Una difícil decisión, para reflexionar.

Mi nombre es Andrés, soy de Santiago de Chile. Resulta que hasta hace unos días tuve una gatita de nombre Guadalupe, ella tiene 4 años y medio, se crió conmigo y mi madre desde bebé en un departamento pequeño sin patio, siempre fue muy activa, juguetona e independiente.

Hace un mes, ella salió de mi departamento y tuvo un encontrón con un gato callejero, se pelearon, mi madre urgida la entra a la casa y la gata (estresada por la situación) de la nada la ataca de forma agresiva y directa, quedando mi madre afectada por el evento. Pasan unos días, la gata vuelve a la normalidad, pero una noche desde la ventana ve al mismo gato, colocándose agresiva y volviéndose a lanzar a mi madre de forma más violenta, en esta oportunidad estuve yo presente, teniendo que controlarla (a la gata) pero se mostrada agresiva conmigo, mandando arañazos, saltando al cuerpo mordiendo. Se logró controlar, pero no podía llevarla al veterinario, ya que se mostraba a la defensiva, volviéndose nuevamente agresiva. La situación de estrés en la casa hizo que mi madre entrara en pánico, no pudiendo dormir (tuvo que irse dos días a otro lado), los ánimos no eran los mejores. Logre llevarla al veterinario, él no encuentra ninguna dificultad física, solo apelando a el tema del estrés por los encuentros con el gato, el espacio reducido de mi casa y el nerviosismo de mi madre. Nos resetó un spray con hormonas traquilizadoras, con lo cual estuvo tranquila un día y medio, todo comenzaba a estar un poco más normal, colocando todos de nuestra parte para confortar a mi gata. Al día siguiente, Guadalupe de la nada, volvió atacar a mi madre, lo que con llevó a la desesperación total y una profunda tristeza.

(Cabe destacar que antes de todo esto, se hicieron arreglos en la casa (cambio de piso), lo cual creemos que contribuyó al estrés de la gata, ya que tuvo que esconderse y sentía miedo)

Consultamos opiniones de 3 veterinarios distintos, ninguno tenia una noción de que pasaba, la situación era grave, ya que alteraba todo el cotidiano. Sin mayor remedio y la imposibilidad de tener un espacio de recuperación óptimo, no quisimos someterla a ver a un Etologo, ya que había que meterla a la jaula, sacarla del domicilio y eso ya era demasiado estrés para ella, no lo estaba pasando bien. Penosamente, teníamos dos soluciones, una era eutanasia y la otra brindarle otra oportunidad en otra parte. El último veterinario que la vió, apeló a esta opción buscando un lugar más confortable para ella.

Estamos sumamente tristes, ya que Guadalupe no está en nuestra casa después de casi 5 años, es un dolor terrible, pero creo que se merecía una segunda oportunidad. El dolor de está situación creo que pocos la entenderán, pero fue una situación extrema, donde velamos por lo mejor para mi gata.

El saber que vive, pero que no está con nosotros, es una situación de mucha angustia y pena, ojalá el tiempo nos haga entender que tomamos la mejor decisión para nuestra Guadalupe.

Respuesta

Parece que tu gata tiene agresividad redirigida. Es un problema de comportamiento que se puede tratar. Necesitas un veterinario especialista en etología, los de general no te valen. Él te dirá qué le pasa y si tiene solución te dará las pautas a seguir. Cuanto antes empiece la terapia, mejor.

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