo, un gran amigo. MI mejor amigo.
El tiempo pasó y un día le dije, de broma, “que lástima que
no quieras nada conmigo con lo bueno que eres” (porque siempre decía que yo al
final me enamoraría de él y yo le decía que sí, que seguro…pero eran todo
piques e ironías) y de pronto se quedó callado. Y me dijo que creía que estaba
sintiendo algo por mí, pero no quería estropear la amistad tan bonita y sana
que teníamos de ya casi un año. Y no sé por qué, eso me hizo cambiar el chip de
golpe. Y pasaron los días y comencé a fijarme en él más de lo normal. El no es
para nada atractivo, pero tiene una personalidad muy llamativa. Seguro de sí
mismo, embaucador, y con carácter. Pero también muy divertido y sociable.
Al final nos liamos y aquí empieza la historia de verdad:
Empezamos un tira y afloja de empezar algo serio o no,
porque él aún se acordaba de su ex y no se sentía preparado. Así que me pidió
un tiempo para poder empezar algo serio. Y se lo dí, pero durante ese tiempo,
seguíamos liándonos por las esquinas y el me repetía que me quería…no podía
mentir! En realidad era mi mejor amigo y no tenía por qué aprovecharse! Esto
duró muy poco tiempo, 3 meses o así, él empezó a distanciarse, a poner excusas
cuando proponía quedar, fue algo muy desagradable porque yo ya no reconocía a
mi mejor amigo. Ya no hacíamos apuestas, ni íbamos al cine, ya no me hacíamos
rutas, ni bromas, ni la noche en vela charlando. Dejó de llamar, dejó de estar
tan pendiente y pocos días tras el cambio, me lo confesó: “no podía tener una
relación seria ahora mismo” si yo quería podiamos ser follamigos, pero si no,
él se había dado cuenta que no podía, que necesitaba más tiempo, y no quería
tenerme esperando para nada, así que yo hiciese lo que necesitase, pero que me
olvidase del tiempo que me pidió, porque podía durar incluso años ese tiempo.
Solo quería disfrutar de la vida y conocer gente. Pero no podía evitar sentir
lo que sentía por mí, y no quería que dejásemos de ser amigos. Así que intenté
ser su amiga, pero había una atracción por parte de ambos inevitable, y al
final terminábamos liándonos. Y por supuesto, el seguía su rutina de conocer
gente y agregar chicas a sus redes sociales. Y seguía manteniendo que no quería
nada serio. Y obviamente desapareciendo a veces. Así que yo ya como no podía
más, le pedí tomar un café con él. Me costó bastante trabajo, porque no quería,
puso mil excusas, pero al final accedió. Y esa tarde, le dije, que saliese de
mi vida. Que yo saldría de su vida también. Que me había encantado conocerlo,
pero que yo estaba más enganchada a él que él a mí y yo lo estaba pasando
bastante mal, porque inconscientemente estaba esperando que se diera algo…. Que
no se iba a dar. Y el aceptó. Pero a los pocos días, reapareció, como amigo,
habándome normal. Y de pronto volví a ver a mi amigo…comenzaron las bromas, las
charlas, el cine, otra vez cenábamos juntos…todo había vuelto a estar como
antes! Hasta que un día, me dijo, que no podía estar sin mí. Que me echaba
mucho de menos y que no quería que me fuese de su vida. Quería ser mi mejor
amigo, de nuevo, aunque sintiésemos eso que sentíamos. Y lo volví a intentar, y
un tiempo después, volvimos a liarnos pero esta vez fue diferente. Esta vez no
se alejó, y seguíamos yendo al cine, y seguíamos cenando juntos, y seguíamos
hablando hasta tarde, y todo era precioso. Cuando nadie nos veía, por la calle,
me agarraba de la mano. Me invitó varias veces a su piso. Dormimos juntos,
preparábamos la cena juntos. Incluso quiso presentarme a sus amigos de toda la
vida, un día, pero ese día yo no pude salir por otras razones. No llegamos a
hablar sobre qué éramos, o qué íbamos a ser, o qué pasaba. Solo disfrutábamos
del momento. Y cada finde había planes para los dos y dejó de añadir a gente a
su red social, y dejó de insistir en conocer gente y todo se convirtió en una
relación muy bonita, y estable…. Creía yo. Hasta que un diá en su casa, después
de acostarnos, aún en la cama, abrazados, me preguntó “¿tú y yo…qué somos?” Me
quedé atónita e intenté salir por la tangente y dije, qué más da, estamos bien,
¿no? Le especifiqué que solo esperaba no ser una “follamiga” para él y sus
palabras de pronto me partieron el corazón “pues tiene toda la pinta, de que
esto sea, ser follamigos” y volvió a sacar el tema de hacía ya unos meses. Que
él no quería nada serio, que quería conocer gente, pero que si yo accedía a ser
follamigos, me aseguraba exclusividad. Yo me indigné y discutimos bastante.
A partir de ahí hablábamos todos los días por whatsapp, pero
discutiendo, y empezamos una temporada bien otra mal, y así. Y lloré,
muchísimo. Se rompió aquel pequeño paréntesis que parecía felicidad mutua. Y de
pronto sus enfados fueron cada vez más fuertes. Dejaba de hablarme cuando le
parecía. Estaba serio, borde, distante, frío. Volví a ver al desconocido.
¿Quién era ese hombre? Pero sin embargo, seguía buscándome y...