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Respuesta de apologista
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Es una postura filosófica, antes que religiosa. El filósofo agnóstico manifiesta su respeto por la trascendencia de forma sincera: considera a Dios tan sublime que ningún razonamiento humano puede alcanzarlo. A muchos agnósticos les parece evidente que hay un Ser Supremo; el problema es que no conocemos de él otra cosa que negaciones, a saber: que no se parece a los cuerpos, que no pertenece al espacio, ni al tiempo, que no es como el hombre, etc., en el límite, «no es» parecido a nada de lo que conocemos. Por eso, ante la Causa suprema la actitud más razonable sería el silencio.
El agnosticismo filosófico adopta dos formas: 1ª, agnosticismo existencial, y 2ª, agnosticismo esencial; según se considere indemostrable la existencia divina (si es) o su esencia (qué es). El filósofo agnóstico, por otra parte, suele serlo sobre todo en referencia al conocimiento de la esencia divina (¿qué es, cómo es Dios?), desespera de poder llegar a saber nada de Él.
El agnosticismo esencial magnifica la trascendencia divina y empequeñece el poder de la razón humana; el agnosticismo existencial, por el contrario, se cierra a la trascendencia, al no aceptar lo que supere la lógica humana; el hombre sería incapaz de trascender los datos sensibles para llegar hasta el ser de las cosas, es un sutil escepticismo. El agnosticismo de algunos filósofos es en realidad una viva conciencia del límite mental. Es frecuente que un filósofo declare a Dios incognoscible y a la vez evidente. Ejemplos de esa actitud han sido: Inmanuel Kant, Herbert Spencer y Ludwig Wittgenstein. Razonan de la siguiente manera: la realidad metafísica, el ser que está tras el parecer, es incognoscible, justamente en la misma medida en que no es un fenómeno. para mas infomracion le siguiero: http://www.iveargentina.org/Teolresp/Casos/ateo.htm http://www.filosofia.org/filomat/df385.htm
Kant denominaba al ser en sí "noúmeno" (lo pensable), y consideraba segura su existencia, pero incognoscible. Ello se debía a una previa reducción del conocimiento, según la cual sólo las ciencias harían afirmaciones ciertas. El conocimiento científico coordina y enlaza -con la lógica- los datos sensoriales, los fenómenos. Más lo que interesa al hombre está más allá de los fenómenos y de las ciencias, es el ser. Luego sería preciso encontrar otras vías para acceder al ser. Otro gran agnóstico y creyente, el francés Blas Pascal dice: «el corazón tiene sus razones, que la razón no comprende». Por su parte, el prusiano Kant invocaba el sentimiento de respeto ante la ley, la conciencia del deber moral.
Este pensamiento de Kant, consistente en separar el fenómeno del noúmeno (el parecer del ser), fue continuado por el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein (1889-1951): «De aquello de lo que no es posible hablar, se debe guardar silencio», escribe como conclusión de so obra más célebre (Tractatus Lógico-Philosophicus, 7). Pero esa sentencia debe entenderse bien; Wittgenstein no recomienda simplemente hablar con prudencia. Tampoco niega el misterio; al contrario, dice que existe algo de lo que es imposible decir nada. Lo que niega es que se pueda afirmar -científicamente- nada, verdadero ni falso, sobre el Ser trascendente. Según él, la razón está limitada por el lenguaje. En efecto, la idea central de Wittgenstein es que la razón humana se plasma en las leyes del lenguaje, de manera que a la filosofía sólo le queda una función: determinar cuál es el lenguaje perfecto, coincidente con el método de las ciencias. El sentido de la vida y el ser trascendental no se pueden decir: «
El agnosticismo filosófico adopta dos formas: 1ª, agnosticismo existencial, y 2ª, agnosticismo esencial; según se considere indemostrable la existencia divina (si es) o su esencia (qué es). El filósofo agnóstico, por otra parte, suele serlo sobre todo en referencia al conocimiento de la esencia divina (¿qué es, cómo es Dios?), desespera de poder llegar a saber nada de Él.
El agnosticismo esencial magnifica la trascendencia divina y empequeñece el poder de la razón humana; el agnosticismo existencial, por el contrario, se cierra a la trascendencia, al no aceptar lo que supere la lógica humana; el hombre sería incapaz de trascender los datos sensibles para llegar hasta el ser de las cosas, es un sutil escepticismo. El agnosticismo de algunos filósofos es en realidad una viva conciencia del límite mental. Es frecuente que un filósofo declare a Dios incognoscible y a la vez evidente. Ejemplos de esa actitud han sido: Inmanuel Kant, Herbert Spencer y Ludwig Wittgenstein. Razonan de la siguiente manera: la realidad metafísica, el ser que está tras el parecer, es incognoscible, justamente en la misma medida en que no es un fenómeno. para mas infomracion le siguiero: http://www.iveargentina.org/Teolresp/Casos/ateo.htm http://www.filosofia.org/filomat/df385.htm
Kant denominaba al ser en sí "noúmeno" (lo pensable), y consideraba segura su existencia, pero incognoscible. Ello se debía a una previa reducción del conocimiento, según la cual sólo las ciencias harían afirmaciones ciertas. El conocimiento científico coordina y enlaza -con la lógica- los datos sensoriales, los fenómenos. Más lo que interesa al hombre está más allá de los fenómenos y de las ciencias, es el ser. Luego sería preciso encontrar otras vías para acceder al ser. Otro gran agnóstico y creyente, el francés Blas Pascal dice: «el corazón tiene sus razones, que la razón no comprende». Por su parte, el prusiano Kant invocaba el sentimiento de respeto ante la ley, la conciencia del deber moral.
Este pensamiento de Kant, consistente en separar el fenómeno del noúmeno (el parecer del ser), fue continuado por el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein (1889-1951): «De aquello de lo que no es posible hablar, se debe guardar silencio», escribe como conclusión de so obra más célebre (Tractatus Lógico-Philosophicus, 7). Pero esa sentencia debe entenderse bien; Wittgenstein no recomienda simplemente hablar con prudencia. Tampoco niega el misterio; al contrario, dice que existe algo de lo que es imposible decir nada. Lo que niega es que se pueda afirmar -científicamente- nada, verdadero ni falso, sobre el Ser trascendente. Según él, la razón está limitada por el lenguaje. En efecto, la idea central de Wittgenstein es que la razón humana se plasma en las leyes del lenguaje, de manera que a la filosofía sólo le queda una función: determinar cuál es el lenguaje perfecto, coincidente con el método de las ciencias. El sentido de la vida y el ser trascendental no se pueden decir: «
«Lo inexpresable, sin embargo, existe. Se muestra, es lo místico» (o. Cit., 6.522). Wittgenstein ha hecho del silencio en una especie de "sentido metafísico" del hombre. El límite del pensamiento no se supera pensando, dice; por tanto, se debe aceptar que el pensamiento es prisionero del lenguaje: «Porque para trazar un límite al pensamiento deberíamos poder pensar los dos lados de este límite (es decir, deberíamos poder pensar lo que no se puede pensar). El límite, pues, sólo podrá ser trazado en el lenguaje, y lo que se encuentra más allá del límite será simplemente sin-sentido (Unsinn)» (o. cit., Prólogo).
El límite del pensamiento humano no permite hablar de Dios (Das mystiche, lo inexpresable). La referencia a Dios sería el silencio. He aquí, nuevamente, el problema de la comunicación sin resolver.
Así es el pensamiento de todos los filósofos agnósticos antiguos y modernos; lejos de ser ateos, o irreligiosos, desconfían de la razón humana. Se hacen cargo de que, con una comprensión finita y en un lenguaje adaptado a cosas finitas, es inviable un discurso científico, sobre el Ser infinito. Creo que este tipo de filosofía tiene razón, cuando detecta el límite mental; pero se equivoca al darlo por insuperable y restringir el saber a los fenómenos. Cuando un límite es insuperable no es tampoco detectable; pero si nos damos cuenta del límite, es que ya lo estamos viendo desde la otra parte.
El límite del pensamiento humano no permite hablar de Dios (Das mystiche, lo inexpresable). La referencia a Dios sería el silencio. He aquí, nuevamente, el problema de la comunicación sin resolver.
Así es el pensamiento de todos los filósofos agnósticos antiguos y modernos; lejos de ser ateos, o irreligiosos, desconfían de la razón humana. Se hacen cargo de que, con una comprensión finita y en un lenguaje adaptado a cosas finitas, es inviable un discurso científico, sobre el Ser infinito. Creo que este tipo de filosofía tiene razón, cuando detecta el límite mental; pero se equivoca al darlo por insuperable y restringir el saber a los fenómenos. Cuando un límite es insuperable no es tampoco detectable; pero si nos damos cuenta del límite, es que ya lo estamos viendo desde la otra parte.
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