Normalmente los portátiles vienen con un Sistema Operativo instalado adecuado a sus características de Hardware (no siempre, pero esa es otra historia).
Si el equipo te va lento y hace tiempo que lo tienes, lo mas probable es que el S.O. (el Windows) se haya ido cargando de registros innecesarios y programas en el inicio que no son necesarios e incluso no estés utilizando.
La solución mas sencilla suele ser utilizar la partición de recuperación de tu portátil (la mayoría la traen en el inicio) y restaurar tu Vista a sus valores de inicio, es decir, dejar el ordenador igual que cuando lo compraste.
Ojo, ya que esto hará que pierdas todos tus archivos que tengas guardados en el ordenador, por lo que debes copiarlos antes de hacer la restauración a un sistema de almacenamiento externo (disco duro USB, pendrive, CD/DVD).
Cambiar de Sistema Operativo (de VISTA a XP) indudablemente te mejorará el rendimiento, primero porque estaremos realizando la misma operación que con la restauración (dejar el Sistema Operativo nuevecito) y además, introduciremos un S.O. con menos requisitos que el anterior (XP es más ligero que VISTA).
La desventaja de este segundo método es que la instalación la realizas desde cero, a diferencia de la restauración, que te instala S.O. y aplicaciones de fábrica y seguramente tendrías que recurrir a alguien con conocimientos para que lo realice.
Normalmente, la opción de restauración aparece cuando arrancas el ordenador (“pulse F4 para restaurar”, por ejemplo), o como otra opción junto con arrancar “normalmente” desde Windows (en cada fabricante varia, e incluso antes se suministraban CDs de recuperación).
Tener en cuenta que esto no tiene nada que ver con la utilidad de “Restaurar Sistema” de dentro de Windows, que solo recupera el Sistema a un punto de restauración (salvado) anterior, y no reinstala el S.O., que es lo que deseamos.