Intento ponerle ejemplos para que comprenda lo que quiero decirle, ya que insiste tanto en el tema del bautismo y las responsabilidades con Cristo.
A ver, Dios condena igual a una persona bautizada que a una persona no bautizada si ambas personas tienen conocimiento de Cristo y confiesan que tienen fe en Cristo. Cuando una persona conoce a Cristo y lo acepta, lo normal es que se bautice, porque de lo contrario realmente no lo conoce ni lo ama. Dice Jesús que quien le ama cumple con sus mandamientos, y un mandamiento esencial es el bautismo. Si una persona cree verdaderamente en Cristo y verdaderamente lo ama, llegará a bautizarse. Pero si no se bautiza es porque realmente no tiene esa fe que Dios demanda de la persona.
Ahora bien, si tienes esa fe en Cristo, estás a la espera de ese compromiso eterno que sellas con el bautismo, y incumples la voluntad de Dios, pues lógicamente te disciplina igual que a una persona bautizada porque para Dios tanto tú como un bautizado sois sus hijos y por lo tanto te va a disciplinar. Pero su disciplina siempre será para tu bien, porque Dios sabe qué es lo mejor para nosotros y si somos sus hijos aceptaremos su corrección y se la agradeceremos.
En cambio si no tienes fe, no deseas bautizarte, sólo deseas evadir responsabilidades con Cristo, no vas a recibir esa disciplina que Dios nos da con todo su amor con la intención de ayudarnos y fortalecernos en la fe y en su voluntad. En todo caso Dios te dejará a tu libre albedrío y recibirás la consecuencia de tus actos, pagarás por tus pecados en sufrimiento lo que tengas que pagar, y tu única esperanza será arrepentirte y aceptar a Dios y su disciplina, o bien morir sin la corrección de Dios sufriendo las consecuencias de tu libre albedrío. Dios no te va a obligar a hacer nada, si lo aceptas debes aceptar su corrección y cumplir su voluntad, y si no lo aceptas serás libre de hacer lo que quieras ateniendote a las consecuencias que te llevará el pecado y el estar apartado de Dios. Está claro que para entrar en el reino de Dios hay que respetar y amar a nuestro Creador, y desear ser como él quiere que seamos.
Que Dios te bendiga.