La Capacidad ¿Una constante físicamente desproporcionada?
La capacidad eléctrica es una de las tres constantes básicas de la Electricidad, junto con la Inductancia y la Resistencia. Teóricamente, es decir en los cálculos, es muy fácil de manejar, pero su realización física es muy problemática.
Su primera realización física fue la Botella de Leyden, con la que junto con las máquinas electroestáticas se experimentaron los primeros efectos de la Electricidad. En la actualidad entra a formar parte del 100% de los artilugios electrónicos.
Su incorporación a los montajes electro-electrónicos siempre ha chocado con el excesivo volumen físico de los condensadores. Para la construcción de condensadores de volumen practicable, se tuvo que luchar con armaduras superficialmente muy extensas y dieléctricos de poco espesor. Allá por los años 20 del siglo pasado se dio con la que se creyó la solución: El condensador electrolítico, un componente de volumen reducido, que incluye un elemento líquido en principio mal compañero del resto, sólido, incluidos los componentes activos actuales, los semiconductores.
El condensador electrolítico resuelve el problema de conseguir dieléctricos sumamente delgados, con lo que las armaduras pueden reducirse de forma drástica, y con ello el volumen de los condensadores, pero el problema del líquido persiste. El líquido se evapora y el condensador ve reducida su capacidad eléctrica drásticamente y el aparato que los incorpora no funciona…
Como “No hay mal que por bien no venga”, el fallo de los condensadores electrolíticos resultó en un pretexto fácil para los constructores partidarios de la obsolescencia, y en las delicias de los reparadores poco informados.
¿Qué futuro tienen los condensadores?