Todos nos sentimos tristes de vez en cuando, pero la depresión clínica es un trastorno debilitante y continuo que interfiere con las actividades cotidianas de la persona. Aunque no todos los expertos concuerdan en lo que es una tristeza normal y lo que es un trastorno, la verdad es que algunas personas experimentan emociones extremadamente negativas, acompañadas a veces de sentimientos de inutilidad y de culpa desmedida.
Algunos siervos de Dios tuvieron emociones negativas. Por ejemplo, Ana se sintió “amargada de alma”, expresión que también se ha traducido por “muy angustiada” (1 Samuel 1:10). Y en cierta ocasión, el profeta Elías se angustió tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida (1 Reyes 19:4).
Los cristianos del siglo primero recibieron la exhortación de “habl[ar] confortadoramente a las almas abatidas” (1 Tesalonicenses 5:14). Según cierto comentario bíblico, la expresión “almas abatidas” puede referirse a “aquellos que pasan por períodos de agobio debido a los problemas de la vida”. Está claro que hasta algunos siervos fieles de Dios llegaron a sentirse deprimidos. Por eso, no es extraño que hasta nosotros nos sintamos mal algunas veces como es tu caso. Pero no te des por vencido, aun puedes recuperarte. Yo puedo cooperar en lo posible.
Las enfermedades son consecuencia de la rebelión de nuestros primeros padres. Por ejemplo, Salmo 51:5 dice: “Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre”. Y Romanos 5:12 explica que “por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”. Como hemos heredado de Adán la imperfección, enfermamos física y emocionalmente. De ahí que Dios indique que “toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente” (Romanos 8:22). Pero él también ofrece una esperanza que no nos puede ofrecer ningún médico: la de vivir en un nuevo mundo pacífico sin depresión ni ningún otro tipo de trastorno o enfermedad (Revelación [Apocalipsis] 21:4).
Hay que reconocer que no siempre podemos controlar nuestras circunstancias y que nos van a pasar cosas malas (Eclesiastés 9:11, 12). Pero sí podemos tomar medidas para que los pensamientos negativos no nos controlen. Algo que puedes hacer es alimentar tu necesidad espiritual. Jesús dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Solo seremos verdaderamente felices si damos los pasos para satisfacer nuestra mayor necesidad: la sed de saber la verdad sobre Dios y sobre su propósito para nosotros. Esa verdad se encuentra en la Biblia, y conocerla nos ayuda a determinar lo que es realmente importante y lo que no. Cuando dejamos que la Biblia guíe nuestras decisiones y nuestros actos, la vida cobra más sentido. Fíjate como en otra ocasión afirmó: Pero él dijo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”. (Lucas 11:28).
Lucas 5:31 indica que los enfermos necesitan ir al médico. Así que si usted padece un trastorno psicológico debilitante como la depresión, no hay nada de malo en que busque atención médica. La Biblia también destaca el valor de la oración. Salmo 55:22 dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. La oración no es una simple muleta psicológica. Jehová “está cerca de los que están quebrantados de corazón”, y cuando una persona le ora, realmente se está comunicando con él (Salmo 34:18).
Algo que también puede ayudarte es abrir tu corazón a un buen amigo (Proverbios 17:17). Puedes escribirme [email protected]