Maneja los nervios por la lectura
Seguro que conoces esa sensación que aparece de vez en cuando por el estómago. Esa especie de cosquillas internas que hacen de todo menos gracia. Una vez alguien dijo que los nervios eran la forma que tenía el cuerpo de recordarnos que seguimos vivos y siempre he estado de acuerdo con ella. Sin embargo, una cosa es tener esa sensación y otra cosa es que te domine. Ya sea para hablar con alguien que te gusta, ir a una reunión, hablar en público o ir a una entrevista, los malditos nervios pueden jugarte muy malas pasadas.
Al principio los nervios me hacían sufrir mucho. Las manos me sudaban y temblaban. La boca se me secaba y lo que decía no era lo que quería decir. Si ya puedes controlar los nervios puede que te estés riendo de mi, no te preocupes, a mi también se me escapa la risa. Pero si como a mi también te han jugado malas pasadas los nervios. Tienes que ver la forma que tuve, y tengo, de controlar los nervios.
La mejor forma de controlar los nervios
Todo esto se basa en mi propia experiencia personal. Eso quiere decir que puede funcionar contigo o puede no funcionar. Mi experiencia dice que a quienes se lo he contado les ha funcionado pero puedes ser la excepción.
1- Ten la mejor preparación posible. Todo se basa en tener la mejor preparación posible. Si vas a hablar con una chica que te gusta, tener temas de conversación interesantes y haber hablado con chicas con anterioridad te da seguridad y te hace estar preparado. Si en una entrevista, saber responder a las preguntas tipo, conocer tus puntos fuertes y flojos de tu curriculum y saber como escribir una carta venderte te da seguridad y te hace estar preparado. La mejor forma de controlar los nervios es no improvisar.
2- Réstale importancia. Hubo un curso que me quedaron todas las asignaturas y tenía que recuperarlas en Septiembre para poder pasar. Había una compañera de clase que me decía una y otra vez que sentía que fuera a repetir porque era imposible aprobar. Yo le dije que aprobar era un simple trámite. Le dije que era algo que estaba hecho. Algo como ir a hacer el DNI. Se lo repetí y me lo repetí cientos de veces. Eso, junto con un sistema para aprobar, hizo que al llegar al examen la ansiedad desapareciera.