Cronología
Hey! El día de ayer estuve viendo algunas de las respuestas, en lo que se refiere a la posición cronológica y a la vez interpretación de los diferentes inperios ilustrados en la imagen de daniel 2, y la verdad; me quedaron algunas dudas al respecto. Podrías darme tu opinion; de acuerdo a tu conocimiento, ¿en lo que a esto se refiere?
1 respuesta
Respuesta de jrrf
1
1
No sé a qué te refieres cuando dices que *estuviste viendo algunas de las respuestas en lo que se refiere a la posición cronológica*. Bueno, te transcribo aquí parte del estudio sobre Daniel 2 que está en mi página web; en ella podrás encontrar más cosas sobre Daniel: http://jrrf.casalibertad.org/jrrf/profDaniel-2.htm
Dn 2, 36-43: "Este es el sueño. Ahora expondremos al rey su interpretación. Tú, ¡oh rey!, eres rey de los reyes, a quien el Dios del cielo concedió el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. En tus manos puso a los hijos de los hombres, a las bestias del campo y a las aves del cielo en cualquier lugar donde moren, haciéndote dueño de todo. La cabeza de oro eres tú. Después de ti surgirá otro reino, inferior al tuyo; luego un tercer reino, que será de bronce y dominará toda la tierra. Habrá un cuarto reino, duro como el hierro, semejante al hierro que todo lo pulveriza y tritura; y, como el hierro que tritura, así él pulverizará y triturará a todos aquellos. Los pies y los dedos que viste, en parte de arcilla figulina y en parte de hierro, son un reino que será dividido, pero tendrá en sí algo de la solidez del hierro, puesto que viste el hierro mezclado con arcilla figulina. Y como los dedos de los pies eran en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte y otra parte será frágil. El hierro que viste mezclado con arcilla figulina significa que se mezclarán mediante semen humano, pero no se unirán el uno a otro, como el hierro no se amalgama con la arcilla"
"Daniel" empieza con una exposición que si de veras hubiese sido dada al rey caldeo éste le hubiese mandado al patíbulo inmediatamente: le habla "del Dios del cielo", es decir, de Yahvéh, cuando el dios judío no tenía nada que ver con los caldeos (el propio Nabucodonosor se consideraba a sí mismo un dios: Dn 3), además de que le dice que si ha conseguido el imperio, poder, fuerza y gloria ha sido gracias a ese dios, dios que no se cuenta entre los suyos. Obviamente, parece claro que el autor del libro de Daniel es un piadoso judío que no ve a otro Dios más que al suyo y está escribiendo de alguien que ya no le puede hacer nada: como he dicho antes, escribe 400 años más tarde de los hechos que narra y atribuye a otro autor.
Según los exegetas, los cuatro reinos de los que habla Daniel son: el caldeo, comparado con el oro; el persa, comparado con la plata; el macedonio, comparado con el bronce, y un cuarto, el romano, comparado con el hierro.
"Daniel" no dice cuáles son esos reinos (sólo nombra como tal al primero, al caldeo, pues con su rey está hablando); que esté hablando de aquellos reinos lo interpretan los exegetas cristianos
Entre el imperio macedonio (Alejandro Magno), el de bronce, y el romano, el de hierro, existieron otros dos: el de los seléucidas y el de los partos (neopersa), los cuales no se entiende por qué son obviados sobre todo el primero pues el segundo no tuvo parte determinante en Judea: en efecto, el libro de Daniel habla posteriormente del rey seleúcida Antíoco IV Epifanes como una gran potencia que invade Israel y muestra a ese rey como el enemigo número uno de los judíos (época de los Macabeos: I Mac 1, 41-61; II Mac 6, 1-2) por lo que no se ve el por qué el cuarto reino tiene que ser el romano y no el seléucida.
La interpretación del sueño deja mucho que desear también en otros aspectos:
"Daniel" está mintiendo a Nabucodonosor II: en efecto, le dice que después de su reino vendría otro inferior al suyo lo cual es falso: el imperio persa fue muy superior al caldeo, tanto en extensión como en tiempo de duración (Is 45): el caldeo empieza con la destrucción de Nínive, capital del imperio asirio, en el 612 aC y por parte de Nabopolasar, gobernador de Babilonia y padre de Nabucodonosor II, y termina en el 539 aC con la victoria del persa Ciro II mencionada antes. El reino caldeo dura, pues, 73 años. El imperio Persa dura desde esa victoria de Ciro II hasta la derrota del último rey persa, Darío III, en 330 aC a manos de Alejandro Magno: 209 años.
Está claro que cuando "Daniel" dice que el tercer reino dominaría "toda la tierra", no sabe lo que está diciendo: el imperio persa llegó a tener algo más de territorio que el de Alejandro Magno: más territorio en el noroeste de Egipto, más al norte de Armenia y más al noreste, norte de Samarcanda, aunque menos en Grecia, claro.
El autor del libro de "Daniel" vivió en la época de la dominación seléucida del rey Antíoco IV Epifanes (y por eso más tarde habla de él y con menos errores históricos) al que veía como el peor de todos ellos sobre todo por el intento de ese rey de abolir la Ley judía introduciendo en Judea la helenización por lo que cuando hace mención del cuarto reino no puede ser otro que el de ese rey y no el romano del que todavía no sabía nada o al menos no le repercutía como el seléucida. No es posible que pasase por alto esa invasión de su tierra y se pusiese a hablar del "reino" de los romanos que en 166 aC no le iba ni le venía: Judea fue ocupada por los romanos en el 63 aC, es decir, cien años más tarde.
Si acaso se refiere, sea como sea, al romano entonces también se equivoca: en efecto, el imperio romano nunca consiguió conquistar todo el territorio que perteneció a los persas: siempre fueron detenidos por los partos en la frontera oriental.
La profecía sigue nombrando más reinos (versículos 41 a 44), pero nadie es capaz de adivinar cuáles son pues no concuerdan con ninguno: los reinos o imperios posteriores fueron: la dinastía sasánida (neopersa), los musulmanes, los mongoles...
Así, pues, es fácil hacer profecías: el autor ya conocía el desarrollo de esos imperios o, más bien, debería conocerlos... y aún así se equivoca.
Dn 2, 44-45: "Y en el tiempo de esos reyes, suscitará el Dios del cielo un reino que nunca será destruido, y ese reino no será entregado a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos esos reinos y él subsistirá eternamente. Por eso viste que una piedra se desprendió de la montaña sin intervención de mano alguna, y pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande dio a conocer al rey lo que sucederá en el futuro. Verdadero es el sueño y cierta su interpretación"
¿En el tiempo de cuáles reyes?: Ha dado a conocer muchos (aunque no los nombre porque, aún siendo un profeta, los desconoce y cuando da a conocer alguno, se equivoca: en efecto, como ya he apuntado, sólo se desprende de sus palabras el conocimiento del imperio caldeo)
Por las palabras de "Daniel" se entiende un reino terrenal: ¿A cuál reino se refiere?. Ninguno ha subsistido "eternamente", todos han caído.
El reino tenía que ser judío: la expresión "no será entregado a otro pueblo" le delata.
De la manera que está expresada la profecía, "Daniel" asegura ahora que todos esos reinos estarían vigentes en el momento de la llegada de ese reino pues la piedra los pulveriza a todos, lo cual contradice la exposición de los versículos anteriores.
Aquí todo el mundo puede ver o interpretar lo que convenga mejor para sus intereses, pero atendiéndonos estrictamente a lo que dicen esas palabras ese reino no ha llegado: "Daniel" habla del reino de Yahvéh, el anunciado por los profetas, incluido Jesús.
Imposible asimilarlo a Jesús de Nazaret y a su Iglesia (¿a cuál de todas?):
Esa iglesia no es mundial
Sí sería un reino entregado a otro pueblo pues los judíos no lo han reconocido
No pulverizó ni aniquiló a "todos esos reinos": en efecto, habían desaparecido todos menos el romano (si es que se refería a él)
Dn 2, 36-43: "Este es el sueño. Ahora expondremos al rey su interpretación. Tú, ¡oh rey!, eres rey de los reyes, a quien el Dios del cielo concedió el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. En tus manos puso a los hijos de los hombres, a las bestias del campo y a las aves del cielo en cualquier lugar donde moren, haciéndote dueño de todo. La cabeza de oro eres tú. Después de ti surgirá otro reino, inferior al tuyo; luego un tercer reino, que será de bronce y dominará toda la tierra. Habrá un cuarto reino, duro como el hierro, semejante al hierro que todo lo pulveriza y tritura; y, como el hierro que tritura, así él pulverizará y triturará a todos aquellos. Los pies y los dedos que viste, en parte de arcilla figulina y en parte de hierro, son un reino que será dividido, pero tendrá en sí algo de la solidez del hierro, puesto que viste el hierro mezclado con arcilla figulina. Y como los dedos de los pies eran en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte y otra parte será frágil. El hierro que viste mezclado con arcilla figulina significa que se mezclarán mediante semen humano, pero no se unirán el uno a otro, como el hierro no se amalgama con la arcilla"
"Daniel" empieza con una exposición que si de veras hubiese sido dada al rey caldeo éste le hubiese mandado al patíbulo inmediatamente: le habla "del Dios del cielo", es decir, de Yahvéh, cuando el dios judío no tenía nada que ver con los caldeos (el propio Nabucodonosor se consideraba a sí mismo un dios: Dn 3), además de que le dice que si ha conseguido el imperio, poder, fuerza y gloria ha sido gracias a ese dios, dios que no se cuenta entre los suyos. Obviamente, parece claro que el autor del libro de Daniel es un piadoso judío que no ve a otro Dios más que al suyo y está escribiendo de alguien que ya no le puede hacer nada: como he dicho antes, escribe 400 años más tarde de los hechos que narra y atribuye a otro autor.
Según los exegetas, los cuatro reinos de los que habla Daniel son: el caldeo, comparado con el oro; el persa, comparado con la plata; el macedonio, comparado con el bronce, y un cuarto, el romano, comparado con el hierro.
"Daniel" no dice cuáles son esos reinos (sólo nombra como tal al primero, al caldeo, pues con su rey está hablando); que esté hablando de aquellos reinos lo interpretan los exegetas cristianos
Entre el imperio macedonio (Alejandro Magno), el de bronce, y el romano, el de hierro, existieron otros dos: el de los seléucidas y el de los partos (neopersa), los cuales no se entiende por qué son obviados sobre todo el primero pues el segundo no tuvo parte determinante en Judea: en efecto, el libro de Daniel habla posteriormente del rey seleúcida Antíoco IV Epifanes como una gran potencia que invade Israel y muestra a ese rey como el enemigo número uno de los judíos (época de los Macabeos: I Mac 1, 41-61; II Mac 6, 1-2) por lo que no se ve el por qué el cuarto reino tiene que ser el romano y no el seléucida.
La interpretación del sueño deja mucho que desear también en otros aspectos:
"Daniel" está mintiendo a Nabucodonosor II: en efecto, le dice que después de su reino vendría otro inferior al suyo lo cual es falso: el imperio persa fue muy superior al caldeo, tanto en extensión como en tiempo de duración (Is 45): el caldeo empieza con la destrucción de Nínive, capital del imperio asirio, en el 612 aC y por parte de Nabopolasar, gobernador de Babilonia y padre de Nabucodonosor II, y termina en el 539 aC con la victoria del persa Ciro II mencionada antes. El reino caldeo dura, pues, 73 años. El imperio Persa dura desde esa victoria de Ciro II hasta la derrota del último rey persa, Darío III, en 330 aC a manos de Alejandro Magno: 209 años.
Está claro que cuando "Daniel" dice que el tercer reino dominaría "toda la tierra", no sabe lo que está diciendo: el imperio persa llegó a tener algo más de territorio que el de Alejandro Magno: más territorio en el noroeste de Egipto, más al norte de Armenia y más al noreste, norte de Samarcanda, aunque menos en Grecia, claro.
El autor del libro de "Daniel" vivió en la época de la dominación seléucida del rey Antíoco IV Epifanes (y por eso más tarde habla de él y con menos errores históricos) al que veía como el peor de todos ellos sobre todo por el intento de ese rey de abolir la Ley judía introduciendo en Judea la helenización por lo que cuando hace mención del cuarto reino no puede ser otro que el de ese rey y no el romano del que todavía no sabía nada o al menos no le repercutía como el seléucida. No es posible que pasase por alto esa invasión de su tierra y se pusiese a hablar del "reino" de los romanos que en 166 aC no le iba ni le venía: Judea fue ocupada por los romanos en el 63 aC, es decir, cien años más tarde.
Si acaso se refiere, sea como sea, al romano entonces también se equivoca: en efecto, el imperio romano nunca consiguió conquistar todo el territorio que perteneció a los persas: siempre fueron detenidos por los partos en la frontera oriental.
La profecía sigue nombrando más reinos (versículos 41 a 44), pero nadie es capaz de adivinar cuáles son pues no concuerdan con ninguno: los reinos o imperios posteriores fueron: la dinastía sasánida (neopersa), los musulmanes, los mongoles...
Así, pues, es fácil hacer profecías: el autor ya conocía el desarrollo de esos imperios o, más bien, debería conocerlos... y aún así se equivoca.
Dn 2, 44-45: "Y en el tiempo de esos reyes, suscitará el Dios del cielo un reino que nunca será destruido, y ese reino no será entregado a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos esos reinos y él subsistirá eternamente. Por eso viste que una piedra se desprendió de la montaña sin intervención de mano alguna, y pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande dio a conocer al rey lo que sucederá en el futuro. Verdadero es el sueño y cierta su interpretación"
¿En el tiempo de cuáles reyes?: Ha dado a conocer muchos (aunque no los nombre porque, aún siendo un profeta, los desconoce y cuando da a conocer alguno, se equivoca: en efecto, como ya he apuntado, sólo se desprende de sus palabras el conocimiento del imperio caldeo)
Por las palabras de "Daniel" se entiende un reino terrenal: ¿A cuál reino se refiere?. Ninguno ha subsistido "eternamente", todos han caído.
El reino tenía que ser judío: la expresión "no será entregado a otro pueblo" le delata.
De la manera que está expresada la profecía, "Daniel" asegura ahora que todos esos reinos estarían vigentes en el momento de la llegada de ese reino pues la piedra los pulveriza a todos, lo cual contradice la exposición de los versículos anteriores.
Aquí todo el mundo puede ver o interpretar lo que convenga mejor para sus intereses, pero atendiéndonos estrictamente a lo que dicen esas palabras ese reino no ha llegado: "Daniel" habla del reino de Yahvéh, el anunciado por los profetas, incluido Jesús.
Imposible asimilarlo a Jesús de Nazaret y a su Iglesia (¿a cuál de todas?):
Esa iglesia no es mundial
Sí sería un reino entregado a otro pueblo pues los judíos no lo han reconocido
No pulverizó ni aniquiló a "todos esos reinos": en efecto, habían desaparecido todos menos el romano (si es que se refería a él)
- Compartir respuesta
- Anónimo
ahora mismo