Efectivamente, la causa más frecuente del tono verdoso del agua es la formación de algas, aunque la presencia de metales, como el cobre, puede generar los mismos síntomas.
Primero debes verificar el pH del agua de la piscina y corregirlo en caso necesario con productos reductores o incrementadores de pH. Recuerda que los valores entre los que debe oscilar el pH del agua son 7.2 y 7.6.
Después tienes que añadir cloro en la piscina (10 g de triclor granulado por cada m³ de agua) y hacerla circular hasta homogenizar.
Seguidamente adicionar floculante (entre 0,5 y 5 litros de floculante líquido por cada 100 m³ de agua) para filtrar las impurezas más pequeñas y conseguir de nuevo el agua cristalina. Déjalo homogenizar y reposar durante la noche.
Al día hay que aspirar la suciedad sedimentada en el fondo de la piscina. Para evitar que el agua verde vuelva a aparecer en nuestra piscina es recomendable usar un algicida.
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