¿Como retomar la fe y acercarme a Dios?

2016 fue un año terrible para mí, lo perdi absolutamente todo. Mi pareja y su familia me traicionaron de la peor manera posible al igual que mucha gente cercana. Tuve que mudarme a otro lugar que no me gusta y aún así sigo tratando de seguir adelante, porque mis padres lo perdieron todo.

Me aleje de Dios porque tuve una vida muy difícil, cansado ya de tantos problemas. He querido acercarme pero no puedo... Siento todo muy forzado y la verdad no tengo ni ganas de orar, mi familia que es cristiana me ha decepcionado mucho al ver lo hipócritas que son..

Creo que Dios me odia o más bien el problema es que ya no veo a Dios... Como si realmente lo aborreciera o tuviera en otra concepción.

5 respuestas

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Además de ver los problemas que los demás te presentan debes aceptar que estos ahora son tus problemas también - Cuando dices como que tuvieras otra concepción, estás en lo cierto solo que has estado en la misma concepción desde el `principio creyendo en Dios como un empleado de tiempo completo que todo te lo resuelve y uno no se da cuenta hasta que nos pasan todo tipo de problemas y no sabemos que hacer, ni siquiera como razonar para descubrir el nudo del problema y es que la concepción era otra, no la emocional, la sentimental con que nos manejamos en el andar diario de nuestra vida, ¡Sino concebir la actividad espiritual como un modo de vida tal como lo quiere Dios! Solo que es difícil de darse cuenta como descubrir para llegar a ese estado _ Por lo tanto te sugiero apégate a quien puedas descubrir al Espíritu Santo con él, y que solo se sabe por las manifestaciones de las los dones, 1º de Corintios 12:7 (Dios habla hoy, versión popular segunda edición)

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Lamento todo lo que me cuentas, es realmente triste lo que te ha sucedido pero no todo está perdido, cuando estas cosas suceden es muy difícil ver el futuro con esperanza pero detrás de las nubes negras, el cielo sigue siendo azul, el desánimo es algo natural en todos los seres humanos y la vida se construye con éxitos y fracasos, con victorias y derrotas con risas y con lágrimas, con tiempos bueno y malos y todos eso contribuye a la construcción de nuestro ser interno, a nuestro fortalecimiento y adquirir experiencias que pueden a futuro ayudar o otros. Dios no se ha alejado de ti, solo que el problema del sufrimiento y el mal en este mundo es mucho más complicado de lo que parece. Pero su deseo es que podamos tener una vida con paz, seguridad y esperanza pero todo eso no se puede obtener lejos de él, te animo a acercarte a Dios a través de la oración si no tienes ganas de orar, que ese sea el motivo, dile a Dios que no tienes ganas de orar y cuéntale porqué, como te sientes, que esperas para tu vida, cual es el anhelo de tu corazón, dile lo que sientes hacia tu familia hacia las personas que te han hecho daño y pídele que te ayude a perdonarlas, reflexiona sobre tu situación, laméntalo y supéralo, no te puedes quedar contemplándote a ti mismo, hay muchos motivos para seguir adelante y mucha gente que sufre mucho más, encontrarás satisfacción y alegría si te acercas a esas personas menos favorecidas y les ayudas de la manera que puedas. Ánimo Dios quiere cumplir su propósito para tu vida y lo cumplirá si se lo permites. Te comparto este pequeño libro que ha sido de mucha ayuda para muchas personas. http://comadpp.org/docs/El_Camino_a_Cristo.pdf 

Bendiciones. Si deseas escribirme no dudes en hacerlo [email protected]

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Te cito el evangelio. El corazón de Dios es de restauración y compasión, el no se alegra del sufrimiento humano, todo lo contrario, ejerce activamente para la recuperación del ser humano:

Lc 15:1-4,8,11-13,17,20: "Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? …¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? … También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. … Y volviendo en sí, dijo:¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! … Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó."

El esta en continua espera, y todo pensamiento sobre su rechazo es equivocado.

¿Quién sufrió verdaderamente la ruptura de la parábola? Yo diría que el Padre a juzgar por su reacción al ver a su hijo.

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Para dios, nadie está perdido.

En los conceptos religiosos de la época, Jesús no pudo expresar toda su experiencia de Dios. Pero si estamos atentos podemos descubrir en su mensaje, rasgos definitivos del verdadero Dios. El Dios de Jesús es, sobre todo, Abba; es decir, padre y madre que se entrega incondicionalmente a sus criaturas. Es amor, misericordia y compasión. Nada del ser poderoso que espera de nosotros vasallaje. Nada del juez que analiza con meticulosidad nuestras acciones. Nada del impasible que defiende su gloria por encima de todo. Las tres parábolas insisten en la búsqueda, por su parte, del hombre, aunque se haya extraviado.

Hoy podemos apuntar a Dios con mucha más precisión que lo que fueron capaces de expresar los evangelios, porque tenemos mejor conocimiento del hombre y del mundo. Hoy sabemos que Dios no es un ser, ni siquiera el más sublime de todos los seres. Lo que Dios es, lo ha dejado plasmado en cada una de sus criaturas. Dios no puede ser aislado de la creación. No es ni cada criatura ni el conjunto de lo creado; pero tampoco es algo al margen, que se encuentra en alguna parte fuera de la creación. El concepto de creación que hemos manejado hasta la fecha debemos superarlo. Dios no "hizo" el mundo en un momento determinado. La creación es la manifestación de Dios que no exige un principio temporal.

El Dios de Jesús es don absoluto y total. No un don como posibilidad, sino un don efectivo y ya realizado, porque es la base y fundamento de todo lo que somos. Al decir que es Amor (ágape) estamos diciendo que ya se ha dado totalmente, y que no le queda nada por dar. Jesús no vino a salvar, sino a decirnos que estamos salvados. Un lenguaje sobre Dios que suponga expectativas sobre lo que Dios puede darme o no darme, no tiene sentido.

Si somos capaces de entrar en esta comprensión de Dios, cambiará también nuestra idea de "buenos" y "malos". La actitud de Dios no puede ser diferente para cada uno de nosotros, porque es anterior a lo que cada uno es o pueda llegar a ser. El Dios que premia a los buenos y castiga a los malos, es una aberración incompatible con el espíritu de Jesús. Dios no nos ama porque seamos buenos, al contrario, seremos "buenos" si hemos descubierto lo que hay de Dios (Amor) en nosotros. Si somos "malos", es porque no hemos descubierto a Dios como base y fundamento de nuestro ser.

Alguno puede pensar que aceptar la misericordia de Dios, invita a escapar de la responsabilidad personal. Si Dios me va amar lo mismo siendo bueno que siendo malo, no merece la pena esforzarse. Esta reflexión, muy corriente entre nosotros, indica que no hemos entendido nada del evangelio. Nada más contrario a la predicación de Jesús. La misericordia de Dios es gratuita, eterna e infinita, aunque no puede afectarme hasta que yo no la acepte y la haga mía. Creer que puedo acogerme a la misericordia sin responder a su búsqueda, es entender la relación con Dios de una manera mecánica, jurídica y externa. Al contrario, la actitud de Dios para conmigo, tiene que ser el motor de cambio en mí.

La máxima expresión de misericordia es el perdón. Entender el perdón de Dios, tiene una dificultad casi insuperable, porque nos empeñamos en proyectar sobre Dios nuestra propia manera de perdonar. Nuestro perdón es una reacción a la ofensa del otro. En cambio, el perdón de Dios es anterior al pecado. Dios es solo amor, pero nosotros lo descubrimos como perdón, cuando nos sentimos perdonados, por eso para nosotros está siempre unido al pecado. Para aclararnos un poco, vamos a examinar dos conceptos: cómo podemos entender el perdón de Dios, y cómo podemos entender el pecado.

Dios sólo puede amar. Decimos que Dios ama porque Él es amor, no porque las cosas o las personas sean amables. Dios no ama las cosas porque son buenas, sino que las cosas son buenas porque Dios las ama. El perdón en Dios significa que su amor no acaba cuando nosotros fallamos, como pasa entre los hombres. Si nosotros amamos a unas criaturas y no a otras, se debe a nuestra ceguera, a nuestra ignorancia. Ahora comprenderéis lo equívoco de nuestro lenguaje sobre Dios cuando hablamos de su perdón como un acto.

Tenemos que cambiar el concepto de pecado como ofensa a Dios. Es ridículo pensar que podamos ofender a Dios. La incapacidad de los cristianos para aceptar a los "malos", se debe a nuestro concepto de pecado. Lo identificamos con la persona misma y no somos capaces de descubrir que la persona es una cosa y su postura y sus acciones otra muy distinta.

El pecado es siempre fruto de la ignorancia. Para que la voluntad se incline hacia un objeto, tiene que presentarlo el entendimiento como bueno. Claro que el entendimiento puede ver una cosa como buena, siendo en realidad mala. Esta es la causa de nuestros fallos. Por eso, para superar una actitud de pecado, no debemos apelar a la voluntad, sino al entendimiento.

Si las reflexiones que acabamos de hacer, son ciertas, ¿de qué sirve la confesión? Mal utilizada, para nada. Pero si la sabemos utilizar, es uno de los hallazgos más interesantes de los dos mil años de cristianismo, porque responde a una necesidad humana. Somos nosotros, no Dios, quienes necesitamos de la confesión como señal de su perdón. La confesión no es para que Dios nos perdone, sino para que nosotros descubramos el mal que hemos hecho y aceptemos el amor de Dios que llega a nosotros sin merecerlo. Esa aceptación lleva consigo un proceso interno, que es lo que intenta la confesión sacramental al facilitar la apertura a ese amor de Dios que solo llega a nosotros cuando nos abrimos a Él.

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Por que te preocupas de Dios si el de todas formas no existe, osea creer en el dios bíblico es creer en un dios sádico asesino y genocida que solo critica el estilo de vida humano además de que en su libro se auto describe como un machista. Yo te recomiendo más amistades que tengan que ver más con los gustos que tu tengas que te apoyen y salgan adelante juntos

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