La fachada que ofrece mejor rendimiento energético y protección frente a la intemperie (humedades, etc) es la fachada ventilada. Consiste en una capa exterior de revestimiento que protege una capa de aire ventilada con aislamiento. Ambas se sostienen en un muro portante (ladrillo, bloque de hormigón, hormigón, etc) que va revestido interiormente con el acabado que se desee en las estancias interiores.
Si bien es la que mejor funciona es también la de mayor coste inicial (aunque luego se recupere la inversión por la energía que se ahorra) existen otras soluciones que pueden ser más económicas. Otro tipo de fachada con gran aislamiento y que funciona muy bien es un tipo de fachada SATE (con sistema de aislamiento térmico por el exterior) con bloque de termoarcilla. Consiste en un acabado exterior de monocapa fijado a una capa de aislante que a su vez se sustenta en bloques de termoarcilla e interiormente el acabado deseado. Este tipo de fachada es relativamente sencilla de colocar, no se necesita mano de obra especializada como en el caso de la fachada ventilada, y según qué casos puede utilizar el bloque de termoarcilla como elemento portante y evitar los pilares de hormigón. En este caso tendría la fachada y la estructura en un sólo elemento.
Según sus necesidades puede encontrar múltiples soluciones. Consulte al arquitecto que elegirán para construir su vivienda y él les recomendará la mejor acorde con sus gustos, necesidades y presupuesto.