En un principio la distribución eléctrica con 4 hilos estaba configurada en 3 fases en "estrella" y un punto central neutro. Entre fase y fase había 220V y entre cualquier fase y el neutro 127V.
A medida en que la electrificación ha ido en aumento, se decidió para mejorar su rendimiento utilizando las mismas redes, elevar la tensión entre fases a 380V, con lo que la tensión entre fase y el neutro es de 220V.
De esta forma ningún usuario de la tensión de 220V quedó sin servicio con el cambio de tensiones, aunque desapareció la tensión de 127V. El cambio se ha llevado a cabo paulatinamente a diferente ritmo según los países, y en muchos sitios no se ha completado todavía, y coexisten ambas.
La mayoría de aplicaciones eléctricas en la actualidad funcionan con 220V, de la que el usuario puede disponer de servicio sea cual fuere la antigüedad de la red.