Mejorar clavadas en voleibol
Saludos, que ejercicios me recomiendas para bajar la bola y poder saltar más en el voleibol
Respuesta de Jorge Herrera
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Jorge Herrera, Conozco a fondo las relaciones familiares, humanas y personales
Te recomendaría que saltaras la cuerda de 30 a 45 minutos diarios, lo más alto que puedas. También puedes intentar tirando pelotas al arco de baloncesto, esto te ayudará a saltar más si es desde el punto de tres, mucho mejor. Incluso con la pelota de baloncesto que es más firme que la voleibol, pues tomarla con las dos manos y rebotarla lo más duro que puedas del piso, esto también te ayudará a tener los brazos mejor preparados para bajar la bola y hacer las recepciones cuando esté jugando voleibol.
A continuación te transcribo un texto que explica detalladamente como se debe jugar realmente al voleibol, por si te es de utilidad y de repente tomas algo de allí que no habías puesto en práctica.
El saque (Preparación): En posición de partida, el cuerpo está estable. Los pies, colocados planos sobre el suelo, están algo más separados que el ancho de los hombros. La pierna derecha soporta algo más del peso del cuerpo que la pierna izquierda. Las rodillas están ligeramente flexionadas y la espalda está recta. El balón está colocado justo enfrente del hombro derecho. Se sostiene en la palma de la mano izquierda. La mano derecha descansa en la parte posterior del balón. El brazo izquierdo está ligeramente flexionado. El sacador fija el balón.
El lanzamiento de la pelota: El sacador levanta la pelota sin golpearla. La mano permanece en contacto con el balón el mayor tiempo posible, seguidamente, lo libera sin imprimirle efecto. La pelota no debe sobrepasar la mano en más de 30 centímetros.
La mano derecha: La mano derecha se aleja de la pelota cuando ésta se separa de la mano izquierda. El codo permanece alto mientras que el brazo se coloca hacia atrás. Este continúa el movimiento hacia atrás hasta que el hombro lo bloquea. El brazo está orientado hacia el objetivo. La palma de la mano se gira ligeramente hacia el exterior. El codo derecho se sitúa hacia atrás lo más lejos posible. El antebrazo derecho se levanta hacia el balón. El brazo está a punto para golpear el balón. La espalda se arquea muy ligeramente mientras que el brazo derecho va hacia atrás.
El desplazamiento del peso: En el momento de golpear el peso del cuerpo se transfiere de la pierna posterior a la anterior. Ésta se endereza y, poco a poco, el cuerpo adquiere firmeza. El codo se levanta hacia el balón y, cuando llega a la altura de la oreja, se levanta todo el brazo. En el momento de golpear todo el peso del cuerpo se centra en la pierna izquierda: ésta se bloquea. Los hombros están perpendiculares al objetivo. El antebrazo está vertical y el codo ligeramente flexionado.
El golpeo: El sacador dirige el codo hacia el balón. El movimiento se ralentiza permitiendo al antebrazo acelerar. El antebrazo continúa acelerando hasta golpear. El brazo no se endereza completamente -para realizar el remate- antes de finalizar el movimiento. En este momento el brazo no se mueve: La energía ha sido transferida al balón. Al final del movimiento, todo el peso del sacador se lleva a la pierna izquierda. Los dedos de los pies descansan ligeramente sobre el suelo. La mano derecha ha seguido su camino mientras que el brazo se encuentra de nuevo orientado hacia el suelo. El equilibrio del sacador es perfecto.
El saque explicado es el denominado saque de tenis. También existen el saque japonés (o lateral flotante), el saque con rotación o efecto, el saque en salto de potencia, el saque en salto flotante, etc...
El desplazamiento del peso: En el momento de golpear el peso del cuerpo se transfiere de la pierna posterior a la anterior. Ésta se endereza y, poco a poco, el cuerpo adquiere firmeza. El codo se levanta hacia el balón y, cuando llega a la altura de la oreja, se levanta todo el brazo. En el momento de golpear todo el peso del cuerpo se centra en la pierna izquierda: ésta se bloquea. Los hombros están perpendiculares al objetivo. El antebrazo está vertical y el codo ligeramente flexionado.
El golpeo: El sacador dirige el codo hacia el balón. El movimiento se ralentiza permitiendo al antebrazo acelerar. El antebrazo continúa acelerando hasta golpear. El brazo no se endereza completamente -para realizar el remate- antes de finalizar el movimiento. En este momento el brazo no se mueve: La energía ha sido transferida al balón. Al final del movimiento, todo el peso del sacador se lleva a la pierna izquierda. Los dedos de los pies descansan ligeramente sobre el suelo. La mano derecha ha seguido su camino mientras que el brazo se encuentra de nuevo orientado hacia el suelo. El equilibrio del sacador es perfecto.
El saque explicado es el denominado saque de tenis. También existen el saque japonés (o lateral flotante), el saque con rotación o efecto, el saque en salto de potencia, el saque en salto flotante, etc...
El pase de antebrazo sirve para recepcionar la pelota sobre los dos antebrazos.
Preparación: La correcta posición para esperar el saque es erguido y relajado. Todo se centra en el equilibrio: el receptor que posee un perfecto equilibrio en el momento de sacar, cuenta con un arranque rápido y controlado. El peso del cuerpo recae sobre el metatarso. Las caderas se pueden situar un poco hacia atrás. Un ligero desplazamiento del cuerpo sobre cada pie o un ligero balanceo del tronco, de adelante hacia atrás, ayuda a obtener este equilibrio.
Posición de los pies: La posición ideal es pies alineados, planos sobre el suelo y separados. Los dedos de los pies y las rodillas giran lentamente hacia el interior, lo que bloquea las caderas y refuerza la estabilidad. Lo primero que debe hacer el receptor cuando se da cuenta de que es solicitado es colocar sus pies en dirección a la pelota.
Pequeños saltos: Cuando llega la pelota, el receptor efectúa en su sitio un desplazamiento para ajustar su posición.
El paso añadido: El desplazamiento se realiza en paso añadido. El pie más próximo a la zona de recepción es el primero que entra en acción, el otro sigue con un pequeño salto. El desplazamiento finaliza con los pies alineados, es decir, en posición de recepción.
La recepción: La mejor manera de que un receptor junte los antebrazos, es cruzando los dedos a nivel de la primera articulación. Seguidamente junta la base de las manos, una contra la otra, para unir los antebrazos. Cuando las manos están bien colocadas, queda por situar los antebrazos.
Para una buena recepción hemos de tener en cuenta tres puntos:
Bloquear los codos, para que los brazos no se flexionen, como si fuesen un solo brazo y no dos.
Girar los antebrazos hacia fuera, dando con la parte plana al balón.
Tener los antebrazos lo más juntos posible para evitar un golpe doble.
El que recepciona, flexiona las rodillas y coloca toda la parte superior de su cuerpo hacia adelante. Endereza la espalda situando las caderas hacia atrás; movimiento esencial para mantener un buen equilibrio. Esta posición da una base sólida hasta el final de la recepción. Los brazos se balancean hacia la pelota a partir de los hombros. Este balanceo es corto: las manos tan sólo recorren una decena de centímetros y se detienen a unos 45 grados del suelo, ángulo favorable para recepcionar la mayoría de los saques.
Para una correcta recepción en pase de antebrazos, es necesario pues:
Unir la base de las manos una contra otra.
Juntar los codos.
Girar los antebrazos hacia fuera y pegarlos uno a otro.
Flexionar las rodillas y la cintura.
Descansar las caderas hacia atrás.
Mantener la cabeza y el cuerpo inmóviles.
Balancear ligeramente los brazos e inmovilizarlos a 45 grados.
Golpear la pelota a 8 ó 10 centímetros de las muñecas.
Ver laminas representativas de recepción.
Es el gesto más preciso del voleibol y la especialidad de los colocadores.
Los mejores colocadores toman la pelota al nivel de su frente. Sus manos permanecen en contacto con la pelota en la dirección deseada y con la completa extensión de sus brazos.
Los colocadores poseen un "toque" de pelota delicado pero muy preciso. Estas dos cualidades -delicadeza y precisión- provienen de unas muñecas flexibles (para el toque) y de la extensión de los brazos (para el control de la dirección).
Desplazamiento: Como para la colocación de antebrazos, el colocador desplaza en primer lugar sus pies hacia el balón, o bien en paso añadido, o corriendo.
Colocación: En el momento de la colocación, las rodillas se flexionan ligeramente, ya que las piernas se enderezan al mismo tiempo que se lanza la pelota. Ésta extensión de las piernas asegura una colocación más fuerte. El colocador corre la mayor parte del tiempo, pero siempre debe permanecer en equilibrio en sus desplazamientos hacia el balón.
Para obtener una óptima eficacia, es necesario orientarse hacia el objetivo.
El cuerpo: La colocación se realiza con las rodillas flexionadas. De este modo las piernas colaboran en el movimiento. La cabeza se levanta, fijando el balón. La espalda está recta. Las manos se colocan a unos 15 centímetros delante de la frente. La cabeza no se mueve y los ojos siguen el balón.
Los brazos: En la colocación de brazos sólo desempeñan una función: empujar las manos. Este movimiento es muy importante: el colocador tiene de este modo un sólido contacto con la pelota, un "toque" controlado. Sus brazos tanto controlan "reteniendo" la pelota como enviándola. Esto permite sentir el balón e impide que se desvíe hacia la derecha o hacia la izquierda. En el momento de efectuar la colocación, los antebrazos se extienden hacia el balón como si fuesen flechas, siendo las manos la punta de las mismas y los codos la base. Cada mano entra en contacto con el balón por el lado. Cuando las manos del colocador tocan claramente los lados de la pelota, cambian de dirección. Al principio, se dirigen una hacia la otra; ahora miran al objetivo, directo delante.
Las muñecas: Un toque de pelota "ligero" parece mágico para los que no lo consiguen. Pero este toque ligero sólo significa que la pelota cambia de dirección progresivamente en las manos del colocador. Las muñecas, y los dedos hasta cierto punto, realizan todo el trabajo. Las muñecas del colocador trabajan como unos resortes. En otras palabras, se flexionan cuando la pelota toca sus manos. Sólo debe mantener sus manos ligeramente hacia atrás, sin rigidez.
Las manos: Cuando los codos del colocador están separados y sus muñecas equilibradas, abrimos las manos para recibir el balón. Las manos forman el arco de un círculo, los dedos se encuentran ligeramente curvados. Si esta posición es firme, lo es en función de la abertura de los dedos y no de su tensión. Unos dedos tensos no pueden doblarse. El colocador extiende sus manos unos 15 centímetros delante de su frente. Las dos manos se colocan exactamente igual. Los dos índices están alineados a unos 20 centímetros uno de otro, es decir, algo más separados que en el momento de tocar la pelota.
El movimiento completo: En primer lugar, el balón toca la yema de los dedos, las huellas digitales. Este contacto lleva los dedos hacia atrás, separándolos alrededor de la pelota. Ésta se "sumerge" en medio de las manos, al contacto de los dedos y del interior del pulgar. Las muñecas con el impacto del balón también se dirigen hacia atrás. Momento crucial: las manos y las muñecas se doblan automáticamente -hacia atrás- mientras que los brazos empujan hacia adelante. El contacto de los dedos cesa cuando los brazos están totalmente extendidos.
También debemos tener en cuenta la técnica del colocador en los pases hacia atrás, en suspensión, en caída, etc.
El remate consiste en golpear el balón hacia el campo contrario.
El pase de arranque: La carrera de arranque se realiza en dos, tres o cuatro zancadas. El atacante diestro, realiza primero un pequeño paso hacia atrás con la pierna izquierda lo que corresponde a un paso hacia adelante de la pierna derecha -aunque ésta no se haya movido-. Con este pequeño paso hacia atrás, arrancamos más próximos al sitio donde debemos saltar y dejamos la posibilidad de una zancada más con la pierna derecha para acelerar si es necesario. Esta pierna derecha se contabiliza como paso nº 1. El paso nº 2 realizado por un diestro con la pierna izquierda, es más largo que el anterior: acelera la carrera. El paso nº 3, realizado por la pierna derecha, es largo y rápido. Acelera todavía más la aproximación. El paso nº 4 lleva el pie izquierdo del atacante al lugar del salto. También es muy rápido. Los pasos nº 3 y 4 alinean los pies del jugador.
La ayuda de los brazos: Con ayuda de los brazos, el atacante salta más alto. Lanza los brazos hacia arriba y el cuerpo le sigue: este movimiento es muy importante. Con una buena sincronización, las caderas se colocan adelantadas a los hombros. Ésto permite golpear la pelota con el cuerpo bien recto y evitar la conocida "rotura" de la cadera cinética. Así, toda la fuerza se imprime a la pelota.
El salto: Durante el salto, el cuerpo permanece recto. Saltar con el cuerpo inclinado hacia adelante, conlleva una pérdida de altura e implica un golpe de pelota más bajo.
Un golpe de martillo: Cuando los pies se han separado del suelo y las caderas están correctamente equilibradas, el rematador se arquea y gira los hombros. La mano izquierda permanece por encima de la cabeza, dando la impresión de atrapar el balón. El brazo derecho se estira hacia atrás. El codo se eleva hacia arriba y hacia atrás lo máximo posible.
El golpeo: Primero el cuerpo del atacante debe enderezarse e inmovilizarse. Entonces, se suceden tres actos en un mismo:
El brazo izquierdo se extiende a lo largo del cuerpo.
La mano derecha se sitúa hacia atrás, justo detrás de la oreja.
El hombro derecho se desplaza hacia adelante, conduciendo el brazo hacia la pelota.
El brazo se detiene a nivel del codo en el momento de golpear. Cuando el brazo está extendido -hacia arriba- la muñeca se flexiona totalmente. La mano entra en contacto con el balón, que llega directo al atacante, más o menos a nivel de los hombros. Los dedos se separan y el cuerpo se orienta hacia el objetivo. El cuerpo está recto en el momento del impacto. Las caderas y los hombros forman una línea vertical. La mano se detiene lo más rápido posible. El equilibrio en el aire es perfecto.
El fin del movimiento: El atacante deja gran parte de su energía en el remate. Todo su cuerpo reacciona y acusa el golpe.
El tronco acaba de moverse: en posición final debe estar vertical. El brazo sigue el movimiento hacia delante, más lentamente, y acaba por detenerse cerca del cuerpo. Es lo que llamamos posición de "efecto y final". El rematador cae en el suelo con los dedos dirigidos hacia el objetivo.
El bloqueo sirve para devolver un remate al terreno contrario. Se realiza en la red y constituye la primera línea de defensa.
Preparación: Los pies se colocan alineados, separados el ancho de los hombros o algo más. Se colocan planos sobre el suelo y el peso del cuerpo se desplaza hacia adelante. La manos se colocan a la altura de los hombros con las palmas hacia adelante. Los dedos están separados y las rodillas ligeramente flexionadas. La espalda está recta. El adversario sigue atentamente los desplazamientos del atacante contrario.
El bloqueo: Cuando el jugador ha fijado el momento y la posición de su adversario, dobla las rodillas. Sus caderas se desplazan hacia atrás y la espalda está recta. Cuando las rodillas forman prácticamente un ángulo recto se inmovilizan dispuesto a saltar. La cabeza permanece recta, no debe mirar hacia el suelo ni cambiar de inclinación. El bloqueador salta verticalmente. Los brazos totalmente rectos hacia arriba siguiendo la línea de la espalda. Los pulgares están separados. La separación entre ambos no ha de sobrepasar los 20 centímetros, distancia que impide a la pelota pase entre las manos.
1. Si el adversario es incapaz de saltar lo bastante alto para que sus muñecas sobrepasen la altura de la red, el cuerpo debe permanecer vertical. Las manos y los brazos están lo bastante arriba para cubrir el espacio entre las manos y la red.
2. Si las muñecas sobrepasan la red, puede proyectar sus manos hacia adelante. Tocará el balón más rápidamente y lo llevará de nuevo al campo contrario.
3. Si el adversario puede pasar sus antebrazos o sus codos por encima de la red, lanzará sus brazos hacia adelante. Penetrará de este modo en el campo contrario y tocará el balón inmediatamente después del remate contrario.
4. Si consigue pasar los hombros por encima de la red, puede doblar la parte superior del cuerpo hacia adelante. Esto permite adentrarse más en el terreno contrario y enviar de nuevo la pelota desde el golpe del rematador contrario.
Un defensa debe defender un ataque contrario que ha rechazado o evitado el bloqueo. El defensor constituye la última posibilidad y puede, muchas veces, salvar la situación.
La caída lateral: La caída lateral es la única técnica que permite llegar al suelo y enderezarse inmediatamente y la más utilizada en el voleibol femenino. La astucia reside en la velocidad: ésta no es frenada como en el caso de la plancha o de la caída frontal, simplemente está controlada.
De las tres técnicas de defensa en el suelo, la caída lateral es la que requiere menos esfuerzo. Las mujeres la prefieren a la plancha. Para defender el balón a la izquierda el jugador inicia un pequeño paso hacia la pelota con la pierna izquierda. El defensor cae hacia la pelota. El peso del cuerpo se lleva más allá de la pierna anterior. La rodilla anterior se gira hacia en interior para golpear el suelo. El contacto con la pelota se realiza con el interior de la muñeca, con el dorso de la mano o con el lomo del pulgar y del índice de la mano izquierda. Después del contacto con la pelota, la palma de la mano se desliza suavemente sobre el suelo, acompañando la caída del cuerpo. El lado -de la cadera o la mano- está en contacto con el suelo. Las dos rodillas se doblan. La rodada se realiza sobre una diagonal, cadera izquierda-hombro derecho. El brazo derecho permanece cerca del cuerpo en el contacto con el suelo, la palma en el aire.
Es importante, si el brazo o la mano se colocan de cualquier modo se frena el movimiento. La rodilla debe permitir al cuerpo girar sobre sí mismo; los dedos del pie derecho permanecen en contacto con el suelo. El pie izquierdo sigue siempre la misma diagonal. El brazo izquierdo soporta el peso del cuerpo en el momento de levantarse. El movimiento finaliza con una posición equilibrada. El jugador está a punto para la siguiente acción del juego.
También existen caída frontal, la plancha, los golpes por encima de la cabeza, etc...
Espero que esto te haya sido de mucha utilidad, pero si necesitas algo más siempre estaré aquí para ayudarte con muchísimo gusto.
A continuación te transcribo un texto que explica detalladamente como se debe jugar realmente al voleibol, por si te es de utilidad y de repente tomas algo de allí que no habías puesto en práctica.
El saque (Preparación): En posición de partida, el cuerpo está estable. Los pies, colocados planos sobre el suelo, están algo más separados que el ancho de los hombros. La pierna derecha soporta algo más del peso del cuerpo que la pierna izquierda. Las rodillas están ligeramente flexionadas y la espalda está recta. El balón está colocado justo enfrente del hombro derecho. Se sostiene en la palma de la mano izquierda. La mano derecha descansa en la parte posterior del balón. El brazo izquierdo está ligeramente flexionado. El sacador fija el balón.
El lanzamiento de la pelota: El sacador levanta la pelota sin golpearla. La mano permanece en contacto con el balón el mayor tiempo posible, seguidamente, lo libera sin imprimirle efecto. La pelota no debe sobrepasar la mano en más de 30 centímetros.
La mano derecha: La mano derecha se aleja de la pelota cuando ésta se separa de la mano izquierda. El codo permanece alto mientras que el brazo se coloca hacia atrás. Este continúa el movimiento hacia atrás hasta que el hombro lo bloquea. El brazo está orientado hacia el objetivo. La palma de la mano se gira ligeramente hacia el exterior. El codo derecho se sitúa hacia atrás lo más lejos posible. El antebrazo derecho se levanta hacia el balón. El brazo está a punto para golpear el balón. La espalda se arquea muy ligeramente mientras que el brazo derecho va hacia atrás.
El desplazamiento del peso: En el momento de golpear el peso del cuerpo se transfiere de la pierna posterior a la anterior. Ésta se endereza y, poco a poco, el cuerpo adquiere firmeza. El codo se levanta hacia el balón y, cuando llega a la altura de la oreja, se levanta todo el brazo. En el momento de golpear todo el peso del cuerpo se centra en la pierna izquierda: ésta se bloquea. Los hombros están perpendiculares al objetivo. El antebrazo está vertical y el codo ligeramente flexionado.
El golpeo: El sacador dirige el codo hacia el balón. El movimiento se ralentiza permitiendo al antebrazo acelerar. El antebrazo continúa acelerando hasta golpear. El brazo no se endereza completamente -para realizar el remate- antes de finalizar el movimiento. En este momento el brazo no se mueve: La energía ha sido transferida al balón. Al final del movimiento, todo el peso del sacador se lleva a la pierna izquierda. Los dedos de los pies descansan ligeramente sobre el suelo. La mano derecha ha seguido su camino mientras que el brazo se encuentra de nuevo orientado hacia el suelo. El equilibrio del sacador es perfecto.
El saque explicado es el denominado saque de tenis. También existen el saque japonés (o lateral flotante), el saque con rotación o efecto, el saque en salto de potencia, el saque en salto flotante, etc...
El desplazamiento del peso: En el momento de golpear el peso del cuerpo se transfiere de la pierna posterior a la anterior. Ésta se endereza y, poco a poco, el cuerpo adquiere firmeza. El codo se levanta hacia el balón y, cuando llega a la altura de la oreja, se levanta todo el brazo. En el momento de golpear todo el peso del cuerpo se centra en la pierna izquierda: ésta se bloquea. Los hombros están perpendiculares al objetivo. El antebrazo está vertical y el codo ligeramente flexionado.
El golpeo: El sacador dirige el codo hacia el balón. El movimiento se ralentiza permitiendo al antebrazo acelerar. El antebrazo continúa acelerando hasta golpear. El brazo no se endereza completamente -para realizar el remate- antes de finalizar el movimiento. En este momento el brazo no se mueve: La energía ha sido transferida al balón. Al final del movimiento, todo el peso del sacador se lleva a la pierna izquierda. Los dedos de los pies descansan ligeramente sobre el suelo. La mano derecha ha seguido su camino mientras que el brazo se encuentra de nuevo orientado hacia el suelo. El equilibrio del sacador es perfecto.
El saque explicado es el denominado saque de tenis. También existen el saque japonés (o lateral flotante), el saque con rotación o efecto, el saque en salto de potencia, el saque en salto flotante, etc...
El pase de antebrazo sirve para recepcionar la pelota sobre los dos antebrazos.
Preparación: La correcta posición para esperar el saque es erguido y relajado. Todo se centra en el equilibrio: el receptor que posee un perfecto equilibrio en el momento de sacar, cuenta con un arranque rápido y controlado. El peso del cuerpo recae sobre el metatarso. Las caderas se pueden situar un poco hacia atrás. Un ligero desplazamiento del cuerpo sobre cada pie o un ligero balanceo del tronco, de adelante hacia atrás, ayuda a obtener este equilibrio.
Posición de los pies: La posición ideal es pies alineados, planos sobre el suelo y separados. Los dedos de los pies y las rodillas giran lentamente hacia el interior, lo que bloquea las caderas y refuerza la estabilidad. Lo primero que debe hacer el receptor cuando se da cuenta de que es solicitado es colocar sus pies en dirección a la pelota.
Pequeños saltos: Cuando llega la pelota, el receptor efectúa en su sitio un desplazamiento para ajustar su posición.
El paso añadido: El desplazamiento se realiza en paso añadido. El pie más próximo a la zona de recepción es el primero que entra en acción, el otro sigue con un pequeño salto. El desplazamiento finaliza con los pies alineados, es decir, en posición de recepción.
La recepción: La mejor manera de que un receptor junte los antebrazos, es cruzando los dedos a nivel de la primera articulación. Seguidamente junta la base de las manos, una contra la otra, para unir los antebrazos. Cuando las manos están bien colocadas, queda por situar los antebrazos.
Para una buena recepción hemos de tener en cuenta tres puntos:
Bloquear los codos, para que los brazos no se flexionen, como si fuesen un solo brazo y no dos.
Girar los antebrazos hacia fuera, dando con la parte plana al balón.
Tener los antebrazos lo más juntos posible para evitar un golpe doble.
El que recepciona, flexiona las rodillas y coloca toda la parte superior de su cuerpo hacia adelante. Endereza la espalda situando las caderas hacia atrás; movimiento esencial para mantener un buen equilibrio. Esta posición da una base sólida hasta el final de la recepción. Los brazos se balancean hacia la pelota a partir de los hombros. Este balanceo es corto: las manos tan sólo recorren una decena de centímetros y se detienen a unos 45 grados del suelo, ángulo favorable para recepcionar la mayoría de los saques.
Para una correcta recepción en pase de antebrazos, es necesario pues:
Unir la base de las manos una contra otra.
Juntar los codos.
Girar los antebrazos hacia fuera y pegarlos uno a otro.
Flexionar las rodillas y la cintura.
Descansar las caderas hacia atrás.
Mantener la cabeza y el cuerpo inmóviles.
Balancear ligeramente los brazos e inmovilizarlos a 45 grados.
Golpear la pelota a 8 ó 10 centímetros de las muñecas.
Ver laminas representativas de recepción.
Es el gesto más preciso del voleibol y la especialidad de los colocadores.
Los mejores colocadores toman la pelota al nivel de su frente. Sus manos permanecen en contacto con la pelota en la dirección deseada y con la completa extensión de sus brazos.
Los colocadores poseen un "toque" de pelota delicado pero muy preciso. Estas dos cualidades -delicadeza y precisión- provienen de unas muñecas flexibles (para el toque) y de la extensión de los brazos (para el control de la dirección).
Desplazamiento: Como para la colocación de antebrazos, el colocador desplaza en primer lugar sus pies hacia el balón, o bien en paso añadido, o corriendo.
Colocación: En el momento de la colocación, las rodillas se flexionan ligeramente, ya que las piernas se enderezan al mismo tiempo que se lanza la pelota. Ésta extensión de las piernas asegura una colocación más fuerte. El colocador corre la mayor parte del tiempo, pero siempre debe permanecer en equilibrio en sus desplazamientos hacia el balón.
Para obtener una óptima eficacia, es necesario orientarse hacia el objetivo.
El cuerpo: La colocación se realiza con las rodillas flexionadas. De este modo las piernas colaboran en el movimiento. La cabeza se levanta, fijando el balón. La espalda está recta. Las manos se colocan a unos 15 centímetros delante de la frente. La cabeza no se mueve y los ojos siguen el balón.
Los brazos: En la colocación de brazos sólo desempeñan una función: empujar las manos. Este movimiento es muy importante: el colocador tiene de este modo un sólido contacto con la pelota, un "toque" controlado. Sus brazos tanto controlan "reteniendo" la pelota como enviándola. Esto permite sentir el balón e impide que se desvíe hacia la derecha o hacia la izquierda. En el momento de efectuar la colocación, los antebrazos se extienden hacia el balón como si fuesen flechas, siendo las manos la punta de las mismas y los codos la base. Cada mano entra en contacto con el balón por el lado. Cuando las manos del colocador tocan claramente los lados de la pelota, cambian de dirección. Al principio, se dirigen una hacia la otra; ahora miran al objetivo, directo delante.
Las muñecas: Un toque de pelota "ligero" parece mágico para los que no lo consiguen. Pero este toque ligero sólo significa que la pelota cambia de dirección progresivamente en las manos del colocador. Las muñecas, y los dedos hasta cierto punto, realizan todo el trabajo. Las muñecas del colocador trabajan como unos resortes. En otras palabras, se flexionan cuando la pelota toca sus manos. Sólo debe mantener sus manos ligeramente hacia atrás, sin rigidez.
Las manos: Cuando los codos del colocador están separados y sus muñecas equilibradas, abrimos las manos para recibir el balón. Las manos forman el arco de un círculo, los dedos se encuentran ligeramente curvados. Si esta posición es firme, lo es en función de la abertura de los dedos y no de su tensión. Unos dedos tensos no pueden doblarse. El colocador extiende sus manos unos 15 centímetros delante de su frente. Las dos manos se colocan exactamente igual. Los dos índices están alineados a unos 20 centímetros uno de otro, es decir, algo más separados que en el momento de tocar la pelota.
El movimiento completo: En primer lugar, el balón toca la yema de los dedos, las huellas digitales. Este contacto lleva los dedos hacia atrás, separándolos alrededor de la pelota. Ésta se "sumerge" en medio de las manos, al contacto de los dedos y del interior del pulgar. Las muñecas con el impacto del balón también se dirigen hacia atrás. Momento crucial: las manos y las muñecas se doblan automáticamente -hacia atrás- mientras que los brazos empujan hacia adelante. El contacto de los dedos cesa cuando los brazos están totalmente extendidos.
También debemos tener en cuenta la técnica del colocador en los pases hacia atrás, en suspensión, en caída, etc.
El remate consiste en golpear el balón hacia el campo contrario.
El pase de arranque: La carrera de arranque se realiza en dos, tres o cuatro zancadas. El atacante diestro, realiza primero un pequeño paso hacia atrás con la pierna izquierda lo que corresponde a un paso hacia adelante de la pierna derecha -aunque ésta no se haya movido-. Con este pequeño paso hacia atrás, arrancamos más próximos al sitio donde debemos saltar y dejamos la posibilidad de una zancada más con la pierna derecha para acelerar si es necesario. Esta pierna derecha se contabiliza como paso nº 1. El paso nº 2 realizado por un diestro con la pierna izquierda, es más largo que el anterior: acelera la carrera. El paso nº 3, realizado por la pierna derecha, es largo y rápido. Acelera todavía más la aproximación. El paso nº 4 lleva el pie izquierdo del atacante al lugar del salto. También es muy rápido. Los pasos nº 3 y 4 alinean los pies del jugador.
La ayuda de los brazos: Con ayuda de los brazos, el atacante salta más alto. Lanza los brazos hacia arriba y el cuerpo le sigue: este movimiento es muy importante. Con una buena sincronización, las caderas se colocan adelantadas a los hombros. Ésto permite golpear la pelota con el cuerpo bien recto y evitar la conocida "rotura" de la cadera cinética. Así, toda la fuerza se imprime a la pelota.
El salto: Durante el salto, el cuerpo permanece recto. Saltar con el cuerpo inclinado hacia adelante, conlleva una pérdida de altura e implica un golpe de pelota más bajo.
Un golpe de martillo: Cuando los pies se han separado del suelo y las caderas están correctamente equilibradas, el rematador se arquea y gira los hombros. La mano izquierda permanece por encima de la cabeza, dando la impresión de atrapar el balón. El brazo derecho se estira hacia atrás. El codo se eleva hacia arriba y hacia atrás lo máximo posible.
El golpeo: Primero el cuerpo del atacante debe enderezarse e inmovilizarse. Entonces, se suceden tres actos en un mismo:
El brazo izquierdo se extiende a lo largo del cuerpo.
La mano derecha se sitúa hacia atrás, justo detrás de la oreja.
El hombro derecho se desplaza hacia adelante, conduciendo el brazo hacia la pelota.
El brazo se detiene a nivel del codo en el momento de golpear. Cuando el brazo está extendido -hacia arriba- la muñeca se flexiona totalmente. La mano entra en contacto con el balón, que llega directo al atacante, más o menos a nivel de los hombros. Los dedos se separan y el cuerpo se orienta hacia el objetivo. El cuerpo está recto en el momento del impacto. Las caderas y los hombros forman una línea vertical. La mano se detiene lo más rápido posible. El equilibrio en el aire es perfecto.
El fin del movimiento: El atacante deja gran parte de su energía en el remate. Todo su cuerpo reacciona y acusa el golpe.
El tronco acaba de moverse: en posición final debe estar vertical. El brazo sigue el movimiento hacia delante, más lentamente, y acaba por detenerse cerca del cuerpo. Es lo que llamamos posición de "efecto y final". El rematador cae en el suelo con los dedos dirigidos hacia el objetivo.
El bloqueo sirve para devolver un remate al terreno contrario. Se realiza en la red y constituye la primera línea de defensa.
Preparación: Los pies se colocan alineados, separados el ancho de los hombros o algo más. Se colocan planos sobre el suelo y el peso del cuerpo se desplaza hacia adelante. La manos se colocan a la altura de los hombros con las palmas hacia adelante. Los dedos están separados y las rodillas ligeramente flexionadas. La espalda está recta. El adversario sigue atentamente los desplazamientos del atacante contrario.
El bloqueo: Cuando el jugador ha fijado el momento y la posición de su adversario, dobla las rodillas. Sus caderas se desplazan hacia atrás y la espalda está recta. Cuando las rodillas forman prácticamente un ángulo recto se inmovilizan dispuesto a saltar. La cabeza permanece recta, no debe mirar hacia el suelo ni cambiar de inclinación. El bloqueador salta verticalmente. Los brazos totalmente rectos hacia arriba siguiendo la línea de la espalda. Los pulgares están separados. La separación entre ambos no ha de sobrepasar los 20 centímetros, distancia que impide a la pelota pase entre las manos.
1. Si el adversario es incapaz de saltar lo bastante alto para que sus muñecas sobrepasen la altura de la red, el cuerpo debe permanecer vertical. Las manos y los brazos están lo bastante arriba para cubrir el espacio entre las manos y la red.
2. Si las muñecas sobrepasan la red, puede proyectar sus manos hacia adelante. Tocará el balón más rápidamente y lo llevará de nuevo al campo contrario.
3. Si el adversario puede pasar sus antebrazos o sus codos por encima de la red, lanzará sus brazos hacia adelante. Penetrará de este modo en el campo contrario y tocará el balón inmediatamente después del remate contrario.
4. Si consigue pasar los hombros por encima de la red, puede doblar la parte superior del cuerpo hacia adelante. Esto permite adentrarse más en el terreno contrario y enviar de nuevo la pelota desde el golpe del rematador contrario.
Un defensa debe defender un ataque contrario que ha rechazado o evitado el bloqueo. El defensor constituye la última posibilidad y puede, muchas veces, salvar la situación.
La caída lateral: La caída lateral es la única técnica que permite llegar al suelo y enderezarse inmediatamente y la más utilizada en el voleibol femenino. La astucia reside en la velocidad: ésta no es frenada como en el caso de la plancha o de la caída frontal, simplemente está controlada.
De las tres técnicas de defensa en el suelo, la caída lateral es la que requiere menos esfuerzo. Las mujeres la prefieren a la plancha. Para defender el balón a la izquierda el jugador inicia un pequeño paso hacia la pelota con la pierna izquierda. El defensor cae hacia la pelota. El peso del cuerpo se lleva más allá de la pierna anterior. La rodilla anterior se gira hacia en interior para golpear el suelo. El contacto con la pelota se realiza con el interior de la muñeca, con el dorso de la mano o con el lomo del pulgar y del índice de la mano izquierda. Después del contacto con la pelota, la palma de la mano se desliza suavemente sobre el suelo, acompañando la caída del cuerpo. El lado -de la cadera o la mano- está en contacto con el suelo. Las dos rodillas se doblan. La rodada se realiza sobre una diagonal, cadera izquierda-hombro derecho. El brazo derecho permanece cerca del cuerpo en el contacto con el suelo, la palma en el aire.
Es importante, si el brazo o la mano se colocan de cualquier modo se frena el movimiento. La rodilla debe permitir al cuerpo girar sobre sí mismo; los dedos del pie derecho permanecen en contacto con el suelo. El pie izquierdo sigue siempre la misma diagonal. El brazo izquierdo soporta el peso del cuerpo en el momento de levantarse. El movimiento finaliza con una posición equilibrada. El jugador está a punto para la siguiente acción del juego.
También existen caída frontal, la plancha, los golpes por encima de la cabeza, etc...
Espero que esto te haya sido de mucha utilidad, pero si necesitas algo más siempre estaré aquí para ayudarte con muchísimo gusto.
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