El certificado energético es obligatorio para la mayoría de las viviendas, especialmente si se venden o alquilan, ya que evalúa la eficiencia energética del inmueble en una escala de A a G. Además, es necesario para edificios de nueva construcción y aquellos frecuentados por el público con más de 250 m². Sin embargo, existen excepciones, como viviendas que no se venden ni alquilan, edificios protegidos, viviendas de uso inferior a 4 meses al año, y construcciones provisionales. Es importante mencionar que, en el contexto de reformas de eficiencia energética, obtener un certificado actualizado puede no solo ser obligatorio, sino también beneficioso para acceder a subvenciones o ayudas destinadas a mejorar el rendimiento energético del inmueble. Las reformas que optimizan el aislamiento, las ventanas, y los sistemas de calefacción o refrigeración pueden mejorar la calificación energética, lo que a su vez incrementa el valor de la propiedad y reduce los costes energéticos a largo plazo.