Soy cristiano evangélico y leo la Biblia y quiero saber si iré al cielo
Lo segundo, sí, me gustaría saber si iría al cielo, porque es de las cosas que más me cuesta llegar a entender, la vida más allá de la muerte del cuerpo. Tengo muchas dudas acerca de eso y aunque intento con todas las ganas creerlo, a veces no lo consigo.
Llevo por ahora tres días leyendo un poquito la Biblia antes de dormir y orándole a Dios, para que me de fuerzas a lo largo del día. En esos momentos me consuelo, pero luego sigo igual de preocupada por otros temas.
Donde vivo no hay ninguna iglesia evangélica, son todas católicas... Por lo tanto no puedo hablar con un pastor evangélico.
Por ahora, ya me he inscrito a los cursos bíblicos. Creo que me ayudarán.
Irás al cielo si eres bueno, iras al infierno si eres malo. Lee la parábola del trigo y la cizaña. Se deja crecer a ambos juntos, pero se separarán, el trigo irá al granero y la cizaña al fuego. Más claro que lo dice la Biblia, imposible.
Perdona por haberme entrometido, soy católico y como existen diferencias en el culto y principios religiosos católicos y evangelistas, es mejor que te dejes aconsejar por un pastor evangelista. Se han ofrecido muchos y podrás encontrarlo on-line.
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7 respuestas más de otros expertos
El cielo es un regalo, no podemos ganarlo ni merecerlo. Todos somos pecadores ("por cuanto todos pecaron están destutuidos de la gloria de Dios" Romanos 3:23). Desde que nacemos vamos acumulando pecados, egoísmos, mentiras.. cada uno de los cuales nos separa de Dios. Incluso el más "bueno" ha comentido cientos de pecados en su vida.
Y la paga del pecado es muerte eterna. Visto así nadie se salvaría, todos iríamos al infierno. Dios es AMOR y quiere salvarnos, pero también es SANTO o JUSTO, y no puede pasar por alto nuestro pecado.
La justicia pide que alguien pague. Un juez no puede dejar libre a un criminal aunque se arrepienta. Con Dios lo mismo, el juez del universo no puede pasar por alto una infracción. La única solución es que alguien sin pecado pague por nosotros.
El único sin pecado es el mismo Dios, el cual bajó tomando un cuerpo humano y murió en nuestro lugar. Jesús es el mismo Dios hecho carne. Muria para pagar por tu pecado y el mio y después resucitó y nos compró un lugar en el cielo con su sangre. No hay amor más grande que este (juan 3:16, "de tal manera nos amó que Dios a su único Hijo para que todo aquel que en El crea tenga vida eterna"). Ese regalo solo lo podemos conseguir de una manera, por la FE Romanos 6.23 dice "por gracia sois salvos por medio de la fe, no por obras para que nadie se gloríe".
Fe no es simplemente creer, pues los demonios creen y no se salvan. Creer es confiar solo en Jesús para la vida eterna.
Si quieres recibir ese regalo, solo tienes que pedírselo a Jesús de corazón.
Ora diciéndole que te arrepientes de tu pecado, que crees en EL, que murió por ti para perdonarte y resucitó y está vivo. Que le entregas tu vida y recibes su regalo de vida eterna. Si haces esto de corazón, la Biblia promete "El que en mi cree tiene vida eterna"(Juan). Te animo a qué lo hagas, oraré por ti. Sigue leyendo el libro de JUan del Nuevo testamento.
Dime por donde vives y te busca alguna iglesia cercana.
Preguntame las dudas que quieras
Dios te bendiga
Creo que hay una iglesia evangélica por las afueras de Manzanares, pero es un sitio bastante peligroso, hay bastante delincuencia por esa zona
Ahora estoy estudiando en Talavera de la Reina, y desconozco si haya alguna.
Saludos y gracias de nuevo por tu respuesta.
C/. Cañada de la Sierra 73
45600 Talavera de la Reina, Spain
+34 925 804 726?
+34 629 892 398? - Móvil
Esto es lo que encontrado, aunque no la conozco ni tengo referencias, no se de qué denominación es
Pero puedes llamar y preguntar horarios, etc.
Quiero que te quede claro que para ser cristiano no necesitas ser evangélica.
La salvación viene solo de tu fe y arrepentimiento. Lo que pasa es que para crecer en tu relación con Dios necesitas varias cosas básicas. Oración y lectura de la Biblia diarias, por un lado, y adoración y compañerismo cristianos por el otro. Y esto último solo lo puedes conseguir en una iglesia donde se predica solo la Biblia, o sea, evangélica.
Sino, los enemigos del cristiano, el Mundo, la Carne y el Diablo, te pueden paralizar y "morir esperitualmente", pues te mantienes débil.
Es mi consejo, pero ante todo pídele a Dios que te guie a la iglesia donde debas estar y crecer para en el futuro servirle donde El quiera.
El nos salvó y quiere que a nuestra vez le sirvamos ayudando a otros a encontrarle para ser salvos también. Para ello creó la iglesia.
Cualquier duda me comentas
Dios te bendiga y te guíe.
Yo siempre he ido a la Iglesia católica y me ha venido bien, pero nunca viene mal coger también cosas buenas de la evangélica. Me parece que toda Iglesia CRISTIANA, ya sean las dos anteriores o la ortodoxa, etc, TODAS merecen la pena porque su fin es Dios. Sus métodos son diferentes, sí, pero mientras no se desvíen de la meta principal, van bien encaminadas.
Un saludo y gracias.
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Estimada Laura que bueno que lea La Biblia como dice (Romanos 10:17) De modo que la fe sigue a lo oído. A su vez, lo oído es mediante la palabra acerca de Cristo. Y como save usted sin fe es inposible acercarce a Dios y la fe sin hobras esta muerta, en cuanto a su inquietud, vealo usted misma con su biblia tomela y compruebe las citas bibliquea que acontinuacion se muestran, y si le surguen preguntas, solo hagalas, puede ver, para mas informacion puede visitar este ir a cielo
¿Espera usted ir al cielo cuando muera?
“NINGÚN interés en el cielo o el infierno.” Así decía un titular en el periódico The Morning Call (12 de febrero de 1969) de Allentown, Pensilvania. Informaba acerca de una encuesta del “norteamericano típico,” de 27 años de edad, graduado de la escuela secundaria. Se dijo que sus intereses principales eran “el fútbol, la caza, la pesca, y el reparar automóviles.” Aunque esto quizás sea cierto del “norteamericano típico” de 27 años de edad, hay muchos millones de otros norteamericanos, así como millones de otras nacionalidades, que toman su religión con más seriedad. Muchos de ellos esperan ir al cielo cuando mueran.
¿Está usted entre esas personas? Si es así, ¿Por qué tiene la esperanza o espera ir al cielo cuando muera? Es muy probable que una razón sea que le han enseñado que usted tiene un alma inmortal separada y distinta de su cuerpo, la cual en la muerte o va al cielo o a un infierno de tormento. Por supuesto, si uno tuviera que elegir entre esos dos destinos uno querría ir al cielo.
Pero, ¿podría ser que la Biblia no enseñe que uno tiene un alma que continúa viviendo después de la muerte del cuerpo? Sí, pudiera ser; de hecho, así es, y eso lo están reconociendo cada vez más personas. Por lo tanto, según informó la revista Time, el teólogo católico romano Peter Riga del Colegio de Santa María en California reconoció que la antigua idea de que el hombre tiene un alma que sale del cuerpo al morir “no tiene ningún sentido. Solamente existe el hombre, el hombre a la imagen y semejanza de Dios. El hombre en su totalidad fue creado y será salvado.” Se pueden hallar expresiones similares en el “Glosario de Términos Bíblicos Teológicos” que aparece al final de la New American Bible, católica romana, publicada en 1970.
Y eso es exactamente lo que enseña la Biblia. Esta declara que en el principio “el hombre vino a ser alma viviente,” no que recibió un alma. Así como hay una gran diferencia entre tener una esposa y ser una esposa hay una gran diferencia entre tener un alma y ser un alma. Además, la Biblia nos dice que “el alma que esté pecando... ella misma morirá.” Por lo tanto, ésta no puede ser inmortal. Lo que es más, la Palabra de Dios muestra que los muertos “no están conscientes de nada en absoluto.” Es por eso que la Biblia habla de la muerte como ‘un dormir.’ Es interesante el hecho de que Martín Lutero en un tiempo enseñó que los creyentes que morían estaban inconscientes hasta la resurrección.—Gén. 2:7; Eze. 18:4, 20; Ecl. 9:5; 1 Cor. 15:20; 1 Tes. 4:13.
Algunos sí van al cielo
Sí, la Biblia muestra que los muertos están inconscientes hasta la resurrección. Pero también hace claro que al llegar ésta algunos son levantados a la vida celestial. En primer lugar está Jesucristo. Acerca de él, el apóstol Pedro dijo: “A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos.” De ahí en adelante “fue ensalzado a la diestra de Dios.” También se nos dice que “Cristo entró . . . en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro.”—Hech. 2:32, 33; Heb. 9:24.
Además, Jesús les prometió a sus apóstoles un lugar en los cielos con el fin de que “donde yo estoy también estén ustedes.” (Juan 14:2, 3) De sus escritos se hace claro que los apóstoles tuvieron esta esperanza. Por eso el apóstol Pablo escribió: “Porque sabemos que si nuestra casa terrestre, esta tienda, fuera disuelta, hemos de tener un edificio procedente de Dios, una casa . . . eterna en los cielos.” (2 Cor. 5:1) Esos cristianos tienen “una esperanza viva . . . una herencia incorruptible . . . en los cielos,” donde llegarán a ser “partícipes de la naturaleza divina.”—1 Ped. 1:3, 4; 2 Ped. 1:4.
Entonces, ¿pudiera ser que los incontables millones que han abrigado esperanzas de ir al cielo verán sus esperanzas cumplidas? Las Escrituras hacen muy claro que el número de los que van al cielo es, hablando comparativamente, muy pequeño. Así es que Jesús les dijo: “no teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” Y en tres lugares del libro de Revelación, el número del Israel espiritual, el número de los que están con el Cordero Jesucristo sobre el monte Sion celestial, se da como solamente 144.000. De éstos, se dice que “serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Luc. 12:32; Rev. 7:4; 14:1, 3; 20:6.
Para que un hombre sea elegible para la esperanza celestial, se requieren ciertos pasos de su parte y otros de parte de Dios. Debe arrepentirse de su pecaminoso derrotero del pasado, debe convertirse volviéndose para seguir tras un derrotero de justicia, debe dedicarse a hacer la voluntad de Dios y bautizarse. Sin embargo, sólo hasta ese punto puede llegar por sí mismo. El resto depende de Dios.—Hech. 3:19; Heb. 11:6; Hech. 4:12; Mat. 28:19, 20.
Entonces, si es la voluntad de Dios, Él individualmente llama a ese hombre y lo escoge por medio de Su Hijo, Jesucristo. (2 Tim. 1:9, 10; 1 Ped. 2:9) A tal hombre Dios también lo declara justo sobre la base de su fe en la sangre de Cristo, y por medio de Su espíritu santo, el hombre es producido como hijo espiritual. (Rom. 5:1, 9; 8:15, 16, 33, 34; Sant. 1:18) Una vez que ha recibido esta esperanza celestial debe mantener su integridad, probándose fiel hasta la muerte. Eso incluye mantenerse separado del mundo, ‘aporreando su cuerpo’ a fin de controlar al cuerpo y no que éste lo controle a él, y guardarse de los lazos del Diablo. (Sant. 1:27; 1 Cor. 9:27; 1 Ped. 5:8) Al hacer esto, puede esperar recibir, así como lo hizo el apóstol Pablo, la “corona de la justicia.”—2 Tim. 4:8; Rev. 2:10.
El destino terrenal
¿Está el destino de la vida eterna limitado a los que van al cielo, solo a los 144.000? ¡De ninguna manera! ¿No nos dijo Jesús que oráramos para que el reino de Dios viniera y para que su voluntad se hiciera en la Tierra así como se hace en el cielo? (Mat. 6:10) Además, la Biblia nos dice que “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.” (Isa. 11:9) Y aún más, se nos asegura que ‘la tienda de Dios estará con la humanidad’ y que Él “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.” (Rev. 21:2-4) Esas palabras deben referirse a esta Tierra, porque nunca hubo muerte en el cielo donde Dios está. Seguramente que éstos y muchos otros pasajes de importancia similar indican que hay personas que serán recompensadas con una excelente existencia terrenal. La esperanza y la perspectiva de millones que han muerto radica en una resurrección de los muertos a la vida aquí mismo en esta Tierra, porque ¿no dijo Jesús que, “viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán”?—Juan 5:28, 29.
El hecho de que otros, aparte de los que tienen por destino el cielo, obtendrán la salvación se hace claro del contexto de uno de los textos que menciona a los 144.000 israelitas espirituales: “Después de estas cosas vi, y, ¡Miren! Una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, . . . y al Cordero.’” De paso, el hecho de que esta grande muchedumbre no puede ser contada prueba que el número que se da a los israelitas espirituales es un número literal.—Rev. 7:9, 10.
¿Significa esto que hay dos clases de destino para los que obtienen la salvación por medio de ejercer fe en Jesucristo? (Juan 3:16) Sí, porque no hay duda de que las Escrituras hablan tanto de las bendiciones y recompensas celestiales como de las terrenales. La lógica de este hecho se hace evidente al razonar sobre el tema. Si todos los innumerables millones que con el tiempo obtendrán la salvación fueran al cielo para servir como reyes y sacerdotes, ¿a favor de quiénes servirían como sacerdotes y sobre quiénes gobernarían como reyes? Pero cuando comprendemos que solamente 144.000 servirán en esta capacidad y que ellos bendecirán a los innumerables millones que serán resucitados de la muerte y que vivirán aquí mismo en esta Tierra, todo tiene sentido. Además, cuando consideramos que la gran mayoría de los resucitados de entre los muertos al principio tendrán poco conocimiento de Jehová Dios y de sus justos requisitos, podemos ver cuánto trabajo habrá para los sacerdotes y reyes celestiales a fin de volverlos a poner en armonía con su Creador. La Biblia muestra que se dedicarán mil años para esta tarea, razón por la cual se llama el reinado milenario.—Isa. 11:1-9; 2 Ped. 3:8; Rev. 20:4-6.
Sirviendo como representantes terrestres del reino celestial habrá “príncipes,” tal como se predijo proféticamente de Jesucristo: “En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.” (Sal. 45:16) Estos príncipes incluirán a todos los hombres de fe desde Abel en adelante hasta Juan el Bautista. ¿No estará ninguno de éstos en el cielo? No. ¿Cómo lo sabemos? Porque Jesús dijo que hasta ese entonces, 31 E.C., nadie había ascendido al cielo. Y de Juan el Bautista dijo que ningún “hijo de madre” había sido mayor que él, y sin embargo “el menor en el reino de los cielos es mayor que él.” La Biblia también dice que aun el rey David, un hombre aprobado por Dios, no ascendió al cielo.—Mat. 11:11; Juan 3:13; Hech. 2:25-35, New English Bible.
¿Por qué es que ninguno de ellos fue al cielo? Porque el camino al cielo tenía que esperar por el sacrificio de Cristo para ser abierto. Además, nadie tenía el derecho a adelantársele, porque él tenía que ser “el primogénito de entre los muertos, para que llegase a ser el que es primero en todas las cosas.” Por lo tanto de esto se desprende que solo los que mueren después de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo al cielo pueden esperar obtener la vida en los cielos.—Col. 1:18; Heb. 10:20; 2 Tim. 1:10.
Los hechos indican que la llamada general o la invitación de Dios para el premio celestial ha cesado, pues el número completo ya ha sido llamado y escogido. Es por eso que en la actualidad los testigos cristianos de Jehová proclaman por todas partes del mundo las buenas nuevas de vida eterna en un Paraíso terrenal por medio del reino de Dios. En vista del tiempo en que vivimos, se presenta la esperanza de que una “grande muchedumbre” de “otras ovejas” no morirá sino que pasará de este viejo sistema a un nuevo sistema de cosas, en el que podrán vivir para siempre.
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Usted, a pesar de que la doctrina de la inmortalidad del alma está clarísimamente revelada en las Escrituras, existen diversas denominaciones cristianas y otras paracristianas (testigos de Jehová, adventistas, mormones etc.) que apegándose a una interpretación errada de la Biblia se obstinan en rechazarla.
Le voy a compartir evidencias bíblicas a favor de la inmortalidad del alma a fin que usted saque sus propias conclusiones y no se deje confundir o engañar por esas doctrinas tan torcidas :
Evidencia 1: La promesa hecha al buen ladrón
Seguramente todos recordamos lo sucedido con el buen ladrón cuando Jesús fue crucificado:
“Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: «Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.». Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: «¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación? Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo». Y dijo a Jesús: «Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu Reino». Entonces Jesús le dijo: «De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso»”
Lo interesante de ese suceso es que Jesús le promete al buen ladrón estar ese día con El en el paraíso, pero ¿Cómo podría ocurrir eso si el alma no sobrevive al cuerpo?. Dado que este simple texto desmoronaría instantáneamente toda la teología de los testigos y adventistas, se han inventado un argumento bastante original para justificarse, y consiste en alegar que como en dicha época no existían los signos de puntuación, lo que Jesús quiso decir fue: “Yo te aseguro hoy, estarás conmigo en el paraíso” (note donde colocan la coma) o lo que es lo mismo: “Yo te aseguro hoy, que algún día estarás conmigo en el paraíso” (la posición de una coma puede cambiar todo el sentido de una frase)
El problema de este argumento es que dicha forma de expresarse era completamente ajena a la forma de hablar de Jesús recogida en todo el Nuevo Testamento. Cuando Jesús utilizaba la expresión “de cierto te digo” (otras traducciones traducen “en verdad te digo”, “yo te aseguro”, etc.) nunca la utilizaba de esa manera. Ejemplos hay por docenas, algunos de los cuales podemos mencionar:
“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más mozo, te ceñías, é ibas donde querías; mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará á donde no quieras”
“De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”
“Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios”
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”
“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio”
“Le respondió Jesús: ¿Tu alma pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces”
En todas estas ocasiones Jesús jamás dice “De cierto de digo HOY”, sino solamente y de manera muy solemne “de cierto te digo”.
En las únicas ocasiones donde Jesús utilizó la palabra “hoy” en ese tipo de expresiones fue para afirmar que ese suceso sucedería ese mismo día.
“Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces”
Aquí a ningún testigo de Jehová ni adventista se le ocurriría decir que Cristo estaba diciendo que Cristo estaba diciendo “HOY” que algún día Pedro le negaría, pues sabemos que Cristo se refería a que Pedro le negaría ESE DIA.
Otros ejemplos donde Jesús utilizó este tipo de formas de expresarse sin jamás utilizar “HOY” para reafirmar su promesa o enseñanza los podemos encontrar a lo largo de todo el evangelio.
Los testigos de Jehová y adventistas sostienen también que el buen ladrón no pudo haber estado con Jesús ese día en el paraíso, porque Jesús subió al Padre solo después de la resurrección:
“Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios»”[
A esta aparente contradicción podemos decir
“Cristo, para asumir en sí mismo nuestras penas, quiso que su cuerpo fuera puesto en el sepulcro, así también quiso que su alma descendiese al infierno. Pero su cuerpo permaneció en el sepulcro un día entero y dos noches para que se comprobase la verdad de su muerte. Por lo que es de creer que también su alma estuviese otro tanto en el infierno, a fin de que salieran a la vez su alma del infierno y su cuerpo del sepulcro”
"Cristo, al bajar al infierno, libró a los santos que estaban allí, no sacándolos al instante del lugar del infierno, sino iluminándolos con la luz de su gloria en el mismo infierno. Y, no obstante, fue conveniente que su alma permaneciese en el infierno todo el tiempo que su cuerpo estuviese en el sepulcro”
“Esas palabras del Señor deben entenderse, no del paraíso terrenal corpóreo, sino del paraíso espiritual, en el que se dice que viven los que gozan de la vida divina. Por lo cual, el ladrón descendió localmente con Cristo al infierno, para estar con Él, puesto que le dijo: estarás conmigo en el paraíso; pero, por razón del premio, estuvo en el paraíso porque allí gozaba de la divinidad, como los demás santos”.
Evidencia 2: La parábola de Lázaro y el rico
“Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: «Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.» Pero Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.» Replicó: «Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.» Díjole Abraham: «Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.» El dijo: «No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.» Le contestó: «Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite»”
Aquí tenemos, de la boca del propio Jesús, una parábola donde partiendo de personajes ficticios nos explica una situación real aplicable a cada uno de nosotros: La recompensa o castigo que recibiremos de acuerdo a nuestras obras.
No debería creerse como creen las sectas que por ser una parábola no se encierra allí una enseñanza real. Sería bastante curioso que Jesús colocara una parábola que haga alusión a la inmortalidad del alma si realmente fuera una doctrina pagana. Ya que si el alma fuera mortal, nada más inapropiado que utilizar una parábola cuya interpretación reforzaría la concepción judía de la inmortalidad del alma, cuando Jesús perfectamente pudo haber cambiado un poco la parábola, indicando que el rico simplemente no existiría ya luego de su muerte, mientras que Lázaro era recompensado resucitando el último día.
Evidencia 3: La transfiguración
“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús”
Otro evento que derrumba la teología de las sectas, ya que si el alma no sobrevive al cuerpo no se explica cómo pudieron conversar Moisés y Elías con Jesús. Es oportuno recordar que muerte de Moisés está claramente registrada en las Escrituras.
Adicionalmente a la transfiguración, tenemos el hecho de que Samuel fue evocado por la bruja de Endor, donde Samuel después de muerto es evocado por orden de Saúl.
Tanto en el caso de Samuel, como el de Elías y Moisés no se puede alegar que se trata de parábolas, tampoco de alucinaciones, y mucho menos, como me comento alguien de creencias adventistas en una ocasión: Que Samuel era un demonio y Moisés resucitó.
En el caso de Samuel la Escritura es la que claramente le identifica:
“La mujer dijo: «¿A quién debo invocar para ti? » Respondió: «Evócame a Samuel». Vio entonces la mujer a Samuel y lanzó un gran grito. Dijo la mujer a Saúl: «¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!». El rey le dijo: «No temas, pero ¿qué has visto? » La mujer respondió a Saúl: «Veo un espectro que sube de la tierra». Saúl le preguntó: «¿Qué aspecto tiene? » Ella respondió: «Es un hombre anciano que sube envuelto en su manto». Comprendió Saúl que era Samuel y cayendo rostro en tierra se postró. Samuel dijo a Saúl: «¿Por qué me perturbas evocándome?» Respondió Saúl: «Estoy en grande angustia; los filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni en sueños. Te he llamado para que me indiques lo que debo hacer». Dijo Samuel: «¿Para qué me consultas si Yahveh se ha separado de ti y se ha pasado a otro? Yahveh te ha cumplido lo que dijo por mi boca: ha arrancado Yahveh el reino de tu mano y se lo ha dado a otro, a David»
Obsérvese que en dicho texto es la Escritura la que identifica a la aparición con Samuel reiteradamente identificándole: “Comprendió Saúl que era Samuel”, “Samuel dijo a Saúl”, “Dijo Samuel”. En ningún momento se señala que la aparición no era quien decía ser y al narrar el hecho se le identifica como Samuel. Asignar a esta aparición la identidad de un demonio como estos hermanos en su necedad muchas veces afirman, realmente sus comentarios no pasa de ser una mera suposición que va más allá del texto y que aceptan los adventistas y testigos de Jehová en base a prejuicios en su teología.
Tampoco hay en la Escritura ninguna alusión a la resurrección de Moisés. Los adventistas en su favor citan el siguiente texto bíblico para justificar su postura:
“En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él juicio injurioso, sino que dijo: "Que te castigue el Señor”
De dicho texto concluyen que San Miguel disputaba con Satanás el cuerpo de Moisés porque deseaba resucitarlo a pesar de que en ninguna parte se menciona la razón de la disputa.
Hay distintas tradiciones que presentan múltiples explicaciones a ese hecho. Una tradición referida por Ecumenio narra que el diablo se oponía a una sepultura honorable de Moisés por considerarlo asesino, ya que había matado a un egipcio. Otra posible explicación es que Satanás quería utilizar el cuerpo de Moisés para mover al pueblo a la idolatría. En cualquier caso como no hay mención alguna de que San Miguel disputara el cuerpo de Moisés para resucitarlo, no tenemos sino que toda su argumentación se basa en meras suposiciones.
Evidencia 4: Cristo predica a espíritus encarcelados
“Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los días en que Noé construía el Arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados a través del agua”
Este texto hace alusión al descenso de Cristo a los infiernos (el Seol para los hebreos) luego de su muerte en la cruz, donde predica a todos aquellos justos que estaban retenidos de espera de que Cristo con su muerte y resurrección abriera el camino para entrar en el cielo. No hace falta decir que en este evento se encuentra otra prueba palpable de la inmortalidad del alma, dado que la predicación de Cristo va dirigida a difuntos.
Hay que descartar los argumentos poco convincentes de las sectas que sugieren que dicha predicación fue un mero acto de presencia ante los demonios o un acto condenatorio. Esto, porque el sentido del verbo griego κηρύσσειν (predicar), es indicado por el contexto general, que trata de la misericordia de Dios y de los efectos de la redención. La predicación tuvo que ser, por lo tanto, el anuncio de una buena nueva, lo que estaría en armonía con las palabras de Pedro casi inmediatamente después:
“Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios”
La hipótesis de una predicación condenatoria estaría en contra del espíritu del pasaje. Adicionalmente hay que resaltar que κηρύσσειv, en el Nuevo Testamento, se emplea siempre para designar la predicación de una buena nueva.
Tampoco hay cabida a la suposición de que eran demonios, porque se hace referencia a personas incrédulas que vivían en tiempos de Noé.
Hay que hacer notar sin embargo, que si bien el apóstol distingue especialmente a los contemporáneos de Noé, no quiere decir esto que excluya al resto de los justos, sino que resalta la eficacia redentora de Cristo, la cual alcanzó incluso a aquellos que en otro tiempo fueron considerados como grandes pecadores y provocaron el mayor castigo de Dios sobre el mundo. Serían así aquellos que en tiempos de Noé habían sido incrédulos a sus exhortaciones al arrepentimiento pero luego al desencadenarse el diluvio se arrepintieron, y antes de morir pidieron a Dios perdón.
Evidencia 5: La Biblia muestra a los salvados en presencia de Dios
En el capítulo 11 de hebreos se mencionan a todos los patriarcas y santos de la antigüedad como testigos en torno nuestro.
“Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone”
El autor de la epístola a los hebreos se sirve así de una metáfora tomada de los juegos públicos, a los que era aficionada la sociedad greco-romana. Se imagina que al igual que en aquellos juegos hay toda una nube de testigos observando, lo mismo los cristianos estamos rodeados de toda una “nube de testigos” contemplando nuestro esfuerzo. Estos testigos por su puesto, son los antepasados que acaba de mencionar, y quienes están en la ciudad del Dios vivo, en la asamblea de los primogénitos inscritos en el reino de los cielos, por ser los espíritus de los justos llegados a su consumación.
“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación”
Se habla aquí de los espíritus de los justos. Estos justos no han sido todavía resucitados, cosa que queda clara en primer lugar porque se les llama espíritus, y en segundo porque la resurrección será el último día.
Otro texto donde se ve claramente las almas de los justos conscientes y en presencia de Dios antes de la resurrección la tenemos en el apocalipsis:
“Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?»”
Cuando Esteban (el primer mártir cristiano) es martirizado, antes de morir ve como el cielo se abre para recibir su espíritu:
“Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.» Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió”
Las evidencias a favor de la inmortalidad del alma son muchas. Y de hecho, no solamente los verdaderos cristianos sino también los judíos que solo reconocen el Antiguo Testamento creen en ella. Son solo las sectas que precisamente llevan la delantera en cuanto a profecías fallidas (adventistas y testigos de Jehová) las que se obstinan en negarla y prefieren torcer cada texto bíblico que les reprocha su error.
Hasta aquí espero haber ayudado aclarar sus inquietudes esenciales.
Alabado sea Jesucristo.
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En estos tiempos que corren la gente no sabe morir, la muerte se ha convertido en un tabú y lo único que nos han enseñado es a temerla. La muerte es solo una transición, se van muriendo nuestros cuerpos (tenemos varios) poco a poco y volvemos a la fuente, a nuestra esencia primera, de la que nos hemos separado durante un tiempo. Si nos centramos en nosotros mismos cuando nos llegue la hora, simplemente volveros a nuestra esencia divina de la cual venimos para experimentar. En conclusión, hasta el ser "más malvado" (concepto humano, todos desempañamos un papel dentro de la matrix) irá al cielo.
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Usted, a pesar de que la doctrina de la inmortalidad del alma está clarísimamente revelada en las Escrituras, existen diversas denominaciones cristianas y otras paracristianas (testigos de Jehová, adventistas, mormones etc.) que apegándose a una interpretación errada de la Biblia se obstinan en rechazarla.
Le voy a compartir evidencias bíblicas a favor de la inmortalidad del alma a fin que usted saque sus propias conclusiones y no se deje confundir o engañar por esas doctrinas tan torcidas :
Evidencia 1: La promesa hecha al buen ladrón
Seguramente todos recordamos lo sucedido con el buen ladrón cuando Jesús fue crucificado:
“Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: «Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.». Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: «¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación? Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo». Y dijo a Jesús: «Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu Reino». Entonces Jesús le dijo: «De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso»”
Lo interesante de ese suceso es que Jesús le promete al buen ladrón estar ese día con El en el paraíso, pero ¿Cómo podría ocurrir eso si el alma no sobrevive al cuerpo?. Dado que este simple texto desmoronaría instantáneamente toda la teología de los testigos y adventistas, se han inventado un argumento bastante original para justificarse, y consiste en alegar que como en dicha época no existían los signos de puntuación, lo que Jesús quiso decir fue: “Yo te aseguro hoy, estarás conmigo en el paraíso” (note donde colocan la coma) o lo que es lo mismo: “Yo te aseguro hoy, que algún día estarás conmigo en el paraíso” (la posición de una coma puede cambiar todo el sentido de una frase)
El problema de este argumento es que dicha forma de expresarse era completamente ajena a la forma de hablar de Jesús recogida en todo el Nuevo Testamento. Cuando Jesús utilizaba la expresión “de cierto te digo” (otras traducciones traducen “en verdad te digo”, “yo te aseguro”, etc.) nunca la utilizaba de esa manera. Ejemplos hay por docenas, algunos de los cuales podemos mencionar:
“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más mozo, te ceñías, é ibas donde querías; mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará á donde no quieras”
“De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”
“Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios”
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”
“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio”
“Le respondió Jesús: ¿Tu alma pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces”
En todas estas ocasiones Jesús jamás dice “De cierto de digo HOY”, sino solamente y de manera muy solemne “de cierto te digo”.
En las únicas ocasiones donde Jesús utilizó la palabra “hoy” en ese tipo de expresiones fue para afirmar que ese suceso sucedería ese mismo día.
“Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces”
Aquí a ningún testigo de Jehová ni adventista se le ocurriría decir que Cristo estaba diciendo que Cristo estaba diciendo “HOY” que algún día Pedro le negaría, pues sabemos que Cristo se refería a que Pedro le negaría ESE DIA.
Otros ejemplos donde Jesús utilizó este tipo de formas de expresarse sin jamás utilizar “HOY” para reafirmar su promesa o enseñanza los podemos encontrar a lo largo de todo el evangelio.
Los testigos de Jehová y adventistas sostienen también que el buen ladrón no pudo haber estado con Jesús ese día en el paraíso, porque Jesús subió al Padre solo después de la resurrección:
“Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios»”[
A esta aparente contradicción podemos decir
“Cristo, para asumir en sí mismo nuestras penas, quiso que su cuerpo fuera puesto en el sepulcro, así también quiso que su alma descendiese al infierno. Pero su cuerpo permaneció en el sepulcro un día entero y dos noches para que se comprobase la verdad de su muerte. Por lo que es de creer que también su alma estuviese otro tanto en el infierno, a fin de que salieran a la vez su alma del infierno y su cuerpo del sepulcro”
"Cristo, al bajar al infierno, libró a los santos que estaban allí, no sacándolos al instante del lugar del infierno, sino iluminándolos con la luz de su gloria en el mismo infierno. Y, no obstante, fue conveniente que su alma permaneciese en el infierno todo el tiempo que su cuerpo estuviese en el sepulcro”
“Esas palabras del Señor deben entenderse, no del paraíso terrenal corpóreo, sino del paraíso espiritual, en el que se dice que viven los que gozan de la vida divina. Por lo cual, el ladrón descendió localmente con Cristo al infierno, para estar con Él, puesto que le dijo: estarás conmigo en el paraíso; pero, por razón del premio, estuvo en el paraíso porque allí gozaba de la divinidad, como los demás santos”.
Evidencia 2: La parábola de Lázaro y el rico
“Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: «Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.» Pero Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.» Replicó: «Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.» Díjole Abraham: «Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.» El dijo: «No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.» Le contestó: «Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite»”
Aquí tenemos, de la boca del propio Jesús, una parábola donde partiendo de personajes ficticios nos explica una situación real aplicable a cada uno de nosotros: La recompensa o castigo que recibiremos de acuerdo a nuestras obras.
No debería creerse como creen las sectas que por ser una parábola no se encierra allí una enseñanza real. Sería bastante curioso que Jesús colocara una parábola que haga alusión a la inmortalidad del alma si realmente fuera una doctrina pagana. Ya que si el alma fuera mortal, nada más inapropiado que utilizar una parábola cuya interpretación reforzaría la concepción judía de la inmortalidad del alma, cuando Jesús perfectamente pudo haber cambiado un poco la parábola, indicando que el rico simplemente no existiría ya luego de su muerte, mientras que Lázaro era recompensado resucitando el último día.
Evidencia 3: La transfiguración
“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús”
Otro evento que derrumba la teología de las sectas, ya que si el alma no sobrevive al cuerpo no se explica cómo pudieron conversar Moisés y Elías con Jesús. Es oportuno recordar que muerte de Moisés está claramente registrada en las Escrituras.
Adicionalmente a la transfiguración, tenemos el hecho de que Samuel fue evocado por la bruja de Endor, donde Samuel después de muerto es evocado por orden de Saúl.
Tanto en el caso de Samuel, como el de Elías y Moisés no se puede alegar que se trata de parábolas, tampoco de alucinaciones, y mucho menos, como me comento alguien de creencias adventistas en una ocasión: Que Samuel era un demonio y Moisés resucitó.
En el caso de Samuel la Escritura es la que claramente le identifica:
“La mujer dijo: «¿A quién debo invocar para ti? » Respondió: «Evócame a Samuel». Vio entonces la mujer a Samuel y lanzó un gran grito. Dijo la mujer a Saúl: «¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!». El rey le dijo: «No temas, pero ¿qué has visto? » La mujer respondió a Saúl: «Veo un espectro que sube de la tierra». Saúl le preguntó: «¿Qué aspecto tiene? » Ella respondió: «Es un hombre anciano que sube envuelto en su manto». Comprendió Saúl que era Samuel y cayendo rostro en tierra se postró. Samuel dijo a Saúl: «¿Por qué me perturbas evocándome?» Respondió Saúl: «Estoy en grande angustia; los filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni en sueños. Te he llamado para que me indiques lo que debo hacer». Dijo Samuel: «¿Para qué me consultas si Yahveh se ha separado de ti y se ha pasado a otro? Yahveh te ha cumplido lo que dijo por mi boca: ha arrancado Yahveh el reino de tu mano y se lo ha dado a otro, a David»
Obsérvese que en dicho texto es la Escritura la que identifica a la aparición con Samuel reiteradamente identificándole: “Comprendió Saúl que era Samuel”, “Samuel dijo a Saúl”, “Dijo Samuel”. En ningún momento se señala que la aparición no era quien decía ser y al narrar el hecho se le identifica como Samuel. Asignar a esta aparición la identidad de un demonio como estos hermanos en su necedad muchas veces afirman, realmente sus comentarios no pasa de ser una mera suposición que va más allá del texto y que aceptan los adventistas y testigos de Jehová en base a prejuicios en su teología.
Tampoco hay en la Escritura ninguna alusión a la resurrección de Moisés. Los adventistas en su favor citan el siguiente texto bíblico para justificar su postura:
“En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él juicio injurioso, sino que dijo: "Que te castigue el Señor”
De dicho texto concluyen que San Miguel disputaba con Satanás el cuerpo de Moisés porque deseaba resucitarlo a pesar de que en ninguna parte se menciona la razón de la disputa.
Hay distintas tradiciones que presentan múltiples explicaciones a ese hecho. Una tradición referida por Ecumenio narra que el diablo se oponía a una sepultura honorable de Moisés por considerarlo asesino, ya que había matado a un egipcio. Otra posible explicación es que Satanás quería utilizar el cuerpo de Moisés para mover al pueblo a la idolatría. En cualquier caso como no hay mención alguna de que San Miguel disputara el cuerpo de Moisés para resucitarlo, no tenemos sino que toda su argumentación se basa en meras suposiciones.
Evidencia 4: Cristo predica a espíritus encarcelados
“Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los días en que Noé construía el Arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados a través del agua”
Este texto hace alusión al descenso de Cristo a los infiernos (el Seol para los hebreos) luego de su muerte en la cruz, donde predica a todos aquellos justos que estaban retenidos de espera de que Cristo con su muerte y resurrección abriera el camino para entrar en el cielo. No hace falta decir que en este evento se encuentra otra prueba palpable de la inmortalidad del alma, dado que la predicación de Cristo va dirigida a difuntos.
Hay que descartar los argumentos poco convincentes de las sectas que sugieren que dicha predicación fue un mero acto de presencia ante los demonios o un acto condenatorio. Esto, porque el sentido del verbo griego κηρύσσειν (predicar), es indicado por el contexto general, que trata de la misericordia de Dios y de los efectos de la redención. La predicación tuvo que ser, por lo tanto, el anuncio de una buena nueva, lo que estaría en armonía con las palabras de Pedro casi inmediatamente después:
“Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios”
La hipótesis de una predicación condenatoria estaría en contra del espíritu del pasaje. Adicionalmente hay que resaltar que κηρύσσειv, en el Nuevo Testamento, se emplea siempre para designar la predicación de una buena nueva.
Tampoco hay cabida a la suposición de que eran demonios, porque se hace referencia a personas incrédulas que vivían en tiempos de Noé.
Hay que hacer notar sin embargo, que si bien el apóstol distingue especialmente a los contemporáneos de Noé, no quiere decir esto que excluya al resto de los justos, sino que resalta la eficacia redentora de Cristo, la cual alcanzó incluso a aquellos que en otro tiempo fueron considerados como grandes pecadores y provocaron el mayor castigo de Dios sobre el mundo. Serían así aquellos que en tiempos de Noé habían sido incrédulos a sus exhortaciones al arrepentimiento pero luego al desencadenarse el diluvio se arrepintieron, y antes de morir pidieron a Dios perdón.
Evidencia 5: La Biblia muestra a los salvados en presencia de Dios
En el capítulo 11 de hebreos se mencionan a todos los patriarcas y santos de la antigüedad como testigos en torno nuestro.
“Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone”
El autor de la epístola a los hebreos se sirve así de una metáfora tomada de los juegos públicos, a los que era aficionada la sociedad greco-romana. Se imagina que al igual que en aquellos juegos hay toda una nube de testigos observando, lo mismo los cristianos estamos rodeados de toda una “nube de testigos” contemplando nuestro esfuerzo. Estos testigos por su puesto, son los antepasados que acaba de mencionar, y quienes están en la ciudad del Dios vivo, en la asamblea de los primogénitos inscritos en el reino de los cielos, por ser los espíritus de los justos llegados a su consumación.
“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación”
Se habla aquí de los espíritus de los justos. Estos justos no han sido todavía resucitados, cosa que queda clara en primer lugar porque se les llama espíritus, y en segundo porque la resurrección será el último día.
Otro texto donde se ve claramente las almas de los justos conscientes y en presencia de Dios antes de la resurrección la tenemos en el apocalipsis:
“Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?»”
Cuando Esteban (el primer mártir cristiano) es martirizado, antes de morir ve como el cielo se abre para recibir su espíritu:
“Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.» Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió”
Las evidencias a favor de la inmortalidad del alma son muchas. Y de hecho, no solamente los verdaderos cristianos sino también los judíos que solo reconocen el Antiguo Testamento creen en ella. Son solo las sectas que precisamente llevan la delantera en cuanto a profecías fallidas (adventistas y testigos de Jehová) las que se obstinan en negarla y prefieren torcer cada texto bíblico que les reprocha su error.
Hasta aquí espero haber ayudado aclarar sus inquietudes esenciales.
Alabado sea Jesucristo.
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Si sigues en eso te sigues convenciendo, por lo tanto dejaras de dudar de tu suerte futura, si dejas eso puede que al cerrar los ojos y te entierren o incineren simplemente allí acabe todo y punto... ¿te preocupa el después? Sigue leyendo
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Iras al cielo solo si suves a un avion ... ö elicoptero...
De Echo todaa las demas doctrinas e igualmente irracionales nacen de la religion cristiana Madre ö Primera. La católica..
Si buscas consuelo ilógico e irracional ... buscalos ... igual los católicos y los cristianos... mormones .. evangélicos... islámicos o quien sea siempre te adoctrinaran como una esclava... para llenar el volumen de personas que partidarias a esa secta... que sabiendo de antemano... que cualquier persona le teme más a lo DESCONOCIDO (dios) que a lo conocido (hombre) te mantendrán en la absurda OBEDIENCIA que demanda críticamente cualquier secta que no es más que ...- actues sin pensar... y sin preguntar...- para que los líderes o dueños de estas instituciones sigan teniendo el control de tu ser... y sigas de boba todo lo que inventan..
Mientras ellos (los líderes) resolviendo su vida fácilmente... y te mantienen ocupada generandote una ilusión y estas dudas que preguntas en este foro y muchas más relativas a ese tema..
Y NO. iras al cielo ... eso es un invento .. ni al infierno...
MOPE
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No es cierto. Lee 1era de Juan y veras y que no hay ni uno bueno. Todos hemos roto los mandamientos. Hasta el mismo Jesús corrige a alguien que le llama "maestro bueno" diciéndole que solo es bueno Dios (hablaba como hombre, ya sabemos que El también es Dios). Irónicamente solo puede ir al cielo el que se ve pecador y culpable y se arrepiente y acepta y cree el sacrificio de Jesús en su favor. Todos los que orgullosamente se creen buenos se llevaran una sorpresa el juicio final. Efesios 2:8-9: "por gracia sois salvos por medio de la fe no por obras...". Lo que pasa es que la iglesia católica y las sectas enseñan que es por obras contradiciendo laBiblia - dospreguntas
¿Ves? Por esa diferencias es mejor que cada uno consulte con el sacerdote o con el pastor para encontrar las respuestas según los principios de su religión. Para los católicos el pecado se elimina con la confesión ante el sacerdote y con las buenas acciones. Un saludo. - Anónimo
No se trata de ver lo que dice tu religión sino encontrar la verdad. Las religiones son inventadas por los hombres y dicen lo que los hombres quieren que digan. Pero Dios nos dejó la Biblia y ahí es donde está la verdad. Yo me crié con influencias católicas y si no hubiera buscado por mi mismo la verdad o comparado con la fuente lo que me enseñaban seguiría perdido en una religión que se aleja del plan de salvación original de Dios. Como tu dices, para los católicos el pecado se elimina con una confesión a un sacerdote. Pero para Dios no. Se elimina arrepentimiento y confesión directa a El por medio de Jesus ¿Obedecemos a Dios o a una religión? Es nuestra elección de la cual daremos cuentas - dospreguntas