Poesía

Poemas sobre la religión, o alguno de sus aspectos, hay muchísimos. Por ejemplo, Lope de Vega tiene una serie de sonetos llamados "Rimas sacras" (1614) sobre temas religiosos. Son muy conocidos y los puedes encontrar comentados en libros de literatura. Quevedo también tiene una serie de poemas religiosos. Pero hay un soneto que siempre me ha sobrecogido (pongo la marca de cambio de verso / por si acaso): "Tú, que hieres", de Blas de Otero.
"Arrebatadamente te persigo./ Arrebatadamente, desgarrando / mi soledad mortal, te voy llamando / a golpes de silencio. Ven, te digo // como un muerto furioso. Ven. Conmigo / has de morir. Contigo estoy creando / mi eternidad. (De qué. De quién.) De cuando / arrebatadamente esté contigo. // Y sigo muerto, en pie. Pero te llamo / a golpes de agonía. Ven. No quieres. / Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo // a besos de ansiedad y de agonía. / No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres / arrebatadamente el ansia mía.
Es un poema que perteneca al libro "Ángel fieramente humano" (1950), y refleja la penetrante angustia del poeta ante el silencio de Dios (de ahí la violencia del léxico, esas frases tan cortas, la métrica descoyuntada, los versos cortados o encabalgados de manera muy abrupta), para reflejar esa ansiedad, esa agonía.