La capacidad de asombrarse es eliminada progresivamente por el sistema educativo que introduce conocimientos de forma dogmática e impide tanto la reflexión crítica como la apertura a otros desarrollos. Por supuesto que podría eliminarse la capacidad de asombro, de hecho la educación conduce a ello. El contexto sociocultural es tan rígido y limitado que pocas personas se cuestionan algo, de ahí que la capacidad de asombra cada vez sea más limitada.