La galvanoplastia es una técnica físico-química, que consiste en recubrir un metal con una capa de otro, por medio de la electricidad.
Normalmente se disponen dos electrodos (sometidos a una tensión eléctrica continua), uno de los cuales es el metal del recubrimiento y el otro el a recubrir, ambos sumergidos en un líquido conductor (normalmente agua) en la que está disuelta una sal del metal del recubrimiento.
Por efecto de la corriente eléctrica, la sal deposita el metal que la compone sobre el otro metal, y a la vez la sal se recompone del electrodo.
Por ejemplo para recubrir de cobre el hierro se utilizan un electrodo de cobre y otro de hierro, sumergidos en una solución de sulfato de cobre. La corriente eléctrica se conecta con el positivo al cobre y el negativo al hierro.
La tensión (voltaje) necesarios para el que el proceso se efectúe, depende de los metales utilizados, y la intensidad de la corriente de la velocidad a la que se produce la deposición de material, con lo cual la fuente de electricidad además de ser continua debe poderse regular tanto en tensión como en corriente.
Es un proceso que se puede hacer a nivel casero, en cantidades pequeñas, y ha sido muy utilizado en joyería (plateado, dorado). En la actualidad el conseguir una fuente de alimentación continua regulada tensión-corriente es muy fácil.